MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Un sabor dulceamargo están sintiendo venezolanos en Colombia desde el lunes con la apertura de la frontera por decisión del presidente, Gustavo Petro. Para ellos, esto no frenará el éxodo de venezolanos.
"Abrieron las fronteras; qué bueno, tal vez muchos logren beneficiarse, pero ojalá no se convierta en tema de intereses. Que se acaben los pasos ilegales, que traen muerte, niños y mujeres maltratadas y violadas", dice un venezolano en Manizales que pidió reserva de su nombre.
"Por ese lado uno tiene la esperanza de que muchos no van a arriesgar su vida y su integridad ni la de sus familias, porque todavía hay grupos ilegales y armados en las fronteras controlando absolutamente todo. Pero también hay otra realidad que no podemos esconder, y es que Venezuela no es un país garante de derechos. De allí salen diario miles de personas buscando mejores condiciones, ya no solo económicas, sino de salud, educación y muchas cosas más".
Pocos regresan
La manizaleña criada en Venezuela Laura Vanessa Castaño, médica y directora de la Fundación Aires de Esperanza que apoya a venezolanos en Caldas, retornó hace cuatro años. También espera que la apertura fronteriza sea positiva y que temas como el paso de los camiones con mercancías pueda darse sin contratiempo, "que no sean víctimas de lo que tienen que vivir los venezolanos en las carreteras".
Queriendo ver más cosas positivas de la medida, Castaño considera que podría facilitar que la gente salga de Venezuela de manera legal, sin tener que ir por pasos irregulares y llegar a Colombia buscando servicios de salud.
"Está llegando mucha gente de Venezuela a Manizales con enfermedades terminales, porque no tiene dólares para pagar en Venezuela los tratamientos de alto costo, como por ejemplo de cáncer, pues desde hace unos 15 años el sistema lo convirtieron en salud pública y todo se paga ya en dólares. La gente tiene que comprar todo".
Por temas como este es que no hay mucha gente regresando a Venezuela. "Están tomando rutas hacia el Darién para seguir a Estados Unidos. Venezuela está dolarizado. Se sabe de gente que lleva alimentos desde Colombia y los vende al doble en Venezuela, donde los tienen que comprar en dólares", agrega el venezolano que pidió reserva de su nombre.
La dolarización
La periodista Zaily Navas, venezolana en Manizales desde hace siete años, considera que para cualquier país es muy importante que las fronteras estén abiertas porque dan paso al comercio, al libre tránsito y al intercambio de culturas; pero cree que para el caso de la colombovenezolana beneficiará es a quienes viven en los pueblos cercanos.
"Supongo que la economía se va a reactivar un poco. El venezolano que migró y se quedó en la franja fronteriza a lo mejor vuelve, porque es quien dejó su casa y ya no tendrá que pagar más arriendo en Colombia, pero podrá pasar a compra sus alimentos y otros bienes, como ocurrió por muchos años. No se beneficiará el que vive más lejos. Para retornar necesita contar con trabajo, salud, educación, y eso no está garantizado en Venezuela", considera Navas.
También expresa que si alguien en Venezuela tiene una enfermedad crónica es difícil que consiga medicamentos y no hay instituciones que lo atiendan; hay dificultades para el estudio de los niños y en muchas zonas se pagan los bienes y servicios con dólares, o si reciben bolívares, les cobran el equivalente en dólares.
"Mi país se detuvo y estancó la educación, la salud, la economía. No veo razonable retornar porque hayan abierto una frontera. No me extraña que en unos días el gobierno venezolano salga a decir que Colombia se está beneficiando por la cantidad de alimentos que está pasando, pero el que puede comprar comida en Venezuela es porque gana mucho haciendo varios trabajos a la vez, hasta informales".
No es Disneylandia
Otra venezolana en Manizales desde hace siete años es Anahy Breisse, directora de la Fundación Organización Sin Fronteras que apoya a venezolanos en esta región. Coincide con sus compatriotas en los beneficios que se esperan de la apertura de fronteras, pero sostiene que cuando en un país los poderes están comprados, cuando no hay elecciones libres, cuando no hay el derecho a la opinión, cuando hay una corrupción imperante en todo, es un país secuestrado.
"Como mi país. Esto lo que va a generar para Venezuela es mayor poder económico y más tiempo se quedará el gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, ojalá que esta apertura permita a las personas que quieran avanzar hacer algo por el país y que haya cambio. Abrir fronteras y quedar en las mismas no tiene sentido. No crean que porque ya hay apertura de fronteras ahora Venezuela es Disneylandia. Venezuela sigue en crisis", expresa Breisse.
La vereda La Manuela, de Manizales, en la vía Pacífico Tres, se convirtió en paso de caminantes. Por allí se ven colombianos y venezolanos con sus pertenencias tomando rutas hacia Medellín o al Valle del Cauca.
James Roncancio es administrador de la estación de servicios Manuela desde hace 14 años. Recuerda que con la transformación física que tuvo el sector adaptaron también el negocio y entre los cambios fue ubicar una carpa con 10 mesas como espacio alterno para momentos de mucha demanda. Con el tiempo la carpa adquirió un uso humanitario.
"Ahí llegan todos los días los caminantes, colombianos y venezolanos, ahora más venezolanos. Es un espacio en donde pasan la noche. Soy padre de familia y parte el corazón ver a niños en estas condiciones, no da para decirles: váyase".
El punto es apetecido porque allí llegan camioneros a pernoctar y algunos les dan comida a los caminantes o chance de transportarlos.
"Si vemos familias con niños, en el restaurante les ayudamos. El caminante colombiano anda sin plata, pero los venezolanos no andan tan en cero, en la medida en que nadie les da ellos compran. Lo normal es que no pidan, se hacen debajo de la carpa para que vean la situación y les den. A algunos clientes les incomoda, pero si uno piensa de forma humanitaria, cómo quito la carpa".
Roncancio asegura que en las dos últimas semanas han visto más venezolanos, que dicen ir hacia el Darién con destino a Estados Unidos. Llegan a horas de almuerzo o hacia las 7:00 de la noche y al otro día arrancan camino a las 6:00 o 7:00 de la mañana. De las 10 mesas ya no queda ninguna bajo la carpa, Roncancio explica que las quitaron, pues hay días que se cuentan hasta 30 caminantes pernoctando, amontonados, en este espacio de 4 metros de ancho por 8 de fondo. El promedio diario es entre 10 y 15 personas.
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