LUIS ÁNGEL REGLERO
EFE | LA PATRIA | LA PAZ
Evo Morales, de los pocos presidentes indígenas en la historia de América Latina, cerró ayer una etapa histórica en Bolivia, con sus luces y sombras, al renunciar al poder forzado por la peor crisis en sus casi 13 años de mandato.
La renuncia del presidente con más tiempo en el poder en la historia del país dio paso primero a la euforia de quienes esperaban desde hacía años este momento.
Pero luego sumió a Bolivia en una ola de vandalismo en medio de un vacío de poder, en el que las únicas autoridades que parecen haber quedado son policías y militares.
La renuncia
Morales había asumido a primera hora del día que iría a unas nuevas elecciones, pese a insistir en la legitimidad de su triunfo en los comicios del 20 de octubre para un cuarto mandato consecutivo hasta 2025.
De madrugada, la Organización de Estados Americanos (OEA) había difundido un informe instando a repetir la cita en las urnas, por irregularidades en un proceso llevado por un órgano electoral sin credibilidad.
El todavía presidente lo hacía para "pacificar" el país, inmerso desde el día después de las votaciones en una crisis social y política al desencadenarse las denuncias de fraude a su favor en el recuento de votos.
Una convulsión social que deja al menos tres muertos y 400 heridos en enfrentamientos entre quienes le defienden aún incondicionalmente y quienes temían que se perpetuara en el poder convirtiendo a Bolivia en una especie de Venezuela.
El anuncio de nuevas elecciones no sirvió a la oposición, que solo veía como salida a la crisis su renuncia al poder, la tensión aumentaba en el país y su Gobierno se iba desmoronando con dimisiones en cascada.
A media tarde Morales aparecía en televisión desde algún lugar sin determinar, entre el temor de que hubiera huido del país, para pronunciar su discurso de despedida.
El adiós
El discurso del adiós repasó los logros de su etapa al frente de Bolivia, en la que el país pasó de ser identificado por su pobreza a convertirse en la economía de toda Sudamérica que más creció de manera sostenida.
Una era que cerraba obligado por un "golpe de Estado" consumado por los opositores Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, como venía alertando desde que empezaron a acusarle de fraude y a movilizarse para forzar su renuncia.
"No tengo por qué escapar", porque "no he robado nada", declaró Morales, esperanzado en que puede ser solo un hasta luego porque "la lucha no termina acá".
El que hasta ahora era de los últimos supervivientes del socialismo del siglo XXI dijo que se despedía para dar paso a la paz en su país, pero tras la celebración inicial que tanto ansiaban sus detractores, lo que se desató fue el caos.
El caos
Saqueos, incendios, ataques a casas de opositores y oficialistas, incluida una del propio Morales en la ciudad de Cochabamba, dejaron una noche de auténtico pavor para muchos bolivianos que clamaban ayuda a la Policía y las Fuerzas Armadas, las únicas autoridades que parecen haber quedado en el país.
La Policía desmentía que hubiera una orden para detener al mandatario saliente en el Chapare, la zona cocalera de Bolivia que le catapultó al poder en 2006 por su lucha como sindicalista y en la que se supone que se ha refugiado.
Un caos ante el que los mandos policiales y militares llamaban a los bolivianos a mantener la calma, garantes del orden constitucional.
Pero la sensación es de vacío de poder, al haber renunciado quienes podían suceder al presidente, como son el vicepresidente y los jefes de las cámaras de Senadores y de Diputados, hasta el punto de plantearse que incluso pueda asumir provisionalmente la jefatura de Estado alguna parlamentaria opositora.
Bolivia no se encontraba en esta incertidumbre desde 2005, cuando precisamente fue el entonces presidente Carlos Mesa el que renunció asediado por una grave convulsión social.
Una solución podría ser un comisión mixta de ambas cámaras que, de emergencia,estudie qué hacer ahora, explicó a el abogado constitucionalista Gonzalo Hidalgo.
La incertidumbre
Bolivia inicia ahora la etapa después de este ciclo histórico del líder indígena Evo Morales, que durante estos "13 años, nueve meses y 18 días", que contó detalladamente en su despedida, fue capaz de asombrar a muchos en el mundo y a la vez de despertar los miedos de otros por su populismo.
Mesa quedó segundo en unas elecciones de las que ya no queda duda que fueron fraudulentas: la presidenta del órgano electoral, María Eugenia Choque, ha terminado detenida.
Pero el expresidente ha ido perdiendo protagonismo a favor de Camacho, líder del comité cívico de Santa Cruz, la mayor región y más pujante de Bolivia, que ha acudido a La Paz con una aureola de salvador.
Evo Morales tuvo la oportunidad de dejar el poder por todo lo alto, pero se vio forzado a renunciar en su intento de seguir llevando a Bolivia por su histórico proceso de cambio, en un momento convulso en buena parte de América Latina.
Denuncian "golpe"
La renuncia de Evo Morales como presidente de Bolivia fue calificada ayer como "golpe de estado" por Gobiernos y políticos latinoamericanos afines a su mandato. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue de los primeros en repudiar categóricamente el "golpe de Estado" que, denunció, sufrió Morales, su aliado histórico en la región.
Por ello, advirtió, los "movimientos sociales y políticos del mundo" se declaran "en movilización para exigir la preservación de la vida de los pueblos originarios bolivianos víctimas del racismo".
En la misma línea el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, afirmó que "el mundo se debe movilizar por la vida y la libertad de Evo", tras expresar en un tuit su "enérgica" condena al "golpe" utilizando las etiquetas #EvoNoEstásSolo y #SomosCuba.
Para Alberto Fernández, recién elegido como presidente de Argentina, este "quiebre institucional en Bolivia es inaceptable", aunque llamó al pueblo del país a "escoger cuanto antes, en elecciones libres e informadas, a su próximo Gobierno".
En otro tuit, repudió la "violencia desatada que impidió a Evo Morales concluir su mandato presidencial y alteró el curso del proceso electoral".
El actual Gobierno de Argentina, comandado por Mauricio Macri, dijo que no ha recibido petición de asilo político por parte de Morales, como se ha especulado hasta el momento.
También el recién liberado expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien convivió en el poder con Morales y es otro de sus defensores, calificó de "golpe" la presión popular que llevó a la renuncia de su "compañero".
"Se vio obligado a renunciar. Es lamentable que América Latina tenga una élite económica que no sepa cómo vivir con la democracia y la inclusión social de los más pobres", denunció en Twitter.
El canciller de México, Marcelo Ebrard, fue más allá y advirtió de que en Bolivia existe "una operación militar en curso", la cual el Gobierno de su país rechaza al tiempo que dijo: "golpe no".
Incluso, aseguró que si Morales lo decide le ofrecerán asilo en la Embajada de México en la ciudad de la Paz, donde ya recibió a 20 personalidades del Ejecutivo y Legislativo de ese país.
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