EFE|LA PATRIA|CARACAS
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, indicó ayer que no va a "interferir" con la agenda del papa Benedicto XVI en su viaje a Cuba, donde llegó desde México, pero dijo que le saluda a él y su visita a la isla.
Benedicto XVI "es un jefe de Estado, yo soy un jefe de Estado, Raúl (Castro, presidente de Cuba) es jefe de Estado; ellos tienen su agenda, no voy yo a estar interfiriendo para nada, solo saludo a Benedicto XVI y saludo su presencia en esta Cuba amada", dijo el mandatario en comunicación con el canal de televisión estatal.
El presidente venezolano, quien se encuentra en Cuba desde el pasado sábado para someterse a radioterapia, indicó que su presencia en la isla y la del sumo pontífice es coincidencia.
"Han estado diciendo que si yo...; no, yo estoy aquí, ustedes saben cuál es mi misión aquí, coincidió la presencia del papa, lo cual aprovecho para elevar mis oraciones como católico, como cristiano", señaló.
Agregó que estuvo "escuchando con admiración y respeto las palabras y los mensajes de su Santidad" y reiteró su saludo a la presencia del Papa en América Latina y en la mayor de las Antillas.
Chávez viajó el sábado a Cuba para comenzar su tratamiento de radioterapia después de ser operado hace un mes de un tumor, recurrencia del cáncer del que fue intervenido en junio del año pasado y del que sólo se ha informado que está en la zona pélvica.
En las últimas horas se especuló con la posibilidad de que el presidente venezolano saludara a Benedicto XVI aprovechando la presencia de ambos en la isla.
Sin embargo, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, reiteró el lunes en Santiago de Cuba (oriente de la isla) que "no hay petición de audiencia personal del presidente Chávez con el papa".
El presidente venezolano, católico confeso y, desde que le fue diagnosticado el cáncer, prolífico en actos religiosos, mantiene una relación tensa con las autoridades de la Iglesia católica de su país.
El papa Benedicto XVI visitó ayer el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, a la que pidió por los presos, por las familias cubanas separadas y por Haití "que aún sufre las consecuencias" del terremoto de 2010.
"He suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad", dijo el papa en un saludo a peregrinos y habitantes del poblado del Cobre donde se ubica este recinto religioso, a unos 20 kilómetros de la ciudad oriental de Santiago.
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