EFE|LA PATRIA|PARÍS
La defensa del exdirector gerente del FMI Dominique Strauss-Kahn, quien está imputado por proxenetismo agravado, sostuvo ayer que el comportamiento de su cliente, aunque puede ser cuestionable desde el punto de vista moral, no es reprochable legalmente.
Con el expolítico bajo control judicial y sin autorización para hablar públicamente ni con los otros imputados del caso, el letrado Henri Leclerc se erigió como portavoz para explicar que el delito que se le imputa es "inexistente" y que su caso está "vacío" de contenido.
"Strauss-Kahn participó en cierto número de veladas libertinas con amigas y mujeres que eran amigas de sus amigos. Todo el mundo puede decir lo que quiera en un plano moral, pero ese comportamiento (...) ciertamente no es una infracción", sostuvo el abogado.
El exresponsable del Fondo Monetario Internacional, cuyas aspiraciones políticas a las elecciones presidenciales francesas se vieron truncadas el pasado mayo tras haber sido acusado en Nueva York por intento de violación, sostiene que ignoraba que sus acompañantes eran prostitutas.
"No hay elemento serio que permita creer que lo sabía", añadió ayer el abogado, para quien aunque hubiera sabido que las jóvenes de esas correrías organizadas en Lille, Bruselas, París y Washington por empresarios amigos suyos estaban remuneradas, la participación en ese tipo de veladas no está castigada por la ley.
El papel que le corresponde a Strauss-Kahn en este caso, según sus abogados, es el de testigo, no el de imputado, razón por la cual van a solicitar la nulidad de la acusación y del control judicial.
Este nuevo revés de quien hace poco menos de un año era favorito para ser candidato del Partido Socialista francés para los comicios presidenciales de los próximos abril y mayo se produce dos días antes de que se abra en Nueva York la causa civil por esa primera denuncia, y para sus abogados lo que se le reprocha en realidad es "una suerte de delito de lujuria" que no tiene lugar a nivel penal.
Y por eso la defensa cuestiona los "medios colosales" que se desplegan en este caso, lo "vejatorio" que resulta que a su cliente se le impida hablar, y la "coincidencia" de que la imputación llegue a un mes escaso de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, previstas para el 22 de abril.
"La cuestión es saber ahora si todo aquel que tenga cierta notoriedad y parcela de poder es susceptible de tal despliegue", añadió otro abogado, Richard Malka, para quien lo sucedido "no es habitual y es extremadamente grave".
Al exministro socialista, de 62 años de edad, se le impuso una fianza de 100.000 euros y los cargos retenidos contra él, según los medios galos, pueden ser condenado a un máximo de 20 años de prisión y tres millones de euros de multa.
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