EFE | LA PATRIA | CARACAS
Cayó la noche del lunes y Caracas quedó convertida en una boca de lobo. Otro apagón generalizado que dejó sin funcionar sus semáforos y el sistema de transporte subterráneo. Según la versión oficial se trata de un nuevo "ataque electromagnético".
"Aunque siempre está latente, uno nunca está preparado", dice sobre el apagón Harrison Santiago, profesor universitario, desde una parada en el este de Caracas donde espera junto a cientos de personas conseguir algún lugar en las pocas unidades de transporte que están operativas en la capital venezolana.
El joven docente explicó que en una situación "normal" tarda 35 minutos en llegar a casa en un autobús, pero tras dos horas de espera y conforme la ciudad se pierde en la oscuridad dice que en esta ocasión no sabe cuánto demorará.
En medio de la escasez recurrente de efectivo, otro signo de la crisis económica que vive Venezuela desde hace años, los pocos que pueden pagar el monto del boleto lo hacen a regañadientes y las unidades parten con personas abarrotando el pasillo y hasta colgadas de la puerta.
Otros miles de ciudadanos no pueden o simplemente no quieren esperar por un autobús y emprenden sus retornos a pie.
Así, la funcionaria pública Ana Marcián hace los 12 kilómetros a su casa junto a un vecino y, mientras camina, señala que al momento del corte eléctrico estaba en su oficina.
"Es inconcebible que en un país como el nuestro pasen estas cosas", opina Marcián, quien relata que en su casa tienen velas y "la comida preparada" para resistir apagones prolongados como los que registró el país en marzo.
Su compañero, que responde al nombre Freddy Arraiz, asegura que llevan más de dos horas caminando, y esperan tener mañana "la suerte" de contar con el servicio del Metro, que fue interrumpido con el apagón, lo que los obligó a ellos y a otras decenas de miles de venezolanos a caminar por las avenidas de la capital.
El país con las mayores reservas probadas de petróleo no registraba un apagón de esta magnitud desde marzo, aunque los fallos del servicio se registran a diario en varias regiones, sobre todo en los estados del oeste y en las zonas fronterizas.
Una vez más, la falta de luz ha traído consigo problemas como la caída de la telefonía móvil, la interrupción en el suministro de agua potable, la paralización de transacciones comerciales en comercios y la desconexión del internet que, según estimaciones, llegó a 94%.
Denuncian ataque
Aunque la estatal Corpoelec, que controla el servicio en todo el país, no ha explicado el asunto, el Ejecutivo de Nicolás Maduro salió al paso dos horas y media después de ocurrida la falla para denunciar un ataque a la principal hidroeléctrica del país, ubicada en el sureño estado de Bolívar, limítrofe con Brasil.
El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, informó de la activación de protocolos de "protección y seguridad" propios de un proceso de reconexión "para restituir el servicio de energía eléctrica en el menor lapso posible".
Además, informó de planes de contingencia para el suministro de agua potable, que es interrumpido cada vez que ocurre un apagón; para la prestación del servicio de transporte público; para mantener el funcionamiento en los hospitales y para reforzar la seguridad en las calles con más vigilancia.
Acusación
El presidente del Parlamento, Juan Guaidó, responsabilizó al Ejecutivo por el "fracaso" en la administración de la electricidad, un área que está controlada por militares desde hace una década, cuando los apagones empezaron a hacerse frecuentes en el país.
"Intentaron esconder la tragedia con racionamientos en todo el país, pero el fracaso es evidente: destruyeron el sistema eléctrico y no tienen respuestas", apuntó en Twitter el líder opositor, quien es reconocido como presidente interino de Venezuela por 50 países.
La oposición siempre ha asegurado que la corrupción en el ministerio de Energía Eléctrica y malos manejos de miles de millones de dólares destinados al sector son los responsables de la crisis actual.
Otra vez
En marzo, Venezuela acumuló 11 días a oscuras luego de dos mega apagones que paralizaron el país y por los que el Gobierno de Nicolás Maduro responsabilizó a la oposición local y a la Administración estadounidense de Donald Trump. Estos fallos dejaron pérdidas superiores a los 100 millones de dólares, según estimaciones de empresarios.
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