MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Dos días antes de la avalancha, lunes 17 de octubre del 2011
A las 9:00 p.m. se desliza un terreno de la finca La Marmolera, afecta animales y parte de un tanque de agua de la planta de tratamiento Luis Prieto, frente a este predio, en la vereda Gallinazo (Villamaría).
Un día antes de la avalancha, martes 18 de octubre del 2011
Dueños de fincas de la zona que pidieron apoyo desde mayo por los derrumbes, insisten con el alcalde de Villamaría, Luis Fernando Marín; Corpocaldas y Gestión del Riesgo de Manizales.
Día de la avalancha, miércoles 19 de octubre del 2011
A las 7:30 a.m. se reúnen el Comité Local de Desastres, que lidera el alcalde, Juan Manuel LLano; Corpocaldas y Aguas de Manizales. Gestión del Riesgo reporta fuertes lluvias y que el derrumbe tiende a crecer, pide monitoreo para alertar posible taponamiento del cauce, avalanchas y afectación de la planta. El gerente de Aguas, Álvaro Andrés Franco, dice que la empresa tiene planes de contingencia para proteger la planta y que no advierte riesgo inminente sobre ella.
Dos horas después, a las 10:30 a.m., se deslizan unos 138 mil metros cúbicos de tierra desde La Marmolera. Forma una avalancha que aguas abajo arranca las tuberías principales, únicas que surtían de agua a Manizales. La planta Niza (vía al Cerro de Oro) estaba fuera de servicio.
La avalancha, sobre el río Chinchiná, daña además dos casas y el puente vehicular de Gallinazo que comunica con Manizales. Al mediodía ya no había agua en buena parte de la ciudad. Se inicia un episodio que marca la historia de esta capital: 17 días sin una gota de agua saliendo de las llaves.
Primer impacto
Comienza una emergencia sanitaria. La gente acude a comprar agua embotellada, al menos para los usos vitales, pero empieza a escasear este producto y se vuelve costoso.
Por calles y barrios se ve gente tratando de ubicar un nacimiento o chorro de agua para llenar canecas, baldes, botellas, porrones o lo que se encuentre para llevar a casa. Favorece el intenso invierno, que mantiene los terrenos saturados de lluvia y de esto se valen para suplir la necesidad.
Se comienzan a formar extensas filas para proveerse, y en medio de esto vienen discusiones y expresiones de rabia por tener que cargar pesados recipientes con agua y por la imprevisión de las autoridades que no tienen un plan de contingencia.
Algunos optan por destapar el sistema de alcantarillado para extraer aguas circulantes, así fueran con pantano y residuos. Entidades de salud advierten que no se pueden consumir y expiden medidas.
Solidaridad
Una semana después, Aguas diseña un plan de contingencia con ayuda del Gobierno Nacional. Llegan desde otras ciudades tractomulas, volquetas y carros tanque para contribuir en la distribución de agua por barrios, a ciertos horarios y en puntos estratégicos; además de ubicar tanques abastecedores, en su mayoría junto a los CAI.
Aunque esto ayuda, no es suficiente. La población se queja porque los carros no llegan, porque el líquido no alcanza y muchos tienen que devolverse con los recipientes vacíos. Algunos acuden a familiares residentes en veredas, en fincas y hasta en ciudades cercanas al menos para bañarse.
La gente hace chistes de la situación, como el que dice que en Manizales la gente se está haciendo el baño del avión: el motor (área genital) y las dos alas (axilas). La Alcaldía prohíbe lavar vehículos, andenes, fachadas y regar plantas.
En medio de toda esta tensión sale a relucir la solidaridad entre personas y desde instituciones como la Policía para cargar agua, para suministrarla a los más vulnerables, para acomodar mangueras, para avisar con sirenas la llegada de los carros tanque.
Sectores golpeados
La prioridad para llevarles agua son los hospitales y clínicas; luego ancianatos, hogares del ICBF y cárceles; seguidos por la población en general, para lo que la ciudad se divide en 21 cuadrantes.
Finalmente están industrias, centros comerciales y hoteles, por lo que algunas empresas trabajan a media marcha. Las ventas en el comercio se reducen en un 50% y se empieza a hablar de sobrecostos al no contar con dinero para traer agua de otras ciudades. Un carro tanque con 12 mil litros de agua cuesta unos $300 mil.
Proponen que el comercio abra más tarde y trabaje en jornada continua y que las instituciones educativas aplacen su reinicio de clases, pues es la semana de receso escolar.
Con el paso de los días la noticia se va difundiendo y desde otros puntos del país tildan a los manizaleños de pasivos porque no protestan ni exigen por vías de hecho una solución, aunque en algunos barrios sí han acudido al bloqueo de vías para exigir la presencia de carros tanque.
Así transcurrieron estos 17 días, cuando por fin volvió a salir poco a poco agua potable de las llaves.
Otros 13 días más
Nadie se imaginó que esos 17 días sin agua serían el preámbulo para otros 13 más, desde el 6 de diciembre. Otra avalancha en el mismo sitio, pero más grande, se llevó las tuberías que Aguas de Manizales había instalado y elevado provisionalmente en Gallinazo.
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