MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Dorancé Martínez vive desde hace 17 años en el barrio San Lorenzo de Supía con su esposa y dos hijos, a escasos 15 metros del río. Ayer él estaba echando pala para sacar el lodo que le dejó su casa inundada y con casi todos los elementos perdidos.
Es mototaxista y aunque le han tocado todas las crecientes y las tres avalanchas de este año del río Supía asegura que ninguna como la del sábado en la noche. Recuerda que entre 7:00 p.m. y 8:00 p.m. comenzó a llover muy fuerte y todo el mundo se quedó alerta esperando qué iba a ocurrir. De un momento a otro comenzó a sonar muy fuerte el afluente y se vino la avalancha. Todas las personas salieron huyendo hacia la vía principal de entrada de Supía y tuvieron que dejar todo a expensas de la naturaleza.
Perdieron todo
Dorancé asegura que después de la segunda inundación tenía todo nuevo. "Me endeudé para dotar la casa, porque la Alcaldía solo nos dio una colchoneta, y ahora lo volví a perder todo, cosas que estaban casi nuevas. Lo duro es que buscar casa en arriendo es difícil aquí, cuestan entre $500 mil y $600 mil al mes las más baratas y el subsidio que da la Alcaldía es de $250 mil durante tres meses, aunque no a todo el mundo se lo dan. Casi todos perdimos hasta la ropa. Ahora esperamos que nos ayuden", concluye Dorancé.
Historias como esta se repetían en los 16 barrios y las 5 veredas que resultaron afectados en Supía, donde ayer todavía estaban con el lodo dentro de las casas y en las calles, limpiando y tratando de recuperar lo que más pudieran.
Daños enormes: alcalde
El alcalde de Supía, Marco Antonio Londoño, sostiene que infortunadamente el balance es muy crítico porque fue una emergencia en la que llovió en una hora y media lo que debía haber llovido durante 15 días (115 milímetros) y esto dejó un saldo de unas 3 mil viviendas afectadas en diferentes grados, cerca de 40 viviendas en pérdida total, viviendas averiadas que aún cuantifican y el resto de casas se inundaron con agua, lodo, basuras y palos que les dañó casi todas las pertenencias a sus habitantes.
Agrega que la avalancha fue por las crecientes del río Supía y de las quebradas Grande y Rapao, afluentes que se encontraron en un punto y causaron estragos. "Los daños son enormes", dice.
Colapsaron las tres bocatomas del acueducto, dos de ellas con pérdidas grandes, y creen que hay una, según Empocaldas, que está destruida; la otra pareciera que se puede rehabilitar y quedó la bocatoma de Rapaíto, que es la que está surtiendo a todo el municipio. "Vale la pena mencionar que como muchas personas necesitan limpiar sus casas y calles hay un alto consumo de agua y eso ha llevado a que Empocaldas tenga que estar muy activo con el servicio, que se logró restablecer hacia el mediodía del domingo".
El alcalde señala que también hay muchas redes de alcantarillado colapsadas, aunque Empocaldas tiene equipos trabajando para limpiarlas; además, tienen muchos residuos en las calles que ya ayer estaban recogiendo y llevando provisionalmente a la plaza de toros. "Por ahora tenemos unas 50 toneladas y vamos a llegar a unas 150. Disponemos todos los residuos en el Relleno Sanitario La Esmeralda en Manizales y hasta allá debemos llevar todo. Pacífico Tres, la Gobernación y la Alcaldía de Anserma nos van a prestar volquetas para empezar a llevar ese material".
También entristece al municipio que esta emergencia dejó una mujer fallecida, unos siete heridos y estiman unas 10 mil personas damnificadas. Dispusieron de tres albergues para familias que quedaron con viviendas en pérdida total, uno de ellos el centro vacacional Wainaní a donde los van a concentrar a todos. "Otras personas decidieron irse para donde sus familias o sus grupos de apoyo para tratar de pasar la situación", agrega el alcalde.
Reciben donaciones
La Casa de la Justicia, donde se instaló un Puesto de Mando Unificado para el manejo de la emergencia, también sirve de centro de acopio. Allí reciben ayudas en alimentos no perecederos, ropa en buen estado y elementos de aseo y de cocina para los damnificados.
Paula Andrea Mejía, barrio San Lorenzo
El agua subió unos 90 centímetros, aunque en otras partes fue más, dicen que les llegaba hasta el cuello. Lo perdimos todo: lavadora, televisor, camas, colchones, ropa. Gracias a Dios logramos sacar a los tres niños, que los tenemos en casa ajena porque cómo los vamos a tener aquí, no hay siquiera dónde sentarse. Pedimos que nos ayuden.
Mery Corrales, barrio Popular, sector El Planchón
Estamos muy cerca al río, pero ese día el río Supía bajó por estas calles, se entró por completo, tumbó hasta paredes de casas que hay al frente y quedaron en el piso. Desde las entidades nos han ayudado a limpiar las calles y a sacar lo que quedó servible de las casas, y ya hay maquinaria sacando el material junto a todo lo que perdimos, no en vidas, pero sí en los bienes de cada familia, porque lo perdimos todo. Por el momento toca quedarnos acá, para dónde nos vamos a ir.
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