ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | RÍO DE JANEIRO
¿Você fala português? - ¿Usted habla portugués? -.
Si no, venga a Río de Janeiro (Brasil), donde así no le entiendan lo que usted hable, le sonríen, lo abrazan y le toman tantas fotos como si fuera una estrella de Hollywood. También le dan dormida y la familia que lo recibe lo trata como un hijo más. Y si se cuida la línea, relájese, porque las comidas son tan ricas y diversas que no le importará engordar un pouquinho -poquito-.
Esta fue parte de la experiencia de 30 bogotanos y una manizaleña que participaron de la semana misionera hasta el pasado lunes, previa a la Jornada Mundial de la Juventud, en la ciudad de San Gonzalo, a 40 minutos de Río. Como ellos, miles de jóvenes estuvieron en otras regiones de Brasil compartiendo su cultura y preparándose para la llegada del papa Francisco, el mejor pretexto para encontrarse con católicos de todo el mundo.
Se espera la llegada de al menos un millón y medio de peregrinos. En San Gonzalo, por ejemplo, se reunieron unos 600 jóvenes de 25 países, de los cuales 31 colombianos vivieron una semana de fiestas típicas y oraciones en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (fotos), junto con venezolanos y argentinos.
Detrás del parpadeo de las cámaras fotográficas, de las lágrimas de brasileros y colombianos al despedirse en esa parroquia, hay un par de historias para contar.
Les faltaba dinero para viajar
El anuncio de que iría a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús no fue una información más para la bogotana Alejandra Barrera, de la asociación católica Hijos de Cristo Vivo. "Fue una respuesta contundente de Dios a todos nuestros esfuerzos para venir hasta aquí", relató la joven.
Ella y otros siete compañeros de su comunidad, que no contaban con el dinero suficiente para participar de la JMJ, se reunieron todos los viernes entre abril y junio para hacer denarios (escapularios de mano para rezar el rosario) y venderlos los domingos en los templos. No obstante, las ventas resultaban insuficientes para cubrir el costo promedio del evento, unos $4 millones por persona, incluyendo los pasajes aéreos.
"Conocimos a unas monjitas de Medellín que nos enseñaron a hacer el rosario del Sagrado Corazón de Jesús para pedir favores económicos y ellas también oraban por nuestras intenciones. El Señor nos fue bajando el precio de los tiquetes hasta que los compramos por $700 mil". Otros integrantes de su comunidad que vinieron a Brasil también pagaron los pasajes por ese precio, de modo que el viaje y la inscripción a la Jornada les costó cerca de $1 millón 400 mil.
De cuna protestante
Ferney Ricardo Forero, otro bogotano, vino a la JMJ para tomar, quizás, la decisión más importante de su vida: bautizarse en la Iglesia Católica. "Ya conozco el pénsum, que es la doctrina, y ahora estoy viendo las instalaciones a ver si me gustan y me quedo", dijo, comparando la Iglesia con una universidad.
El joven de 24 años, mercaderista de profesión, se formó en el protestantismo, pero está abierto a la fe católica. "Desde hace tres meses asisto a las actividades de Hijos de Cristo Vivo y hubo dos cosas que me llamaron mucho la atención: encontrarme al mismo Dios y la estructura de la Iglesia que es capaz de organizar un evento multitudinario como este". Así como Ricardo entendió por qué la palabra católico traduce universal, la diversidad de banderas y de idiomas que se ven y se escuchan en las calles de Río de Janeiro reflejan la unidad en la fe, a pesar de las diferencias. Unidad que también se sustenta en la única cabeza, el papa Francisco.
La cifra
123 millones,
los católicos en Brasil, que son el 64% de los 191 millones de habitantes de ese país, según datos que cita la JMJ.
El papa Francisco agradeció ayer a través de su cuenta en la red Twitter "la magnifica acogida" que le brindó Río de Janeiro, a donde llegó el lunes para participar en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
"Gracias! Gracias! Gracias a todos ustedes y a todas las autoridades por la magnifica acogida en tierra carioca", escribió el papa Jorge Mario Bergoglio ayer en la mañana, tras haber pasado su primera noche en Río de Janeiro.
"Comenzamos una semana estupenda en Río. Que sea una ocasión para profundizar nuestra amistad con Jesús Cristo", apuntó el papa argentino.
La XXVIII Jornada Mundial de la Juventud fue inaugurada en forma oficial ayer con una misa en la playa de Copacabana, a la que no asistió el pontífice, quien descansó tras la intensa jornada del lunes.
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