LA PATRIA| MANIZALES
"¿Hasta cuándo, por Dios, seguiremos aguantando esta situación? Cuando creemos que todo es paz y tranquilidad aparecen otros grupos que nos quitan el sueño". La frase es de un habitante del oriente caldense, cansado de la situación de inseguridad y zozobra que viven por cuenta del rearme de organizaciones al margen de la ley, algunas integradas por exparamilitares desmovilizados en el 2006, que pasan la frontera entre Caldas y Antioquia, como Pedro por su casa.
A esta redacción llegaron nuevas quejas de esa zona del departamento. Primero, en Pueblo Nuevo (Pensilvania) se ha visto a unos sujetos ir de casa en casa, negocio por negocio, pidiendo el aporte "para brindar seguridad". Los habitantes prefieren no profundizar en eso, por temor.
De otro lado, en la vereda Cristales, de Samaná, se ve a integrantes del llamado Clan de Oriente, banda de desmovilizados que aterra en esa zona y cruzan sin Dios, ni ley. Uno de ellos es alias Duber, a quien vieron montado sobre una bestia, "en la que va y viene de darles vuelta a los cultivos de coca".
Duber se encarga, supuestamente, al igual que otros ya capturados, de coordinar las extorsiones, conseguir armas y traficar con estupefacientes, según informaciones de inteligencia. Tiene orden de captura. Hace parte, al parecer, del mando medio de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, bajo la batuta de alias Camila (hombre) y Henner, que agruparon a algunos exauc.
Camila es de Manizales. En alguna investigación aportó con las autoridades sirviendo de agente en cubierto para desmantelar a los presuntos componentes del Eln que delinquían en el Páramo de Letras. Ahora, usando esa doble fachada, delinque en el suroriente de Antioquia. Incluso, está señalado de asesinar a un líder social por los lados de Sonsón.
A propósito de Camila, habría participado en el asesinato, en días pasados, de Tiberio Cardona, de 66 años, campesino del sector de El Faro, de Nariño, ultimado en su casa delante de su esposa, a plena luz del día. Le propinaron tres balazos.
En esa población antioqueña no se salvan tampoco de las incursiones de este grupo ilegal. Habitantes narraron que son varios los retenes que han realizado en los últimos meses, de día, en la vía principal que conduce de Nariño a Puente Linda.
En diciembre pasado ultimaron con arma de fuego, en la vereda Cristales, del corregimiento de Florencia (Samaná), a Jesús Castro, dirigente comunal de la vereda Morro Azul, perteneciente a Nariño (Antioquia). La Policía Caldas indicó que el muerto era conocido como Guajiro, quien además se dedicaba a actividades de minería informal en zona rural de Nariño (Antioquia) y sobre el río Samaná, en límites entre los dos departamentos.
Hubo un herido en ese ataque, habitante de Florencia, impactado en la pierna izquierda y posteriormente atendido en el centro de salud San José, del corregimiento, donde se recuperó. En este hecho también relacionan al Clan del Oriente.
En agosto del 2020 mataron a José Duván García, de 55 años. Lo hallaron en el patio principal de su casa, en la vereda La Sofía, finca La Jirona, de Florencia (Samaná). Los testigos escucharon disparos y al día siguiente les avisaron a las autoridades. A José Duván lo atacaron con escopeta y revólver (2). Un amigo del trabajo fue quien lo encontró, pues quedaron de verse en esa vivienda para colaborarle en la recolección de café. Dos meses atrás recibió amenazas.
Se cree que el hecho violento tiene relación con la situación que se vive en la zona por la erradicación de cultivos de coca, pues precisamente 60 días antes una comisión judicial integrada por CTI de la Fiscalía y Ejército erradicó un cultivo en esa zona, en donde además se desmontó una estructura básica para el procesamiento de la base. Arrancaron de forma manual 6 mil 880 matas y procedieron a su destrucción.
En el corregimiento de Florencia se encontró también en el 2019 una zona cultivada con coca, al parecer promovida por dos exparamilitares del Magdalena Medio. En esa ocasión se erradicaron 30 mil matas en varias veredas, que limitan con Antioquia, como lo contó LA PATRIA tras su visita al lugar.
Se cree que desde Nariño se controla todo el microtráfico, no solo de ese municipio, sino de Argelia, Sonsón y poblaciones caldenses aledañas. Camila anda con el Ñato, Chatarray, Rigo (exsoldado profesional), conocedor del territorio. A este último, segundo de Camila, lo detuvieron el sábado en esa población antioqueña.
Al parecer, este cabecilla ha enviado mensajes a celulares donde les exige a los presidentes de Acción Comunal informar sobre los vehículos que pasan por la zona y con quiénes van "para que no vayan a tener ninguna sorpresa".
Foto| LA PATRIA
En mayo pasado detuvieron, en la Operación Cristales, en el corregimiento de Florencia, a tres integrantes del Clan de Oriente, dedicados al tráfico de estupefacientes, porte de armas de fuego, homicidios selectivos y lesiones personales en esa zona de Caldas, en Nariño, Sonsón y Argelia.
Para evitar la captura, los delincuentes dispararon contra los uniformados, pero fueron reducidos y posteriormente capturados. Cayeron Cabezón, Bony y Gato. Les encontraron 3 revólveres calibre 38, 2 pistolas calibre 9 milímetros, 2 proveedores para arma, 37 cartuchos calibre 38 especial, 31 cartuchos calibre 9 mm, 3 celulares, 3 uniformes de uso privativo de las fuerzas militares, 15,8 gramos de clorhidrato de cocaína y 646 de bazuco.
Al parecer, obligaban a la comunidad a sembrar matas de coca. De esa organización hay más detenidos, de quienes ya se presentaron escritos de acusación ante los jueces.
La vereda Cristales, de Samaná, es un territorio victimizado por el conflicto, donde hizo presencia hasta comienzos de 2002 el frente 47 de las Farc. Luego se vivió una etapa de tranquilidad hasta la década pasada cuando reaparecieron los cultivos ilícitos.
Habitantes de Samaná contaron que este grupo obliga a los campesinos a sembrar matas de coca, so pena de salir desplazados. "Estaban escondidos esta semana en Morroseco, pero se fueron para Chorro Rico (Cristales). Llegan a las fincas, pero quién les dice algo pues".
En mayo pasado, en Norcasia, aprehendieron a cuatro sujetos que se hacían pasar como integrantes del grupo Los Isaza y/o Los del Morro y, en otras ocasiones por el Eln, al mando del comandante Lázaro, para intimidar por medio de extorsiones a los campesinos del oriente. Extorsionaban en Florencia y tenían conexión con una banda de Sonsón. Tenían contacto directo con un soldado del Ejército, del Batallón Juan del Corral, de Rionegro, para la adquisición de fusiles y municiones, pero gracias a las interceptaciones se frustró la compra.
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