Efe | LA PATRIA | Moscú
El presidente ruso, Vladímir Putin, hizo lo impensable, rechazó el guante arrojado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y se abstuvo de responder con contramedidas a las sanciones adoptadas por la Casa Blanca por la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales.
En vez de recoger el guante y aceptar el duelo que le propuso Obama, al expulsar a 35 funcionarios rusos, Putin puso la otra mejilla y optó por invitar a los hijos de los diplomáticos norteamericanos a la tradicional fiesta de Año Nuevo en el Kremlin.
"Reservándonos el derecho a medidas de respuesta, no nos rebajaremos al nivel de una diplomacia irresponsable", dijo el presidente ruso, cuando todos esperaban una andanada de contramedidas "recíprocas", como adelantó el propio Kremlin.
Reiteró que las sanciones adoptadas por la Casa Blanca son "pasos provocadores" que buscan "dañar aún más" las relaciones bilaterales, lo que se contradice con los intereses de ambos pueblos y con la responsabilidad de Rusia y EE.UU. en mantener la seguridad global.
Aseguró que el próximo paso para el restablecimiento de las relaciones ruso-estadounidenses las tomará partiendo de las políticas que proponga la Administración del presidente Donald Trump.
Distancia
El caso de Rusia, país con el que Obama ha tenido unas difíciles relaciones, frente a la fascinación que Trump parece tener por la figura de Putin, es sólo otra demostración del abismo en cuanto a política exterior que separa a las Administraciones saliente y entrante estadounidenses.
Trump tachó de "ridícula" la conclusión de la CIA de que Rusia le ayudó a ganar las elecciones; sin embargo, anunció que se reunirá con las agencias de inteligencia para "actualizar" su información sobre el caso.
La acción de Obama llegó a escasas tres semanas de ceder el poder a Trump, de quien dependerá entonces si mantiene o levanta estas acciones y otras impuestas contra Rusia debido a la anexión rusa de Crimea y por apoyar a los insurgentes en las provincias orientales de Ucrania.
Trump mostró visiones dispares con el Gobierno de Obama en otros asuntos como el acuerdo nuclear alcanzado por la comunidad internacional con Irán sobre su programa nuclear -que prometió revocar-, las relaciones con China, las intervenciones armadas en Oriente Próximo o la política de acercamiento a Cuba.
Esta misma semana, el Gobierno de Obama y Trump protagonizaron otro enfrentamiento, esta vez sobre la política hacia Israel, a raíz de la votación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exigió el 23 de diciembre al Gobierno israelí el fin a su política de asentamientos en los territorios palestinos.
"¡Mantente fuerte, Israel, que se está acercando el 20 de enero!", fue la respuesta de Trump.
"¿Acaso Estados Unidos es una república bananera? EE.UU. es una gran potencia ¿Cómo puede Rusia influir en la elección del pueblo estadounidense?", se preguntó Putin en una ocasión.
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