EFE | LA PATRIA | BUENOS AIRES
La muerte del fiscal Alberto Nisman, a pocas horas antes de revelar ante el Parlamento argentino detalles sobre la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández por presunto encubrimiento de terroristas, ha conmocionado al país y ha movilizado a la sociedad, que reclama la verdad sobre el caso.
Su muerte se ha convertido en un suceso impactante que ha sacudido a Argentina desde el retorno de la democracia y ha vuelto todas las miradas hacia Fernández, quien, según fuentes oficiales, fue informada inmediatamente del suceso esta madrugada y reaccionó con una gran sorpresa.
Aunque la mandataria argentina no ha hecho declaraciones, ordenó desclasificar el material de inteligencia utilizado por Nisman para fundamentar sus acusaciones y revelar la identidad de los espías también denunciados por el fiscal.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, expresó su "apoyo" para "garantizar el esclarecimiento" de este "hecho doloroso", mientras el canciller Héctor Timerman, también acusado por Nisman, lamentó la muerte y pidió pronta justicia.
El canciller Héctor Timerman, también acusado por Nisman, lamentó la muerte del fiscal, en declaraciones a la prensa en el aeropuerto de Nueva York, donde participará en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Nisman fue hallado por su madre ayer en su vivienda del barrio de porteño de Puerto Madero con un tiro en la sien.
Según el informe preliminar de la autopsia, el fiscal murió a consecuencia de un balazo que penetró dos centímetros por encima de la oreja por el parietal derecho de la cabeza.
La fiscal Viviana Fein confirmó que "no hubo intervención de terceras personas" y que el disparo procedía de una pistola de calibre 22 encontrada bajo su cuerpo.
Además, en el apartamento, según la versión oficial, había documentos sobre la denuncia contra Fernández y sus colaboradores que presumiblemente el fiscal iba a presentar ayer en su comparecencia ante una comisión del Parlamento para explicar detalles de la demanda.
Reacciones
En contraste con el hermetismo del Gobierno, la oposición coincidió en manifestar su estupor por la muerte del fiscal y en reclamar una investigación "hasta las últimas consecuencias", en palabras del alcalde de Buenos Aires y aspirante presidencial, Mauricio Macri.
El también líder de la conservadora Propuesta Republicana pidió que la Justicia "actúe de forma independiente, rápida y contundente" porque "si esta muerte termina en más impunidad es un desastre para el futuro institucional" del país.
"Estoy consternada. Me parece algo absolutamente grave, de una gravedad institucional muy fuerte", denunció la diputada Patricia Bullrich, quien había convocado a Nisman a exponer ayer las pruebas de su denuncia contra Fernández ante una comisión de la Cámara de Diputados.
Para la diputada opositora Elisa Carrió, la muerte del fiscal es fruto de una "guerra de los sótanos del poder", "de una guerra judicial loca".
A través de las redes sociales la sociedad se convocó a una movilización anoche en la Plaza de Mayo en reclamo de la verdad bajo la consigna Yo soy Nisman.
Amenazado
El juez argentino Ariel Lijo suspendió las vacaciones de su juzgado para tramitar la denuncia de Nisman contra la presidenta y pidió que sean resguardadas las pruebas que manejaba el fiscal.
Periodistas y colaboradores de Nisman se apresuraron a denunciar que se sentía amenazado -tenía una custodia de diez policías- y rescataron recientes declaraciones del propio fiscal en las que explicaba que le había advertido a una hija que se preparara para escuchar "cosas terribles" de su padre.
Según medios locales, tras denunciar a Fernández, el fiscal habría revelado a su equipo de colaboradores: "Con esto me juego la vida".
En declaraciones al diario Clarín, la semana pasada, también se refirió al tema: "Puedo salir muerto de esto".
Denuncia del fiscal
Foto | EFE | LA PATRIA
Tras ocho años de investigaciones, Alberto Nisman denunció el pasado miércoles a Fernández por considerar que el memorándum de entendimiento aprobado en enero de 2013 con Irán incluía un presunto encubrimiento de los sospechosos del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) a cambio de las relaciones comerciales y el intercambio de petróleo por granos en un contexto de crisis energética en Argentina.
La denuncia de Nisman constaba de 300 páginas amparadas por grabaciones telefónicas que, según el fiscal, corroboraban sus acusaciones. El Gobierno le acusó de mentir y de dejarse llevar por una guerra interna en los Servicios de Inteligencia tras el relevo en la cúpula de la institución.
Nisman, de 51 años, estaba al frente de la Unidad Fiscal Especial de Investigación del Atentado a la AMIA desde 2004 y pasó de ser un funcionario próximo del fallecido expresidente Néstor Kirchner al enfrentamiento abierto y la denuncia contra su esposa y sucesora, Cristina Fernández.
En 2008, solicitó la detención del expresidente Carlos Menem y del exjuez de la causa por "alterar, obstruir e intentar neutralizar la investigación del atentado".
El fiscal había asegurado esta vez que tenía pruebas que demostraban que, tal como apuntaba la investigación y la comunidad judía, Irán y la organización Hizbulá estuvieron detrás de la planificación y ejecución del ataque terrorista contra la AMIA, en 1994 que dejó 85 muertos y 300 heridos.
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