Mi nombre es Claudia Milena Castellanos, les escribo por este espacio para divulgar la historia de mi hija Mariana y las enormes dificultades que hemos tenido que atravesar a causa de la corrupción y negligencia que reina en las instituciones prestadores de salud, en este caso particular me refiero a la E.P.S Salud Total. Mi hija que cuenta actualmente con escasos 2 años de edad, nació con una grave deficiencia en el hígado, este problema amenazó seriamente su vida y desde entonces ha tenido que recibir un tratamiento especializado para su condición en la Clínica Valle de Lili, en la ciudad de Cali.
Ha sido un camino muy largo y tortuoso el que hemos tenido que recorrer desde que se empezaron a manifestar los síntomas de su enfermedad, en principio para conseguir un diagnóstico preciso y después para conseguir que la E.P.S le financiara un tratamiento adecuado, ya que aquí en la ciudad de Manizales donde residimos, no cuentan con el personal médico idóneo y los equipos técnicos para cubrir las necesidades de mi hija. En estos dos años la niña ha sufrido muchas crisis de salud, razón por la cual se programaron citas frecuentes con los especialistas de Valle de Lili, incluso en numerosas ocasiones ha requerido hospitalización, razón por la cual los médicos indicaron que en algún momento iba a ser indispensable practicarle un trasplante de hígado. Yo me sentía confiada en que mi hija seguiría recibiendo la atención médica necesaria, y llegado el momento la E.P.S costearía la intervención quirúrgica para garantizarle una mejor calidad de vida; pero la situación cambió radicalmente en el primer semestre de este año y ahora nos encontramos a la deriva.
La E.P.S Salud Total desconociendo por completo los derechos de mi hija y la gravedad de su condición, suspendió su tratamiento en la clínica valle de lili, aduciendo que había cancelado el contrato con dicha entidad. Yo traté por todos los medios de comunicarme con la representante de la E.P.S para que reconsiderara su decisión pero fue inútil, ya que hizo caso omiso de mi petición y simplemente se limitó a reasignarle el caso a médicos especialistas de la ciudad, que no habían hecho nada por mejorar la salud de mi hija. Me encuentro desesperada, he agotado todos los recursos legales, instauré tutelas, desacatos, hablé con abogados de la personería para que me asesoraran, pero todo ha sido completamente inútil; parece que en este país la ley se preocupa más por proteger la impunidad de instituciones corruptas que en garantizar que no se vulneren los derechos de los seres más inocentes.
Por este motivo acudo a ustedes, la vida de mi hija depende de ese trasplante y yo no cuento con los recursos económicos para financiar un procedimiento tan costoso. Confío en que los medios de comunicación son un instrumento para lograr justicia social en un país donde los reclamos de los más pobres se sepultan a punta de burocracia, y las E.P.S coleccionan tutelas que sólo les sirven a los pacientes como epitafios.
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