EFE | LA PATRIA | RÍO DE JANEIRO
Eduardo Cunha, entre los hombres fuertes de la política brasileña, utilizó su poder para impulsar la destitución de Dilma Rousseff y sustituirla por Michel Temer antes de que la Justicia le cercara por delitos de corrupción que derivaron ayer en su detención.
El exdiputado y expresidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, un evangélico ultraconservador, de 58 años, fue detenido en la operación Lava Jato, que investiga la trama de Petrobras, y conducido a prisión.
La Justicia ordenó bloquear bienes de su propiedad por 70 millones de dólares y le acusa de haber recibido otros cinco millones de dólares en sobornos que habría ocultado en cuentas en bancos suizos.
Su detención ha caído como una bomba en los círculos de poder porque Cunha era hasta hace poco intocable y tiene suficiente información como para hacer tambalear los cimientos del sistema político brasileño.
La Justicia puso fin a su meteórica carrera el pasado mayo, cuando ordenó suspender su mandato como diputado y su cargo de presidente del Parlamento en medio de múltiples acusaciones de corrupción, lo que facilitó que el Parlamento le destituyera en julio.
Conocido en medios políticos como el "Frank Underwood" (el protagonista de la serie House of Cards) de Brasil, Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que también pertenece el actual presidente, Michel Temer, llegó a tener un inmenso poder que utilizó para comprar alianzas y minar a sus adversarios.
Desde su caída, la prensa brasileña se ha hecho eco del ritmo de vida de lujos y ostentación que llevaban Cunha y su esposa, Claudia Cruz, presuntamente costeado con pagos ilícitos de empresas implicadas en los desvíos de Petrobras.
Cunha registró una flota de ocho autos de lujo a nombre de "Jesús.com" que incluía, ente otros, un Porsche Cayenne, un Ford Edge V6 y un Ford Fusion, valorados en 200.000 dólares.
Su esposa gastó 850.000 dólares en artículos de lujo, como bolsos, zapatos y ropa de marcas exclusivas, en tiendas de París, Roma y Miami, según los investigadores.
Tras su detención en Brasilia, Cunha fue trasladado a la ciudad de Curitiba, en el sur del país, donde están centradas todas las operaciones sobre la red de corrupción que operó en Petrobras, en la que están implicados decenas de políticos y empresas privadas.
Cunha calificó su arresto como una decisión "absurda", "sin motivación" y que se basa en un proceso que ha sido cerrado en el Tribunal Supremo.
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