LA PATRIA | MANIZALES
Ayer se inició la intervención humanitaria que adelanta la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), para tomar muestras de familiares de desaparecidos y a la vez exhumar cuerpos no identificados que se encuentran en el cementerio San Agustín, de Samaná. La directora de la entidad, Luz Marina Monzón, se refirió al plan de trabajo.
¿Cómo se ha dado el proceso de intervención en estos cementerios?
Hubo Una primera entrega de información entre noviembre y diciembre del 2018. Las organizaciones de la sociedad civil articuladas con las familias aportaron a la (UBPD) información de casos de desaparición forzada en esta región. Luego vino la solicitud de medidas cautelares a la JEP, que emprendió el trámite protección de varios lugares, entre ellos Samaná. Luego las organizaciones entregaron más información de casos.
¿Qué les llama la atención del fenómeno de desaparición en Samaná?
Hay varias particularidades. Primera. Esta es una región donde el Estado no ha hecho una intervención de manera sistemática para hallar a los desaparecidos. Esta es la primera vez que el Estado interviene en el Magdalena Medio Caldense para buscar a los desaparecidos.
Segundo. Sabe la Unidad que esta es una zona donde hay desaparecidos, cuyas familias no han tenido la atención del Estado, por eso tenemos un equipo en Barrancabermeja y otro en La Dorada, que cubre esta zona.
Tercero. Hay organizaciones de la sociedad civil y familiares organizados que han obtenido información y nos han permitido acercarnos con una estrategia. Esas organizaciones son Fundecos, Equitas y el Cedat.
¿Cuántos casos tienen documentados?
En noviembre del 2018 las organizaciones nos entregaron documentados unos 50 casos. En febrero de este año sumaron otros 200 casos. Adicionalmente contamos con información de una fuente como el Centro Nacional de Memoria Histórica que da cuenta de que en el Magdalena Medio caldense hay unas dos mil personas desaparecidas reportadas y que en Samaná en concreto hay reportes de mil 200 personas desaparecidas, un número espeluznante y lo peor es que es un subregistro con toda certeza. Abordarlo es poder aproximarnos a quienes aún no están en ningún registro.
¿Los casos de ejecuciones extrajudiciales hacen parte de las búsquedas?
La desaparición tiene varias manifestaciones que rompen el concepto inicial tradicional, donde a la persona la privan de la libertad y no se vuelve a saber de ella. En las ejecuciones son asesinatos de personas que terminan convertidas en desaparecidas porque ocultan la identificación. El cuerpo está, pero no puede llegar a su familia. El destino de esos cuerpos son los cementerios.
¿Qué se realizará durante estos días en Samaná?
Desarrollaremos un plan de trabajo con cinco acciones humanitarias.
1. Acompañamiento y entrega de información a las familias. Tendremos un equipo, no solo forense, sino con experiencia en garantizar la participación de los familiares.
2. Toma de muestras, porque los cuerpos que empezamos a recuperar necesitan tener información de referencia para hacer cruces que permitan identificarlos.
3. Recuperación de los cuerpos.
4. Conversaciones con autoridades y personas que puedan aportar a llenar el rompecabezas de lo que sucedió con el desaparecido.
5. Que las acciones humanitarias conduzcan a la identificación de los cuerpos.
¿De qué manera se realizará el trabajo con los familiares de víctimas?
Vamos a trabajar, como parte de nuestra metodología humanitaria, una pedagogía sobre cada una de estas acciones. Antes de la toma de muestras se explica qué significa la identificación por ADN, qué significa la muestra, cuál es el tratamiento que se le da, a dónde se lleva, cuánto tiempo toma el proceso de análisis. Esto porque a veces unos se hacen historias en la cabeza. Resulta que a un familiar le toman una muestra y se imagina que la próxima semana tendrá una respuesta, pero si se explica en que consiste el proceso, al familiar ya le queda claro que no será tan pronto porque hay un proceso técnico y científico. Se debe manejar la ansiedad y la angustia de los familiares en su afán de hallar respuestas.
¿Qué aprendizaje les ha dejado esta forma de trabajo?
La búsqueda y todas estas actividades humanitarias son solidarias, porque el familiar entrega su muestra y su información, entra en un circuito de comparación y cruces que le pueden dar respuestas a otras personas que también están buscando a sus seres queridos.
¿Qué dificultades enfrentan en este momento?
El efecto de la Covid. Hemos tratado de analizar y ponderar para responder al alivio y sufrimiento de las personas. De un lado está la emergencia sanitaria que demanda tener las precauciones para que no se propague el virus. Adoptamos las medidas de bioseguridad para no poner en riesgo a nadie. Cobra mayor importancia en nuestra tarea, porque las personas que buscan a sus seres queridos y con quienes realizamos el trabajo son de avanzada edad, que a su vez es un sector de la población de mayor riesgo. Planificar la actividad en este momento es lograr el equilibrio entre dar pasos para aliviar el sufrimiento, pero también tomar las medidas de seguridad para reducir el riesgo en el proceso. Se cruza con la segunda dificultad, porque que se entiende que esta tarea de búsqueda es enorme, difícil y de alguna manera incierta; mientras tanto hay familiares que se están muriendo sin recibir respuestas. Luego está el contexto del conflicto armado que sigue vigente y con el que hay que lidiar para seguir con la tarea.
¿Qué límite de tiempo tiene la Unidad?
Tenemos 20 años, pero no podemos esperar ese tiempo para hacer las cosas. La búsqueda en sí misma es un montón de tiempo.
¿Aún intentan conciliar las cifras de desaparecidos?
Por ahora no y creo que no deben conciliarse las bases de datos, porque son herramientas de instituciones, que tienen mandatos distintos. Ahora, la Unidad sí puede fijar un horizonte de verdad sobre los desaparecidos en un marco mucho más amplio que el judicial, el de víctimas, el de memoria o el de Medicina Legal. No sé si se va a cerrar en algún momento una cifra, porque la gente tampoco está reportando sus desaparecidos. Pensemos por ejemplo en la mamá de un guerrillero o un paramilitar, que no sabe el paradero de su ser querido. Difícilmente dirá que su familiar está desaparecido porque tendrá que reconocer que era un actor armado. La ventaja de la Unidad es que esto no es judicial y las mamás si pueden venir a reportar a su ser querido.
¿Qué sigue luego de estos 15 días de trabajo en Samaná?
La región puede esperar que el Plan regional de búsqueda siga desarrollándose y que nos pueda llevar a donde puedan estar los desaparecidos y donde puedan estar los familiares. El equipo territorial seguirá trabajando para completar la información, señalar las rutas para el abordaje de otros cementerios y de este mismo (San Agustín), porque empezamos con una primera entrada, pero seguiremos haciendo un trabajo con respecto al resto de cuerpos sin identificar. De otro lado, esta es una oportunidad para que la sociedad y la región sepan que estamos en esta búsqueda y se vincule. Por ejemplo, lo que hace LA PATRIA, eso es vincularse, porque está dando cuenta de lo que se está haciendo en el territorio.
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