Paloma Almoguera
EFE | LA PATRIA | PEKÍN
El segundo viaje al extranjero de Xi Jinping como presidente de China, una gira que emprendió ayer a Trinidad y Tobago, Costa Rica, México y Estados Unidos, confirma la nueva política exterior china, más definida por sus alianzas estratégicas que por lazos geográficos o culturales.
Hace 10 años, Hu Jintao estrenó su mandato con una visita a las vecinas Rusia, Mongolia y Kazajistán, para poco después asistir a la cumbre del G8 en Evian (Francia).
Xi solo ha mantenido a Rusia como destino común en su primer viaje, cuando apenas ocho días después de su llegada a la jefatura de Estado visitó Moscú y acudió a una cumbre de los BRICS en Sudáfrica. "Están priorizando dos áreas: África, adonde ya fue, y Latinoamérica, donde China ve un gran potencial por sus materias primas y mercados crecientes", explica Francisco Nieto Guerrero, director del Americas Global Project de la Universidad de Georgetown.
Nieto subraya que la estrategia actual de China es "más ambiciosa y muy pragmática", como sugiere el hecho de que Xi se dirija hacia Centroamérica, una región con la que ese país ha mantenido fricciones históricamente dado que la mayoría de estos países mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán.
La elección de México también refrenda el pragmatismo chino, ya que se espera que el viaje ayude a redefinir las relaciones entre ambas naciones, rivales tradicionales por ser los principales suministradores de bienes manufacturados a Estados Unidos. "México ya no compite con China. Hace 10 años producían ambos dos millones de carros; hoy México sigue produciendo dos y China, 20", comentó Enrique Dussel, rector de la Universidad Autónoma de Ciudad de México y experto en las relaciones entre ambos países.
La intención de esa aproximación ha quedado patente últimamente en sus intensos contactos diplomáticos. Si en mayo visitó China el canciller mexicano, José Antonio Meade, en abril lo hizo el propio presidente, Enrique Peña Nieto.
El encuentro entre Xi y Peña Nieto será, por lo tanto, el segundo en lo que va de año, citas que por el momento han arrojado acuerdos con los que México desea equilibrar la actual balanza comercial, favorable a China, y Pekín continúa garantizando su suministro de petróleo -al menos 30 mil barriles de crudo diarios-.
El petróleo
Precisamente, el petróleo es un asunto que algunos analistas consideran de especial atractivo para que Xi aterrice en Trinidad y Tobago, que alberga importantes reservas de crudo, en un indicio de que las relaciones con Venezuela, su principal proveedor del combustible en América Latina, no atraviesan su mejor momento desde la muerte de Hugo Chávez.
Para Dong Jingsheng, profesor de Historia de la Universidad de Pekín, China también da más importancia a Latinoamérica y los BRICS porque "ahora Europa y EE.UU. están en crisis y con el actual desarrollo del país hacen falta más energía y materias primas".
No obstante, China no se ha olvidado de EE.UU., la gran potencia mundial y con la que mantiene una compleja relación. Significativamente, su escala en este país no tendrá carácter de visita de Estado, como el resto, y será un viaje oficial, que es de menor rango. Tampoco será en Washington, sino en California, a donde se desplazará para verlo el presidente estadounidense, Barack Obama. "El mensaje está muy bien enviado: yo voy, pero tú te mueves", apunta Nieto.
El resultado es que, dos meses después de la formación del nuevo Gobierno, la cúpula comunista habrá mantenido encuentros de nivel con los BRICS (el primer ministro, Li Keqiang, acaba de concluir una visita a India), impulsado sus negocios en África y Latinoamérica y ampliado su influencia en la región del Caribe.
Ganando presencia
La incesante expansión de China por el mundo lleva a expertos como Francisco Nieto a calificar su actual política exterior como "enormemente agresiva: China tiene copado el mercado, ahora está tomando posesión", arguye. Enrique Dussel, en cambio, considera que la influencia de China en zonas como Latinoamérica está aún limitada por la presencia de EE.UU., por lo que opina que lo mejor es apostar por una "relación triangular". "No creo que China quiera convertirse en el primer socio de esos países americanos. Solo se trata de un acto de presencia en la región", opina.
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