GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Retroceda al 17 de junio del 2018. Ese día Colombia salió a las urnas a elegir el sucesor de Juan Manuel Santos. Esa jornada la dominó la política del miedo. Temor a que Álvaro Uribe regresara al poder en cuerpo ajeno a través de Iván Duque o que Gustavo Petro llegará a la Casa de Nariño y el país terminara como Venezuela.
Regrese al presente. Brasil elige hoy su nuevo mandatario. Los brasileños de clase media y alta sienten pánico de que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva retorne al poder en cuerpo ajeno a través de Fernando Haddad y la clase baja se encuentra atemorizada porque gane los comicios Jair Bolsonaro a quien califican como el Trump brasileño.
A lo que sucedió en Colombia y ocurre en Brasil el teórico político estadounidense Corey Robin lo decribe como miedo político, un concepto examinado por Aristóteles hasta Hobbes pasando por más variadas perspectivas como Montesquieu o Tocqueville, quienes han visto en el miedo una variable de la vida social y política de un Estado.
En su libro El miedo: historia de una idea política, Robin explica el papel del miedo, tanto interno como externo: “Mientras el primer tipo de miedo implica el temor de una colectividad a riesgos remotos o de algún objeto –como un enemigo extranjero- ajeno a la comunidad, el segundo es más íntimo y menos ficticio, se deriva de conflictos
verticales y divisiones endémicas de una sociedad, como la desigualdad, ya sea en cuanto a riqueza, estatus o poder. Este segundo tipo de miedo político surge de esta desigualdad, tan útil para quienes se benefician de ella y tan perjudicial para sus víctimas, y ayuda a perpetuarlo".
Verônica Spies Ullmann, profesional en Relaciones Internacionales de la Universidade Federal de Santa María y actual docente de la Universidad de Manizales, explica que la polarización es tan alta en Brasil que en las mismas familias hay discuciones entre quienes están a favor y en contra de Haddad y Bolsonaro.
"Después de los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff mucha gente salió de la pobreza y cada vez accedían a más derechos como por ejemplo las cuotas en las universidades, mientras que las personas de clase media y alta se veían estancados", indica Spies Ullmann.
El Banco Mundial estima que alrededor de 28,6 millones de brasileños salieron de la pobreza entre 2004 y 2014.
La izquierda de Lula, el caudillo del país más grande de Latinoamérica, se resquebrajó con los casos de corrupción de Lava Jato y Odebrecht. Según Spies Ullmann, estos los asocian solo con el Partido de los Trabajadores (PT), desconociendo que es algo institucional. Apela Lula a su caudal político y por eso insistió hasta hace cuatro semanas en presentarse como candidato, pero la justicia se lo impidió porque lo entiende inhabilitado para postularse. Eso lo capitalizó Bolsonaro que representa los ideales más conservadores de la sociedad brasileña, además es un nostálgico de la dictadura que imperó entre 1964 y 1985.
"La clase media y alta cree que él puede cambiar la economía, pero no ven que sus propuestas son gaseosas, solo van a votar por él porque se contrapone a Lula, además creen que han perdido derechos, se ven amenazados y creen que con Bolsonaro volverán a tener las cosas más fáciles", destaca Spies Ullmann.
El apoyo a uno y a otro, pasa más por el rechazo que por la aprobación, por el miedo de que al poder regrese el PT o de que gane el ultraderechista Bolsonaro, quien lidera los sondeos.
"Bolsonaro se ha beneficiado del escenario de los últimos cuatro años: se beneficia del antipetismo y de los que están contra todo", dice el profesor de ciencias políticas Owaldo Martins de la Universidad de Campinas (Unicamp).
El capitán de la reserva del Ejército, conocido por polémicas declaraciones machistas, racistas y homofóbicas, se ha erguido como el representante de la "nueva política" a pesar de sus 27 años como diputado y ha izado la bandera de la lucha contra los corruptos y contra el PT de Lula.
Además, el ataque que sufrió el 6 de septiembre, cuando un hombre que dijo estar "asustado" por sus radicales propuestas le asestó una puñalada en medio de un mitin lo catapultó en las encuestas. La cuchillada le causó heridas en el sistema digestivo que lo mantuvieron hospitalizado hasta el 29 de septiembre, pero desde su lecho mantuvo el contacto con sus seguidores por las redes sociales, en las que ha centrado una campaña que no se sabe si retomará para la segunda vuelta, pues proseguirá su recuperación en su domicilio.
Esos 28,6 millones de brasileños que salieron de la pobreza y ahora integran la clase media junto a los que se estancaron durante los 13 años de Gobierno del PT decidirán el futuro del gigante de Latinoamérica. Moisés Naím, académico y periodista venezolano la califica como el “huracán político” que está cambiando el mundo, si bien las consecuencias políticas de su comportamiento electoral son imprevisibles, el temor a perder lo alcanzado o a no poder consumir pueden definir los comicios de hoy, aunque las encuestas preveen una segunda vuelta.
La economía de Brasil se aproxima al final de un periodo marcado por la peor recesión de su historia, unos índices de desempleo aún preocupantes y un déficit fiscal desbocado que el presidente que sea elegido tendrá que abordar para evitar descarrilar de nuevo.
* Con información de EFE
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015