ALBA SANTANDREU
EFE | LA PATRIA | BRASILIA
El jefe de la Cámara baja de Brasil, Eduardo Cunha, un polémico parlamentario que inició los trámites para desalojar a la presidenta Dilma Rousseff de su cargo, fue puesto ayer contra las cuerdas por el Supremo, que suspendió su mandato por alegada corrupción.
El pleno de la corte respaldó por unanimidad la decisión del juez Teori Zavascki de separar a Cunha de su cargo por supuestamente haberse valido de su función de presidente de la Cámara de Diputados para cometer actos ilícitos en beneficio propio.
Zavascki fundamentó su decisión en una denuncia presentada contra Cunha por el fiscal general, Rodrigo Janot, por su supuesta participación en la trama corrupta enquistada en la petrolera estatal Petrobras.
La Fiscalía sospecha además que Cunha usó su cargo para obstruir a la justicia y obtener dinero por parte de empresarios a cambio de interferir para la aprobación de medidas parlamentarias.
"Cunha transformó la Cámara en un balcón de negocios y convirtió su cargo de diputado en una mercancía", afirmó Zavascki, citando el informe presentado por Janot.
Durante su intervención, el magistrado Celso de Mello, decano de la corte, afirmó que el caso de Cunha, que habría obtenido unos cinco millones de dólares en la trama de Petrobras, parece comprobar que la corrupción se ha impregnado en todas las instancias del Estado brasileño.
La decisión de los 11 ministros fue celebrada con fuegos artificiales en la Plaza de los Tres Poderes, donde confluyen las sedes del Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
Cunha es el principal adversario de Rousseff y colocó a la presidenta contra las cuerdas en diciembre al dar curso al proceso legislativo que busca acortar el mandato de la jefa de Estado, reelegida en octubre del 2014 para un segundo período.
Fue precisamente este hecho el que, según sugirió Cunha, motivó la suspensión de su cargo, que fue asumido en forma interina por uno de sus aliados, Waldir Maranhão.
Pese a manifestar su respeto por el tribunal, Cunha anunció que apelará y consideró obvio que sufre una represalia por el proceso de juicio político, que él puso en marcha como presidente de la Cámara baja, al que la Constitución le reserva esa atribución.
Celebra la presidenta
Rousseff, quien también está a un paso de ser despojada de su mandato, celebró ayer la decisión del magistrado Zavascki, aunque la consideró tardía.
"Más vale tarde que nunca", dijo Rousseff, quien insistió en la tesis de que Cunha aceptó a trámite el proceso en su contra tras un chantaje del propio diputado, que esperaba que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) lo apoyara y rechazara la apertura de un juicio contra él en la Comisión de Ética de la Cámara.
"Cunha incurrió en un claro desvío de poder porque usó su cargo para vengarse de nosotros porque no nos doblamos ante el chantaje", sostuvo Rousseff.
"Lo único que lamento es que consiguiera presidir con cara dura el lamentable proceso en la Cámara", agregó al referirse a la decisión del pleno de la Cámara baja de dar continuidad a los trámites para el juicio en su contra, que ahora está en manos del Senado.
En el Congreso, la decisión del Supremo fue aplaudida incluso en las filas del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenecen Cunha y el vicepresidente Michel Temer, quien sustituirá a Rousseff si prospera el juicio político.
"La justicia madrugó. Ya se había pasado la hora", sostuvo el diputado Jarbas Vasconcelos, reconocido dirigente del PMDB.
En el gobernante PT, la decisión de la Corte Suprema sirvió de trampolín para volver a cuestionar la legitimidad del juicio que amenaza a Rousseff.
"Ese gobierno interino (en alusión a Temer) nace de un golpe liderado por Eduardo Cunha", señaló el diputado del PT Henrique Fontana.
"Chao, querido"
Esa escueta frase, cargada de ironía, se burlaron ayer miles de brasileños del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, cuando fue apartado de su cargo por el Tribunal Supremo. Desde famosos a políticos e incontables brasileños anónimos corearon la despedida en las redes sociales, después de que corriera como pólvora la noticia de la suspensión del mandato de Cunha. Una foto de Cunha con un mohín de desagrado, coronado por un monumental "chao, querido" sobreimpreso, colapsó las redes en todo Brasil.
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