LUCÍA LEAL
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
Estados Unidos escribió ayer una nueva página con la llegada al poder del presidente Joe Biden, con su juramento puso fin al tumultuoso mandato de Donald Trump y apostó por la unidad, la civilidad y la "decencia" para sanar las heridas de un país en crisis.
Poco antes de que jurara su cargo ante la fachada oeste del Capitolio, su compañera de fórmula, Kamala Harris, hizo historia al convertirse en la primera mujer, la primera negra y la primera persona de origen asiático en ocupar la Vicepresidencia de Estados Unidos. "Este es un momento histórico de crisis y retos, y la unidad es el camino que debemos seguir", dijo Biden en su discurso de investidura.
Con 78 años, Biden es el presidente con más edad que ha tomado posesión en ese país, llegó unas horas después a la misma Casa Blanca en la que trabajó durante ocho años como vicepresidente junto a Barack Obama (2009-2017), esta vez para ocupar el Despacho Oval.
El demócrata deberá afrontar los urgentes desafíos económicos y de salud pública derivados de la pandemia de la covid-19, que ya ha dejado más de 400 mil muertos. "Seremos juzgados, ustedes y yo, por cómo resolvamos esta cascada de crisis de nuestra era.
Asimismo, sentenció: "Debemos dejar de lado la lucha política y enfrentar de una vez por todas esta pandemia como una nación". También tuvo palabras para quienes le veían desde el extranjero: "Repararemos nuestras alianzas y nos implicaremos con el mundo de nuevo, no para encarar los desafíos de ayer, sino los retos de hoy y mañana".
La ceremonia ante el Capitolio no incluyó declaraciones de la vicepresidenta Harris, pero ella fue recibida por vítores cuando juró su cargo con la ayuda de la primera jueza latina del Tribunal Supremo del país, Sonia Sotomayor. "No me digan que las cosas no pueden cambiar", afirmó Biden en referencia a la llegada al poder de la primera mujer vicepresidenta.
Mandatarios de otros países han expresado el apoyo al nuevo mandatario con el que esperan tener buenas relaciones. En la imagen Biden aparece con Kamala Harris.
Cambios de fondo
En su primer acto en el Despacho Oval, Biden firmó 17 decretos y proclamaciones destinadas a deshacer muchas de las medidas que tomó su predecesor, Donald Trump, varias de ellas relacionadas con la inmigración.
Una de ellas pide a los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional tomar "todas las medidas necesarias" para salvaguardar el programa DACA, instaurado en en el 2012 y que protege de la deportación a casi 650.000 indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, conocidos como "soñadores".
También pidió que el Congreso actúe para protegerlos y su nueva propuesta de reforma migratoria pide otorgarles directamente la residencia permanente a ellos y a los beneficiarios del Estatuto de Protección Temporal (TPS, en inglés).
En un segundo decreto, ordenó acabar con la emergencia nacional decretada por su predecesor, Donald Trump, para desviar fondos hacia la construcción del muro en la frontera con México.
Eso permitirá al nuevo mandatario cumplir su promesa de frenar el proyecto estrella de Trump en la frontera, aunque Biden no planea derribar la parte de barrera ya construida por el político republicano, que se extiende a lo largo de 727 kilómetros (452 millas) de la zona limítrofe.
Un tercer decreto anuló el veto migratorio que impuso Trump hace cuatro años a los viajeros procedentes de 11 países de mayoría musulmana, conocido popularmente como el "veto a los musulmanes".
Ese veto obstaculizaba hasta ahora la entrada a EE.UU. de los nacionales de 11 países con una significativa población musulmana (Eritrea, Irán, Kirguistán, Libia, Birmania, Nigeria, Somalia, Sudán, Siria, Tanzania y Yemen), e incluye restricciones para algunos funcionarios de Venezuela y Corea del Norte. Biden también instruyó al Departamento de Estado a reanudar las solicitudes de visado para esos países, según su equipo.
Además, ordenó volver a contar a los inmigrantes indocumentados en el censo de población que se lleva a cabo cada 10 años, y revisar los mecanismos de la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, en inglés) a la hora de arrestar a indocumentados, que se recrudecieron durante el mandato de Trump.
Otra firma fue la orden ejecutiva para regresar a EE.UU. al Acuerdo de París, un gesto que busca devolver a Washington al liderazgo en la lucha contra el cambio climático y sirve para cumplir una de sus principales promesas electorales.
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