EFE | LA PATRIA | TEL AVIV
Israel se vistió ayer de luto por la muerte de su exprimer ministro Ariel Sharón, de los militares israelíes más laureados y de los políticos más controvertidos y a la vez populares, de la corta historia de ese país.
"Ya está, se marchó. Se marchó cuando él lo decidió", fue la escueta notificación que hizo Guilad Sharón, el menor de sus dos hijos, al referirse a la larga agonía de su padre.
Sharón falleció a primera hora de la tarde, a los 85 años de edad, tras permanecer en coma desde el 2006 en el hospital Shiva de Tel Hashomer, localidad al este de Tel Aviv.
El deceso
El director de rehabilitación de ese centro asistencial, Shlomo Noi, explicó que desde su ingreso seis meses después de sufrir un masivo derrame cerebral que le apartó de la jefatura del gobierno, el diagnóstico del equipo médico era que estaba sumido un estado de conocimiento mínimo.
"El primer ministro superó todos estos años numerosas complicaciones, y luchó por su vida hasta el último momento", afirmó Noi, y agregó que la razón de su muerte es que "sencillamente su corazón dejó de funcionar".
En los últimos tres meses el estado de Sharón se había deteriorado progresivamente, hace 12 días se agravó de forma irreversible a raíz de una insuficiencia renal que afectó a otros órganos vitales.
Paulina Rosenberg, la enfermera que lo atendió todos estos años, dijo: "en cada tratamiento que le aplicábamos podíamos ver cómo luchaba, y luchó hasta el final".
De luto
"El Estado de Israel está de luto", resumió el nonagenario presidente israelí, Simón Peres, en una comparecencia al concluir la jornada del shabat en la que subrayó que Sharón era "un líder grande y valiente, de gran altura, que amaba a su pueblo y al que su pueblo amaba".
Peres destacó la contribución del exmandatario a la seguridad de Israel, y recordó cómo "convirtió la Guerra del Yom Kipur (de 1973) de una derrota posible en una victoria inapelable".
Un argumento en el que coincidió con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, líder del partido Likud, que Sharón abandonó en el 2005 para crear la formación de centro derecha Kadima.
Netanyahu afirmó que "la memoria de Sharón está grabada en el corazón del pueblo de Israel, porque era ante todo un bravo luchador y un gran militar".
Incluso sus detractores políticos de la izquierda pacifista, como el exministro de Meretz Yosi Sarid, reconocían actualmente su aporte a la identidad israelí y el cambio que Sharón experimentó hacia el pragmatismo en los últimos años de su vida.
Sin compasión
Donde no contaba con ningún adepto era entre los palestinos, que lo veían como la máxima representación de todos sus males.
Tras conocer de su fallecimiento, numerosos portavoces en Gaza y Ramala recordaron sus atrocidades, y aseguraron que "no deja ninguna simpatía o compasión en el corazón de los palestinos", en palabras de Mahmud Labadi, jefe del Comité de Relaciones Exteriores y con los Países Árabes del movimiento gobernante Al Fatah.
El movimiento islamista Hamás calificó a Sharón de criminal y responsable de desgracias al pueblo palestino.
No obstante, jefes de varios estados del mundo lamentaron la muerte del exprimer ministro. Una comisión ministerial israelí determinaba los detalles oficiales del funeral, en el que se prevé la participación del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden; del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y del enviado especial del Cuarteto de mediadores para Oriente Medio, Tony Blair.
"La mayoría de israelíes lo recordarán como un líder militar muy importante, y desde el punto de vista político siempre dependerá de a quién le preguntes. No obstante, en los últimos años como político gozó de mucha popularidad y muchos israelíes creen que si hubiera seguido al frente del Gobierno la situación en la región sería otra, incluso podríamos haber tenido la paz", declaró Amir Marom, vocero del hospital de Tel Hashomer.
Su deseo
Nacido en 1928, en Kfar Malal, una cooperativa agrícola del centro de Israel, Ariel Sharón será enterrado, por propio deseo, en la Colina de las Anemones del rancho de los Sicomoros, una parcela en la que desde hace trece años descansa su mujer, Lili, el amor de su vida.
El rancho, en la parte meridional del desierto del Negev, era el epicentro de su vida privada y pública, y en él tomaba todas las decisiones difíciles.
Fue allí donde entre finales del 2003 y principios del 2004 decidió evacuar a colonos judíos de la franja de Gaza, una operación que acometió unos meses antes de sufrir el derrame cerebral y que todos los analistas consideran el núcleo de su legado.
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