CRISTINA CABREJAS
EFE | LA PATRIA | CRACOVIA
La católica Polonia dio ayer una calurosa bienvenida al papa Francisco a su llegada a Cracovia, a pesar de que en el corazón de muchos ciudadanos el papa sigue siendo el polaco Juan Pablo II y de que algunos sectores de la Iglesia local criticaron en el pasado al pontífice argentino por su aperturismo.
Varios cientos de fieles lo recibieron a su llegada al aeropuerto de Balice y otros tantos aclamaron a Bergoglio en su camino al castillo-catedral de Wawel, donde el presidente de Polonia, Andrzej Duda, agradeció a Francisco su primera visita al país centroeuropeo, entre las naciones más católicas del mundo con el 90% de su población bautizada.
Antes de partir a Cracovia el lamento del papa Francisco resonó en el avión. "El mundo está en guerra porque ha perdido la paz, pero no se trata de una guerra de religiones".
Con un tono apesadumbrado poco habitual respecto a la alegría que se espera en un viaje en el que se encontrará con cientos de miles de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, Francisco quiso comentar los últimos episodios de violencia y los atentados, como el asalto el martes a una iglesia en el norte de Francia, en el que fue asesinado un sacerdote.
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