
EFE|LA PATRIA|RÍO DE JANEIRO
Unos 15 mil policías y militares se encargarán de la seguridad durante la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20, que reunirá en Río de Janeiro a cerca de 50 mil personas, entre ellas unos 110 jefes de Estado o de Gobierno, anunció ayer el ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim.
La operación estará dirigida desde el Centro de Coordinación de Operaciones de Seguridad, un espacio informático y de comunicaciones montado en la sede del Comando Militar del Este en el centro de Río, en el que trabajarán en conjunto oficiales de diferentes fuerzas militares y policiales.
La llamada Operación Río+20 contará con centros específicos de vigilancia contra acciones terroristas y ataques cibernéticos, pese a que Brasil no ha recibido ninguna amenaza de este tipo, explicó el general del Ejército Adriano Pereira, jefe del Comando Militar del Este y coordinador del plan.
"No somos inmunes al terrorismo. No descartamos una mínima posibilidad de ataque. Nuestra principal preocupación es la seguridad de las 50 mil personas que vendrán a Río de Janeiro" para la reunión en junio próximo, según el oficial.
El militar agregó que los organismos brasileños de inteligencia, en cooperación con los de otros países, están atentos a posibles amenazas terroristas.
Según comunicado del Ejército, el plan de seguridad diseñado para la Río+20 se volverá a usar el año próximo en la Copa de las Confederaciones y en el encuentro del Papa Benedicto XVI con jóvenes de todo el mundo, así como en el Mundial de fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016.
Según el mismo comunicado, el Gobierno brasileño invirtió 132,8 millones de reales (unos 67 millones de dólares) en la adquisición de equipos y en la preparación del plan de seguridad.
La inversión en el centro de vigilancia contra ataques cibernéticos exigió una inversión de 20 millones de reales (unos 10 millones de dólares) destinados principalmente al montaje de una red de internet inalámbrica totalmente segura que será ofrecida a los participantes del encuentro de la ONU.
Cuándo empieza
El general José Carlos dos Santos, responsable de la defensa de ataques cibernéticos, explicó que la principal preocupación en esta área es un posible intento de ataque a los sistemas para interrumpir el suministro eléctrico o las telecomunicaciones.
El plan de seguridad será puesto en marcha el próximo 5 de junio, cuando las autoridades de Río de Janeiro le entregarán a la ONU la soberanía sobre el Riocentro, el centro de convenciones que albergará el evento, y se extenderá hasta el 29 de junio, una semana después de finalizada la cumbre.
Pese a que tendrá reuniones preparatorias desde el 13 de junio, la cita de jefes de Estado será entre los días 20 y el 22.
El plan también busca garantizar la seguridad de los asistentes a la Cumbre de los Pueblos, evento paralelo a la Río+20 que se realizará del 15 al 23 de junio y reunirá a unos 30 mil militantes de organizaciones sociales de todo el mundo.
Según Pereira, la seguridad de las autoridades que lleguen a Río estará a cargo de 1.400 agentes de la Policía Federal y contará con el apoyo de 29 helicópteros.
La vigilancia de las calles será responsabilidad de los 4 mil miembros de la Policía Militarizada, la Policía Civil y la Guardia Municipal de Río de Janeiro, que tendrán el respaldo unos 8 mil soldados del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea distribuidos en locales estratégicos, como aeropuertos, puentes y túneles.
El plan prevé además la movilización de blindados de las Fuerzas Armadas que serán estacionados en lugares estratégicos.
"La interferencia de los militares será la mínima posible. No hay previsión de que ocupen las favelas como en otras ocasiones, y los blindados sólo serán colocados en los lugares en donde sea difícil improvisar una casamata", afirmó Pereira.
Colombia propondrá en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20) un sistema de objetivos que buscan articular lo social, lo económico y lo ambiental y ya cuenta con el apoyo e impulso del Gobierno anfitrión de Brasil y de las Naciones Unidas.
La directora de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales del Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano, Paula Caballero, explicó en entrevista con Efe que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha llamado a que esta iniciativa sea uno de los resultados del encuentro del próximo mes en Río de Janeiro.
La propuesta recibe el nombre de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y trata de ampliar el "modelo exitoso" de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la ONU en 2000 para reducir a la mitad en 2015 los niveles de pobreza de 1990, pero con un enfoque universal.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también manifestó su respaldo a los ODS y según la Cancillería colombiana, aspira a que sea "uno de los cinco legados más importantes de su administración".
Según explicó Caballero, aún no hay una cifra de metas establecidas porque se trata de una "decisión política" que abordarán los participantes de Río+20 entre los próximos 15 y 23 de junio, pero opinó que lo ideal es que "sean pocas y concretas".
"Ya es claro que se va a lanzar un proceso de los ODS", comentó la madre del proyecto que ha impulsado con fuerza la Cancillería de Colombia, al explicar que también la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y otros países lo apoyan "porque todo el mundo se ve reflejado en ellos".
Desde su punto de vista, cinco posibles ejes satisfarían el común de las necesidades del mundo en torno "al agua, a la seguridad alimentaria, a las ciudades sostenibles, a los océanos y a los patrones de consumo y de producción sostenibles".
Comprometerse a cumplir esas metas en determinados plazos y unos indicadores que deben ser definidos en la cumbre no colisiona con ninguna agenda interna y, según Caballero, su ejecución "sensata" permitiría alcanzar "el metaobjetivo: la reducción de la pobreza".
"Los objetivos no son ambientales, son la articulación de lo social y lo económico con el trasfondo de lo ambiental", comentó y llamó a dejar de concebir "lo verde" como algo alejado de otras dimensiones de la vida.
Por ejemplo, justificó que el objetivo sobre los océanos "no sólo es para las sirenas y los delfines", sino que está íntimamente relacionado con la seguridad alimentaria, la nutrición y la lucha contra el hambre, pues "el 20 % de la proteína animal que se consume en el mundo viene de los mares".
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