EFE | LA PARTIA | BAGDAD
Una cadena de atentados en Irak causó ayer la muerte a 45 personas y heridas a 159, un día antes de que se cumpliera el primer aniversario de la salida definitiva de las tropas estadounidenses de ese país.
En el último año, Irak se ha sumido en una crisis política entre los distintos partidos y con la región autónoma del Kurdistán, y ha sufrido un repunte de la violencia con frecuentes atentados contra objetivos chiíes y fuerzas de seguridad.
La provincia más afectada por la ola de ataques de esta jornada fue Salahadín, al norte de Bagdad, donde fallecieron 12 personas y 52 resultaron heridas, entre ellas 14 peregrinos iraníes, por la explosión de cuatro carros bomba y dos artefactos en varias zonas, según informaron a Efe fuentes de seguridad.
La explosión de otro carro en un concesionario en el barrio de Dolai, al noroeste de Bagdad, causó 11 muertos y 45 heridos, así como un incendio en el lugar.
En el este del país, en Diyala, al menos 10 personas perdieron la vida y 30 resultaron heridas por la explosión de tres vehículos y de cuatro artefactos en distintos puntos.
El estallido de otro vehículo cargado con explosivos causó la muerte a al menos siete personas -tres de ellas mujeres y dos menores- y heridas a 14 en el pueblo de Tahraua, cerca de Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive.
Otra provincia escenario de ataques terroristas fue Al Anbar, en el oeste, donde fallecieron cuatro personas, entre ellas dos policías, y nueve sufrieron heridas por el impacto de un proyectil de mortero y la detonación de un carro bomba.
Sin estabilidad
Este tipo de atentados pone en duda la estabilidad que EE.UU. aseguró haber logrado antes de su retirada definitiva de Irak, que se produjo el 18 de diciembre de 2011.
Pero aunque la violencia se ha recrudecido en este último año, más grave ha sido la crisis política, que se desató tan solo 24 horas después del repliegue estadounidense.
La orden de arresto contra el vicepresidente, suní Tareq al Hashemi, sobre el que penden cinco condenas a pena de muerte en rebeldía por supuestos actos de terrorismo, provocó el boicot de su formación Al Iraquiya durante un mes de las sesiones del Gobierno y del Parlamento.
Al Hashemi buscó refugio en la región autónoma del Kurdistán iraquí bajo la protección de su presidente, Masud Barzani, que rechazó entregarlo a las autoridades de Bagdad, por lo que surgieron problemas entre esta región y el Gobierno central.
Además de este asunto, el Kurdistán iraquí y el gabinete del primer ministro, Nuri al Maliki, mantienen nuevos conflictos por zonas que ambas partes reclaman como propias y a las que han enviado refuerzos militares en las últimas semanas.
El analista político Ibrahim Yaburi dijo a Efe que "el proceso político está bloqueado y ha entrado en un túnel oscuro que puede llevar a que Irak vuelva al punto cero".
"Los retos están en el terreno político", subrayó Yaburi, que acusó a EE.UU. de ser el único responsable de las crisis en Irak, ya que se retiró "en medio del caos".
Según el analista, las fuerzas estadounidenses no proporcionaron al Ejército iraquí armas desarrolladas porque no querían que este fuera fuerte, para así volver a intervenir en el país si lo consideraban necesario.
La retirada de las tropas de EE.UU. Se dio en dos etapas: la primera en enero de 2009, con el repliegue de las fuerzas militares de las ciudades, y la segunda finalizó en diciembre de 2011, con la salida del último soldado estadounidense del país.
Desde su invasión a Irak en marzo de 2003, que desalojó a Sadam Husein del poder, las tropas de EE.UU. libraron duros combates contra insurgentes y terroristas que causaron la muerte a unos 4 mil 500 soldados estadounidenses.
La población civil, la más afectada por tantos años de violencia, también mira al futuro con temor y se expresa dividida sobre el papel jugado por EE.UU.
La voz de un ciudadano
En una cafetería de Bagdad, Abu Ahmed, un jubilado de 66 años, explicó a Efe que teme el regreso de los estadounidenses porque "significaría la vuelta de la violencia sectaria. Eran ellos quienes alimentaban esto", destacó. Sin embargo, su compañero Raad Abu Husein pidió no culpar a las tropas estadounidenses y "pasar página y olvidar la ocupación". Para Abu Husein, lo importante es "fortalecer la unidad nacional y acabar con el sectarismo para que las próximas generaciones vivan en seguridad y paz".
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