EFE|LA PATRIA|El Cairo
La población del Yemen se muere de hambre y la situación humanitaria en el país acelera su deterioro, mientras el Gobierno y los rebeldes hutíes se han sentado a la mesa de diálogo por primera vez en dos años por la presión de la comunidad internacional.
Los hutíes, aliados de Irán, y el Gobierno yemení, respaldado por una coalición de países árabes capitaneada por el príncipe saudí Mohamed bin Salman, iniciaron el pasado 6 de diciembre una ronda de contactos de paz en Suecia, que la ONU espera que pueda conducir a una futura solución al conflicto, desatado a finales de 2014.
La presión internacional, intensificada más como un gesto de repulsa por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi que por las impactantes imágenes de niños yemeníes esqueléticos, ha cristalizado en la decisión de varios países, como Alemania o Dinamarca, de congelar sus ventas de armas a Arabia Saudí.
EEUU, a pesar de que ha reiterado su apoyo incondicional a Riad, anunció que dejaba de reabastecer de combustible a los aviones de la coalición árabe el pasado noviembre, en plena tormenta por el caso Khashoggi.
Mientras no se concreta una solución al conflicto, que está estancado en el frente de batalla, la situación humanitaria sigue deteriorándose rápidamente en el país, que está sumido en la hambruna más grave del mundo.
Cerca de 17,8 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, lo que supone un incremento del 24 % con respecto al 2017, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Unos 400.000 niños de hasta cinco años de edad padecen malnutrición aguda y el 10 % de ellos está en riesgo inminente de morir por complicaciones médicas, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los combates y bombardeos han causado directamente al menos 10.000 muertes desde que comenzó la guerra, pero, según apunta la OMS, la cifra de víctimas se dispara si se contabilizan los miles de fallecidos a consecuencia de enfermedades que normalmente son tratables, pero que se han agravado por el hambre.
La malnutrición es el "factor subyacente" en más del 60 % de las muertes por diarrea, neumonía y en más del 40 % de las muertes por sarampión y, además, ha elevado las tasas de mortalidad en el parto, según la portavoz de la OMS en el Yemen, Christine Cool.
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