EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró ayer que EE.UU. hará su parte para ayudar a frenar el avance de los extremistas en Irak, pero pidió a las autoridades de Bagdad un esfuerzo por resolver políticamente la crisis.
"Nadie tiene interés en ver que los terroristas obtienen una base estable dentro de Irak y nadie se va a beneficiar con un Irak hundido en el caos. Por ello, Estados Unidos hará su parte, pero hay que entender que en última instancia depende de los iraquíes resolver sus problemas".
Obama aclaró que las tropas de EE.UU. no volverán a combatir en Irak pero dejó la puerta abierta a otras opciones militares, entre ellas la que se baraja con más fuerza: ataques aéreos selectivos.
El presidente estadounidense dijo en los jardines de la Casa Blanca que está revisando opciones con su equipo de seguridad, pero será necesario que los iraquíes se comprometan a poner de lado las diferencias sectarias entre suníes y chiitas (ver recuadro Guerra sectaria).
A pensarlo
Según el mandatario, la decisión de una posible acción militar llevará varios días, ya que deben analizar la información de inteligencia y hablar con el gobierno del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, para que esas acciones sean precisas.
"Estados Unidos no se va a implicar en una acción militar en ausencia de un compromiso político que lleve a que las partes trabajen juntas en Irak", aseguró Obama antes de partir a una reserva india en Dakota del Norte.
El Gobierno iraquí, del chiita Al Maliki, ha pedido a Washington apoyo aéreo para frenar los avances de la milicia extremistas suní del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que también opera en la guerra civil siria.
Falta de compromiso
Obama se mostró muy crítico por el hecho de que Estados Unidos haya invertido mucho dinero en entrenar y equipar a las Fuerzas Armadas iraquíes y en el primer cambio esos militares hayan desertado ante la llegada de los rebeldes de EIIL.
"Hemos realizado una gran inversión y sacrificios en Irak, para que los iraquíes tengan oportunidades, pero son ellos las que las tienen que aprovechar", opinó Obama.
Agregó que el hecho de que las fuerzas de seguridad iraquíes no quieran defender sus puestos y luchar contra los terroristas indica que hay un problema de moral y compromiso algo que está enraizado en los problemas político en el país.
Guerra sectaria
La aguda crisis que vive Irak se acercó ayer más hacia un conflicto sectario abierto, tras el llamamiento realizado por la máxima autoridad chií del país, el ayatolá Ali al Sistani, a la guerra santa contra los insurgentes suníes.
Después de que el primer ministro, Nuri al Maliki, instase esta semana a la movilización de los civiles, la arenga de Al Sistani -quien encarna sin duda la conciencia moral de la comunidad chií- corre el riesgo de abrir una nueva brecha entre las comunidades.
"Los ciudadanos que puedan tomar las armas para luchar contra los terroristas tienen que presentarse como voluntarios en el Ejército para realizar este objetivo sagrado", dijo, en nombre del ayatolá, su representante Abdelmahdi Al Karbalai en el sermón del viernes.
Nuri al Maliki interviene en contadas ocasiones en política, pero cuando lo hace suele desencadenar un terremoto.
Las tensiones entre suníes y chiíes, soterradas bajo la dictadura de Sadam Husein (1979-2003), estallaron en los años posteriores a la ocupación, alcanzando el paroxismo tras el estallido de una bomba en 2005 en el minarete de la gran mezquita de Samarra, uno de los templos más sagrados para el chiísmo.
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