EL FAVORITO ES MACRON
GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Después de 15 años la heredera de Jean-Marie Le Pen le lavó la cara al partido que fundó su padre para estar de nuevo en una segunda vuelta de las presidenciales francesas.
El nuevo rostro de la extrema derecha es Marine, quien al parecer logró ‘desdiabolizar’ ese movimiento. Sus críticos dicen que solo cambió la fachada porque su ideología es la misma.
De rival tiene un candidato extraño o forastero, considerado como un peligro del presidencialismo. El carácter personalizado del sistema presidencialista facilita que candidatos como Emmanuel Macron, sin experiencia política, obtengan buenos resultados, en especial cuando la clase política es repudiada.
Es el caso francés. Tanto republicanos como socialistas gobernaban a su antojo, similar a lo que sucedía en Colombia en el siglo XX con conservadores y liberales.
Los electores, agotados de aceitar la misma maquinaria, rompieron con la tradición el pasado 23 de abril al rechazar a los candidatos de los partidos tradicionales.
Esa debilidad la supo capitalizar la familia Le Pen a través de Marine, que entendió que debía esperar que los franceses notaran el declive del país, se sintieran incomprendidos e ignorados para aprovecharse de ese estado de ánimo y, con su populismo, volver a poner al Frente Nacional, ad portas de la Presidencia de Francia.
A diferencia del 2002, esta vez para nadie fue una sorpresa que el apellido Le Pen pasara a la segunda vuelta.
Las promesas
Hace 15 años, miles de personas salieron a la calle para mostrar su oposición al viejo líder ultraderechista, a quien Jacques Chirac aplastó con el 82% de los votos, pero ahora que su hija ha repetido la gesta las protestas son escasas y poco concurridas.
En ese entonces Jean-Marie Le Pen minimizaba el holocausto y prometía limpiar el país de musulmanes. Hoy su hija propone endurecer las políticas que regulan la migración, expulsar a los migrantes radicalizados, abandonar el euro y regresar al franco, además de convocar un referendo para sacar a Francia de la Unión Europea.
¿Pero qué llevó a la cuna de los derechos del hombre a tener una candidata de ultraderecha? Marcel Gauchet, director de la revista Le Débat, reflexiona en su libro Entender la desdicha francesa, que sus compatriotas tienen la impresión de encontrarse en un callejón sin salida del que no pueden salir y por el que sienten apego, pero que es obsoleto. Tienen la impresión de no disponer de las palancas políticas para moverse.
Eso explica el voto de protesta de Le Pen. Francia, asediada por el terrorismo yihadista, tiene una tasa de desempleo de 9,7%. Su actual presidente, François Hollande, incumplió su promesa de reducirlo, al contrario, firmó una Ley del trabajo que le otorga a las empresas mayores facultades para decidir el tipo de contratación con que vinculan a sus empleados, además, si trabajan más de las 35 horas reglamentarias por el mismo salario.
Eso explica su nivel de impopularidad al final de su mandato, que alcanza el 83% y porqué el candidato de su partido, el socialista Benoît Hamon, solo sacó 6,10% en los comicios.
La esperanza
Ahora la clase política francesa concentra sus esperanzas en Macron, un europeísta, que considera que su país debe permanecer en el centro de Europa y trabajar más estrechamente con sus vecinos.
La discusión en el mundo ya no se centra en izquierda o derecha ni en comunismo o neoliberalismo sino en gobiernos proteccionistas como el que propone Le Pen o de libre mercado como pregona Macron.
El escritor manizaleño Eduardo García Aguilar, radicado en Francia, sabe que el país que lo acogió se juega hoy su futuro. Expresa que Macron representa el equilibrio económico y la continuación del Euro, el fortalecimiento de la convivialidad y la tolerancia, fortaleciendo de esa manera a Europa, mientras que Le Pen, traería el caos al cuestionar la libre circulación de ciudadanos, la salida del Euro, lo que traería trágicas consecuencias económicas para Francia.
Advierte que un triunfo de Le Pen encendería los odios raciales, como ocurrió en tiempos de los nazis en Alemania. “Su presencia es explicable. Desde fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX y durante la guerra hay una gran presencia de la ultraderecha racista e integrista. Cuando Hitler invadió Francia muchos franceses fueron colaboradores.
En tiempos de crisis e incertidumbre por la presencia de guerras en el vecindario, los demagogos nacionalistas y fascistas logran convencer a muchas personas y crear movimientos que buscan en el extranjero, en el inmigrante, las causas de los problemas y las crisis cíclicas.
Esas fuerzas siguen existiendo, pero es probable que la mayoría de los ciudadanos a la hora de votar se den cuenta que dar un salto al fascismo sería peor que conservar el statu quo”, agrega.
Así que a los franceses europeístas les queda la opción del voto de adhesión, ese mismo con que salió derrotado en 2002 el papá de Marine Le Pen, si no quieren llevarse la sorpresa de los británicos con el brexit o de los estadounidenses con Trump.
A pesar de que los sondeos indican que Macron tiene la victoria asegurada.
Solo hoy se sabrá si se cristaliza su victoria, el pánico es que la abstención le dé la victoria a Le Pen.
Si pierde la candidata del Frente Nacional tendrá cinco años para lograr capitalizar su triunfo porque cuando se elige un outsiders como Macron es imprevisible su gestión, debido a la falta de experiencia en el campo político, si a Macron le va mal a Le Pen en los próximos comicios le irá bien.
No llegó
François Fillon, aspirante del partido republicano, el otro movimiento tradicional, se presentó como un candidato transparente, pero fue denunciado por el semanario Le Canard Enchaîné de crear empleos ficticios para su mujer y dos hijos, en su etapa de parlamentario.
Eso originó una investigación judicial que hizo tambalear su campaña y provocó su imputación judicial, lo que lo desacreditó para llegar al Elíseo.
Sumado al desprestigio de los partidos tradicionales, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon se reveló contra el partido Socialista y lanzó su candidatura como independiente, al igual que el socioliberal Emmanuel Macron, exministro de Economía de Hollande, ambos le restaron votos al candidato socialista y allanaron el camino del Frente Nacional, aunque Macron tuvo mejor suerte que Mélenchon al pasar a la segunda vuelta con Le Pen.
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