LA PATRIA | MANIZALES
"En escasísimas palabras dijo el hombre que una vez subió también a la finca una muchacha con la que él tenía una relación, de nombre Gloria, y de quien no sabía su apellido, y que a su hija no le gustó ello, porque en parte
ha sido muy celosa. Así quiso demostrar que la menor terminó creando una grave historia de abuso, por unos celos (¿amorosos?) respecto al padre con el que tan poco había compartido en los últimos años y se veían solo de manera esporádica".
Esto se lee en un fallo del Tribunal Superior de Manizales, que condena a un sujeto, interno de la cárcel La Blanca, de Manizales, quien aprovechaba los permisos de 72 horas (a los que ya tenía derecho) para compartir con su hija, de 10 años, llevársela para una finca que le prestaban y manosearla. No se da el nombre del sentenciado para evitar revictimizar a la menor. Con esa frase, el sujeto quiso demostrar que su hija se inventó la historia.
Para hacer menos probable tal versión, indicó el Tribunal, vale traer a colación la declaración del psicólogo de la Comisaría de Familia de Chinchiná, que al atender a la niña, si bien no realizó una valoración forense de credibilidad, sí realizó un examen mental directo, junto a una entrevista semiestructurada que le permitieron edificar conceptos propios de su materia.
"Entre esos destaca que la menor no revelaba rasgos fantasiosos o desconexión con la realidad, sino que se mostraba como persona ubicada en tiempo y espacio, con capacidad de aprehender y evocar sus experiencias. Así pues, no aludió directamente a la veracidad, pero sirvió de soporte para conocer que la testigo, en un plano psicológico, estaba en posibilidad mental de dar cuenta del suceso traumático origen de este proceso".
Así decidió confirmar la condena dada, el 21 de agosto de 2019, por el Juzgado Primero Penal del Circuito de Chinchiná. En los hechos se resumió que el sujeto, en múltiples ocasiones, se contactó con su hija para llevarla "a pasar tiempo en una finca de la vereda Alto del Chuscal, donde residía una pareja de esposos que los recibían por amistad.
En ese lugar dormía en las noches junto a la pequeña, en la misma cama, aprovechando esos momentos de vulnerabilidad y soledad, para tocarla. La niña le contó a una tía y ahí arrancó el proceso penal por actos sexuales con menor de 14 años simple, en concurso con incesto. Los tocamientos ocurrieron los días 30 de enero, marzo y mayo del 2017. Terminó sentenciado a 10 años de prisión.
El sujeto, de 32 años, nacido en Villamaría, tiene una condena de dos años por lesiones personales dolosas. Y otra de 8 años y 4 meses, por homicidio. Por esta última ya tenía el permiso de 72 horas.
La tía llegó a decir que no le creía mucho a la niña porque ella sentía rencor con su papá porque no la sacaba. Hasta la tildó de “volantona” e “inmanejable”.
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