Una serie de demandas ante la justicia brasileña dejó ayer en el aire el nombramiento y la investidura del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo ministro de la Presidencia en el Ejecutivo de Dilma Rousseff. Lula ocupó el cargo de ministro de forma efectiva cerca de una hora, el lapso que pasó entre la firma de su acta ante Rousseff y el anuncio de la primera decisión de un juez de suspender los actos celebrados en el palacio de Planalto.
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