Son bellas, fuertes y rompen esquemas

Diana Lorena Gutiérrez

LA PATRIA | MANIZALES

Su sexto sentido, poder hacer varias tareas al mismo tiempo, ser sensibles y simultáneamente fuertes no las hace superior al hombre. Las hace guapas. Isabel es la reina de la pintura en un taller de automóviles; Natalia, artista y empresaria y, otra Natalia, les saca músculos a los hombres.

No juega al macho, es toda una dama

Hasta hace poco, el único espacio que tenían las mujeres en un taller de mecánica era en afiches de chicas semidesnudas en la pared, pero ellas se disputaron su sitio, exclusivo de hombres, y cada vez ganan más terreno en el mundo automotriz.

Este es el caso de Isabel Cristina Arias Rincón, experta en colorimetría de automóviles, en Las Máquinas del Café. No fundamenta su actividad a punta de feminismo, sino que lo ve como un campo laboral más para la mujer.

Con su personalidad, reconoce que trabajar con hombres no es tarea fácil. “A veces se les olvida que están tratando con una dama”, comenta la colorista, que tiene como responsabilidad combinar los colores adecuados para pintar la lámina de vehículos que llegan al centro de mantenimiento del concesionario.

Antes de trabajar con hombres y con carros, Isabel era tecnóloga en Preescolar. Llegó allí gracias a una convocatoria. Presentó pruebas, pasó, se quedó y le gustó. Hizo su práctica en Chevrolet y ahora trabaja para Volkswagen. En lámina y pintura es la única mujer. Sus compañeros son cinco pintores y cuatro laminadores. Lleva 15 años en el oficio. Como todo trabajo, tiene sus altibajos. Para ella es más un arte que un oficio. No se acostumbra a los machistas que no aceptan que una mujer haga bien su trabajo. A pesar de eso no pierde feminidad. Mantiene impecable y arreglada, y no baja la guardia.

Isabel es de carácter fuerte. Su trabajo lo requiere. Antes trabajaba con infantes. Ahora, con unos niños más grandes, según ella (refiriéndose a los hombres). También baila en un grupo de danza y es casada.

Se deja llevar por sus sentidos

La mujer ha tenido presencia activa en el arte, pese a los obstáculos por su género. De ser la musa pasó a ser autora de obras y hoy ocupa posiciones importantes en ese medio.

Natalia Ruiz no es muy conocida, pero ser su misma promotora le abre puertas en el mercado.

Es comunicativa, apasionada y de una actitud tan cordial como sus cálidas obras, llenas de color.

Tiene 26 años, es autodidacta, y aunque pensó ser tecnóloga en sistemas cambió los computadores por los pinceles. Su casa se fue convirtiendo en una bodega de cuadros. Creó su propio taller, en el que dicta clases. Comenzó a viajar en busca de maestros y fue encontrando su estilo. Actualmente da clases de pintura en Panamericana, es empresaria de su propia marca y está en proceso de la certificación de sus pinturas, incluso de patentar su propuesta de trípticos tridimensionales.

Tiene pendiente exposiciones en galerías, está presente en ferias y le queda tiempo para indagar nuevas técnicas, explorar su identidad y promover su propuesta de cromatismo urbano, ya que el color es lo que le interesa proyectar de su trabajo.

Como si fuera poco, en sus proyectos está un programa para niños, de aprendizaje, a través de los sentidos. Éste, con el apoyo de varias empresas, para llevarlo a cabo a finales de este año.

Hace las veces de gerente, secretaria, relacionista pública y artista. Conjuga el arte con su visión empresarial. Es una mujer inquieta y creativa que le pone amor y mucho color a lo que hace.

9 horas al día las dedica a pintar. Las demás, lee, organiza su taller, promueve su trabajo por redes sociales y comercializa sus obras.

Luchadora en medio de hombres

Aunque la situación de la mujer en el deporte mejora progresivamente, su cuerpo sigue siendo decoro. Sin embargo, con sus victorias, ha ganado reconocimiento. Es el caso de Natalia Castaño Escobar, de 32 años, quien tiene un título departamental de fisicoculturismo en la categoría bikini fitness, otro título como administradora de negocios con énfasis en negocios internacionales, un tercero como entrenadora, gracias a sus certificaciones de entrenamiento funcional, y busca el cuarto con la carrera que comienza dentro de poco: Fisioterapia, en la Universidad Autónoma.

Fuerza, potencia y resistencia son sus máximas. Reúne las condiciones necesarias para su oficio, antes exclusivo de machos.

Esta manizaleña vive en La Sultana. Es de familia deportista y hace 14 años tiene gimnasio. Se capacitó en una universidad argentina como entrenadora para la estética corporal, con énfasis en gimnasios.

Es entrenadora personal, empresaria y próximamente fisioterapeuta, profesión con la que espera aplicar el gimnasio en rehabilitación. Lo que más disfruta de su oficio es que sus clientes cumplan sus metas. Detesta la pereza.

Diario practica CrossFit y entrena a cerca de 300 personas en su gimnasio, en su mayoría a hombres que quieren fortalecer sus músculos.

Hace 16 años entrena sin parar. Su día comienza a las 4:30 a.m. y termina a las 10:00 p.m. Descansa los fines de semana, días en que va a la peluquería, a visitar a su familia y a veces se ve con su novio. “Al hombre que esté conmigo tiene que gustarle esto”, dice, refiriéndose a la confianza que debe tener su pareja, sabiendo que es una 'guapa' en medio de tanto varón.

Natalia se alimenta muy bien para estar en forma: nada de grasas, pocos carbohídratos y mucha proteína.

A futuro se ve como la dueña de una cadena de gimnasios, con un sistema de entrenamiento creado por ella.

Ganar reconocimiento en su medio fue difícil. Al principio los hombre no le creían, por ser joven y mujer. Hoy cuenta con la credibilidad de hombres y mujeres que confían en su entrenamiento.

Natalia Castaño ganó un departamental de fisicoculturismo y en un campeonato nacional quedó de cuarta. Es administradora, entrenadora física y próximamente fisioterapeuta.