La ofensiva ucraniana con aviación y artillería pesada contra los bastiones prorrusos sufrió ayer un duro revés con el derribo de un helicóptero que transportaba a un general y 12 soldados, mientras los rebeldes reconocieron por vez primera la presencia rusa en sus filas.
El helicóptero, que volaba a baja altura, fue derribado con un proyectil de bazoca cerca de Slaviansk, el más irreductible bastión insurgente en la región de Donetsk (este), y de sus 14 tripulantes únicamente se salvó un soldado, que resultó gravemente herido.
Entre las bajas figura el general Serguéi Kulchitski, el jefe de instrucción militar de la Guardia Nacional, según reconoció el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov.
"Estoy seguro de que las Fuerzas Armadas y los órganos de seguridad llevarán hasta el final la (operación de) limpieza de los terroristas, y todos los criminales serán liquidados o se sentarán en el banquillo de los acusados", subrayó.
Según el Ministerio del Interior ucraniano, el aparato fue derribado después de transportar munición y alimentos a un puesto de control de la Guardia Nacional, y cuando trasladaba de regreso a su base a un destacamento de soldados tras efectuar un cambio de turno.
Durante toda la jornada, aviones y piezas de artillería martillearon los bastiones rebeldes de Slaviansk y Kramatorsk, donde los combates se reanudaron tras la elección el domingo de Petró Poroshenko como nuevo presidente ucraniano.
Pero las autoridades desmintieron rotundamente el uso de las lanzaderas de misiles Grad, como denunciaron en la mañana los milicianos.
Al mismo tiempo, en un adelanto de sus intenciones de lanzar una ofensiva militar en toda regla, los militares ucranianos anunciaron su disposición a crear un corredor humanitario para facilitar la salida de la población civil de Slaviansk.
"En esa situación, las partes deben acordar la creación de un corredor para los refugiados. La dirección de la operación antiterrorista está dispuesta a actuar para la evacuación de los civiles pacíficos de Slaviansk", dijo Vladislav Selezniov, portavoz ucraniano.
Por si hubiera alguna duda de los planes de Kiev, las autoridades han prolongado hasta el lunes, como mínimo, la prohibición de volar a Donetsk, epicentro de la sublevación prorrusa.
Según los expertos, Kiev ha intensificado la ofensiva en el este rusohablante para poner fin a la resistencia rebelde con vistas a la investidura de Poroshenko el próximo 7 de junio y a una posible reunión de éste con el presidente ruso, Vladímir Putin.
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