JUAN CARLOS LAYTON
LAPATRIA | MANIZALES
Desde la llegada de la novia, el encuentro fue emotivo y un relicario fue el detalle especial.
Unos 4 minutos antes, a las 10:29 a.m., el alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, ya estaba listo en la entrada principal de la Capilla San Pío X, del barrio La Enea, lugar que escogieron para darse el sí.
Algo nervioso y ansioso, y con su perro Zeus al lado, el alcalde repetía que era un hombre feliz.
Sin embargo, en medio de su sonrisa, de sus continuas caricias al perro, y de su mirada al lado de la capilla, Carlos Mario demostraba su nerviosismo, que justificaba, con el hecho de que se trataba de un paso crucial y fundamental, del que estaría orgullosa su madre, Martha Lucía Correa (fallecida).
La novia llegó muy puntual.
El regalo especial
Las lágrimas llegaron cuando Marín recibió a la novia, Valentina Acevedo, quien luego de bajarse de un antiguo Ford, modelo 1928, se le acercó y le entregó un ramo de rosas y un lirio, junto con un relicario trenzad que tenía adentro dos fotos de la madre de Marín. "Es un detalle muy lindo, porque la sentí presente en toda la eucaristía, ella quería para nosotros una boda católica y además en la comunión sonó su canción (Vuelan los Ángeles) y esto me comovió", indicó.
No se habían visto desde el viernes en la noche, desde las 9:30 p.m. Los dos se fueron a dormir a Termales El Otoño, un regalo que les hizo el representante del Hotel, Carlos Arturo Gallego, pero cada uno por separadado, por lo que el reencuentro fue en San Pío X.
La sorpresa para el novio fue el relicario que le regaló Valentina Acevedo, con dos fotos de la madre del alcalde, Martha Lucía Correa (fallecida).
Para toda la vida
Una vez se reencontraron y marcharon juntos hacia la iglesia, con la música de fondo, que anunciaba el encuentro nupcial, Valetina y Marín se volvían a mirar, con una sonrisa que daba a entender que lo lograron por fin, después de tres intentos fallidos.
El sacerdote Jhon Jairo Osorio Gaviria celebró los detalles de la pareja, lo que aprovechó el religioso para invitar a los asistentes a no dejar acabar el vino ni apagar la luz y no perder los detalles entre las parejas. "Vamos a tener primera dama", celebró.
Carlos Mario seguía mirando el relicario, visiblemente afectado y con lágrimas.
Luego del sí, de los compromisos de fidelidad y respeto que se hicieron y del beso de la pareja, el padre pidió: "Otro besito, para que otras personas se animen a casarse", dijo, en medio de las carcajadas de los asistentes, que aplaudieron esa petición.
Valentina, Zeus y Carlos Mario son una familia feliz.
Zeus regresó, pues lo habían corrido unos metros de la celebración, debido a los ladridos del cachorro, en señal de impaciencia. Se abalanzó sobre la pareja como si también diera un sí.
A las 11:49 a.m los recién casados salieron de la iglesia, y en el antiguo carro Ford dieron un pequeño paseo, con Zeus en la mitad, en medio de la mirada de algunos vecinos del barrio quienes en las calles, las puertas y detrás de las ventanas contemplaron la celebración.
La pareja expresaba su felicidad, mientras el padre Jhon Jairo Osorio les hablaba del compromiso que adquirían.
Valentina compartió con sus mejores amigas la argolla de matrimonio que la convierte en la señora de Marín.
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