NATALIA KIDD
EFE | LA PATRIA | BUENOS AIRES
El Gobierno de Argentina sorprendió ayer al imponer por decreto restricciones cambiarias con el objetivo de intentar frenar la escalada del precio del dólar y la fuga de divisas tras tres semanas de severas turbulencias financieras.
El decreto, que lleva la firma del presidente, Mauricio Macri, apareció publicado ayer en el sitio web del Boletín Oficial, de manera que las medidas tendrán efecto desde hoy, cuando se retoman las operaciones financieras en el país.
El decreto establece que hasta el 31 de diciembre los exportadores de bienes y servicios deberán ingresar al país las divisas y/o negociarlas en el mercado de cambios "en las condiciones y plazos que establezca" el Banco Central argentino.
Los exportadores tendrán que vender en el mercado local las divisas producto de sus exportaciones dentro de un máximo de cinco días hábiles después del cobro o 180 días después del permiso de embarque.
Según aclararon, no hay restricciones para la importación, pero las empresas no podrán comprar dólares para atesorar.
El decreto establece que el Banco Central determinará los casos en que las compras de divisas en el mercado de cambios y las transferencias al exterior requerirán autorización previa.
Incoherencia
La medida sorprende a los argentinos, que a finales del 2001 vieron cómo sus ahorros quedaron atrapados en los bancos y años después, durante el gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), sufrieron restricciones cambiarias, obligados a pedir autorización para comprar dólares y hacer transferencias al exterior, pagando una tasa adicional por las compras con tarjeta en el extranjero y viendo un florecimiento del mercado informal de divisas.
Aquellas restricciones -el denominado "cepo cambiario"- fueron siempre criticadas por Macri, quien ahora se ve obligado a imponer límites "ante diversos factores que impactaron en la evolución de la economía argentina y la incertidumbre provocada en los mercados financieros", según alega el decreto que lleva la firma del mandatario, que aspira a la reelección en octubre.
"El Ejecutivo se vio en la necesidad de adoptar una serie de medidas extraordinarias tendientes a asegurar el normal funcionamiento de la economía, sostener el nivel de actividad y empleo y proteger a los consumidores", argumenta el decreto.
A la hora de comprar divisas, el monto máximo mensual para las personas físicas será de 10.000 dólares, y se requerirá autorización previa para las compras que superen ese monto.
En el caso de las transferencias de fondos de cuentas al exterior, el máximo será de 10.000 dólares por persona por mes.
Los bancos estarán habilitados para extender su horario de atención a los clientes durante este mes.
El Gobierno adoptó estas medidas tras el "agosto negro" en los mercados desatado luego de que en las primarias el peronista Alberto Fernández, candidato presidencial del Frente de Todos, lograra el 47,78% de los votos, muy lejos del 31,79% obtenido por Macri.
Además de afectar severamente a bonos públicos y acciones, el pánico entre los inversores hizo saltar un 35,8% el precio del dólar en la plaza local en agosto.
Por la crisis, también se aceleró la salida de depósitos en dólares de los bancos y cayó drásticamente la tasa de renovación de títulos de deuda de corto plazo emitidos por el Tesoro, obligando a millonarias cancelaciones de títulos en manos mayormente de inversores institucionales.
En agosto, las reservas monetarias de Argentina cayeron en 13.793 millones de dólares, hasta los 54.098 millones.
Según datos de la consultora Ledesma, buena parte de esta sangría se explica por los 2.038 millones de dólares que el Banco Central destinó desde las primarias a intervenir en la plaza cambiaria local para intentar detener el alza del precio del dólar.
Otros 5.456 millones de dólares se fueron para hacer frente al retiro de los depósito bancarios en dólares y a la cancelación de instrumentos de deuda de corto plazo.
Ante este escenario, el miércoles el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, anunció iniciativas para buscar extender los vencimientos de pago de deuda con acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional con el objetivo de preservar las reservas para que el Banco Central tenga mayor poder de fuego en la plaza cambiaria.
Argentina está en recesión desde abril de 2018, con altos niveles de inflación y crecientes tasas de desempleo y pobreza.
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