Mario Villar
EFE | LA PATRIA | Naciones Unidas
Siria, Ucrania, Gaza, Irak, la República Centroafricana o Sudán del Sur. La lista de conflictos es casi interminable y en pocos casos la situación ha mejorado a lo largo de los últimos 12 meses.
"Podría parecer que el mundo se está viniendo abajo", resumió en septiembre el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en la apertura de los debates de la Asamblea General.
Por cifras, el caso más sangrante sigue siendo el de Siria, donde la guerra se acerca a su quinto año y ha dejado más de 200.000 muertos.
Pese a las numerosas iniciativas, incluidos varios episodios poco habituales de unidad en el Consejo de Seguridad, la ONU no ha sido capaz de avanzar hacia una solución al conflicto.
En febrero, el Consejo aprobó por unanimidad una resolución exigiendo a las partes que detuviesen el asedio sobre las ciudades y permitiesen el acceso de la población a la ayuda, y en julio volvió a unirse para autorizar a las agencias humanitarias a dar apoyo a través de cruces fronterizos sin permiso del Gobierno de Damasco.
Pese a ello, la realidad sobre el terreno sólo ha registrado leves mejorías y la situación sigue siendo agónica para millones de personas.
Ante el bloqueo de las negociaciones de paz, el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, renunció en mayo y fue reemplazado por el italiano Staffan de Mistura, que actualmente trata de impulsar el establecimiento de zonas libres de conflicto que detengan la lucha en puntos clave del país.
Terrorismo
En los últimos meses, la guerra ha quedado además eclipsada en parte por la brutalidad de los yihadistas del Estado Islámico (EI), cuyo avance ha centrado gran parte de la atención del Consejo de Seguridad.
Así, con el EI en el punto de mira, la ONU aprobó este verano una resolución para frenar el fenómeno de los combatientes extranjeros en una reunión al más alto nivel encabezada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
La decisión demostró que la lucha antiterrorista se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los puntos que generan más unión en el Consejo de Seguridad, donde la guerra en Ucrania ha profundizado la división entre Rusia y las potencias Occidentales.
El máximo órgano de decisión de la ONU fue escenario durante meses de tensos debates en los que las dos partes se cruzaron acusaciones y donde el único acuerdo llegó con la tragedia del vuelo de Malaysian Airlines para pedir una investigación sobre el suceso.
El conflicto de Oriente Medio también ha ocupado este año repetidamente la agenda del Consejo de Seguridad, pero las divisiones han impedido avances a las distintas iniciativas, incluida la anunciada por el presidente palestino, Mahmud Abás, para hacer que la ONU fije una fecha para el fin de la ocupación israelí.
Como organización, las Naciones Unidas sí fue protagonista en las gestiones para detener la violencia en Gaza, donde además sus instalaciones fueron víctimas de varios ataques durante la ofensiva israelí.
África
En África, los conflictos en países como Mali, la República Centroafricana, Sudán y Sudán del Sur han dejado víctimas y planteado desafíos a las misiones de paz de la ONU, que han sufrido numerosos ataques y choques con autoridades locales.
Y si las guerras y la violencia no eran suficientes, la epidemia del ébola se erigió este año como una nueva amenaza para el mundo ante la que, en este caso sí, la respuesta internacional parece por ahora haber ido en la buena dirección.
En lo institucional, este año continuaron las voces que demandan una reforma del Consejo de Seguridad para terminar con el orden establecido tras la Segunda Guerra Mundial y que permite a Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido y Francia vetar cualquier propuesta.
Entre los nuevos miembros que se sumarán al máximo órgano de decisión de la ONU el próximo 1 de enero figuran España, que se impuso en una apretada votación a Turquía para hacerse con una plaza, y Venezuela, que tuvo el apoyo de los países latinoamericanos y cuya presencia en el Consejo ya ha sido criticada por EE.UU.
Nigeria, el rostro del terror
Vistas por última vez en un vídeo difundido poco después de ser plagiadas, el pasado abril, las menores inspiraron lágrimas y consternación virtual en las redes sociales, además del compromiso de grandes potencias con la lucha del Gobierno nigeriano contra los yihadistas.
Las imágenes de sus rostros, enfundados por primera vez en un velo islámico, cumplieron otro objetivo táctico para Boko Haram: el de dar a conocer a escala mundial la dimensión del terror de los extremistas, que siguen campando a sus anchas en el norte de Nigeria.
Boko Haram adquiría así notoriedad internacional, incluso antes de venderse como una franquicia del Estado Islámico (EI) en África al declarar su propio califato islámico en el norte del país. Sobre todo, se arrogaba el puesto del grupo terrorista más despiadado del continente.
Los terroristas nigerianos han matado a 3.000 personas solo en 2014, cifra a la que ninguna otra organización criminal se acerca en África, y a la que solo podría equiparar el EI, que desde finales de junio ha ejecutado a unas 1.500 personas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
"El asunto de las niñas está olvidado porque hace tiempo que fueron casadas", avisaba Shekau en su último vídeo.
Tan olvidado como desapercibidas habían pasado sus acciones violentas estos años, pese a que Boko Haram ya ostentó en 2013 el despreciable honor de haber perpetrado el peor ataque terrorista del mundo, tras matar a 142 personas en la localidad de Benisheikh, según el Instituto de Economía y Paz (IEP).
-R1
El EI reta al mundo
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha conquistado regiones del norte y el centro de Irak y Siria, donde en junio proclamó un califato.
La inestabilidad en ambos países ha facilitado el avance de los radicales: Siria es escenario de un conflicto bélico desde hace más de tres años, mientras que Irak vive una espiral de violencia y disputas políticas.
2014 ha sido el año de la propagación del EI, aunque sus orígenes se remontan a 2006 cuando nació bajo el nombre de Estado Islámico de Irak, como una agrupación vinculada a Al Qaeda en contra de la ocupación estadounidense.
En Siria, empezó a operar dos años después del inicio del conflicto en 2011 y mutó su denominación a Estado Islámico de Irak y el Levante, que más tarde acortó a Estado Islámico cuando declaró el califato, sistema político nacido en el siglo VII y abolido por Turquía en 1926.
Su rápida expansión por suelo sirio y sus prácticas brutales hicieron que a principios de este año las facciones rebeldes más importantes y el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria y enemiga del EI, le declararan la guerra para expulsarlo de allí.
Entretanto, en Irak, el EI libraba combates contra el ejército y milicianos tribales en la provincia de Al Anbar (oeste) en una tentativa de aumentar sus dominios.
Inquieto por el progreso de los radicales, EEUU inició bombardeos "selectivos" contra el EI a comienzos de agosto, dos años y medio después de la retirada de sus tropas del país árabe, donde permanecido casi otros ocho años.
Un detonante de la ofensiva estadounidense en este territorio fueron las decapitaciones de los periodistas norteamericanos secuestrados por el EI en Siria, James Foley y Steven Sotloff. Foley se convirtió en el primer rehén occidental ejecutado por los extremistas, que difundieron un vídeo con su supuesta decapitación el pasado 19 de agosto.
A su asesinato, le seguiría el de Sotloff a principios de septiembre y el de otro rehén estadounidense y otros dos británicos, posteriormente.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015