Efe | LA PATRIA | Washington
El suicidio asistido de Brittany Maynard, la joven de 29 años enferma de cáncer terminal que acabó con su vida este sábado, despertó en Estados Unidos la polémica sobre el derecho a una muerte digna, una opción legal en cinco estados y en el candelero de otros como Connecticut y Nueva Jersey.
Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en el estado de Oregón, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un fármaco para morir sin dolor.
Esta opción fue aprobada este año en Vermont, en 2008 en Washington y en 1997 en Oregón, donde la ley "Muerte con Dignidad" permite morir a 70 personas al año, explicó Derek Humphry, una de las personas que redactó esta norma y expresidente de la Federación Mundial de Sociedades por el Derecho a Morir.
Activista
La joven se convirtió en una activista a favor del derecho a una muerte digna y, según su web, consiguió contactar con legisladores de dos de los estados que se plantean aprobar nuevas leyes para regular la muerte digna, Connecticut y Nueva Jersey.
Según un estudio de la consultora Gallup, el 51% de los norteamericanos apoya que los doctores "asistan a los pacientes a cometer suicidio", mientras que un 45% está en contra.
Esta es la posición de una de las consejeras de la asociación "Derecho a Vivir", Jennifer Popik, quien en declaraciones a Efe consideró que las leyes que regulan el suicidio "amenazan con presión a las poblaciones enfermas y discapacitadas para impulsarles a quitarse la vida".
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