Sergio Villamizar Dussan*
Pocos artistas pueden decir que cuentan con varias nominaciones a los Premios Grammy en tan distintas categorías como el colombiano Juancho Valencia, quien las ha logrado en urbano, salsa, música tradicional y haberse ganado el famoso gramófono dorado en la categoría de música clásica.
Esta es la muestra de la calidad musical de este artista, compositor, productor, arreglista, quien hace 18 años inició el sueño de Puerto Candelaria, donde él es ‘El Sargento Remolacha’, desarrolló un universo imaginario, un nuevo Macondo con ese sabor de antaño, con los pies en el presente y la mirada en el futuro.
Es un gran proyecto, un estilo de vida, pero no el único. Viene trabajando en la nueva música de la trompetista holandesa Maité Hontelé, así como algunas canciones de lo nuevo de Monsieur Perine, trabajo sinfónico de Crew Peligrosos y el tributo a Noél Petro.
Como si esto fuera poco, acaba de culminar el trabajo musical de la próxima serie del Canal Caracol, que es una historia inspirada en los mejores años del llamado chucu-chucu, la música tropical que se gestó en Medellín.
Acaba, junto a Puerto Candelaria, de ser protagonista del Festival Internacional de Artes de Costa Rica, donde realizaron el acto inaugural y también el cierre del mismo, lo que marcó un hito dentro de la historia del festival y el recorrido mismo de su agrupación Puerto Candelaria, con la cual empieza a celebrar 18 años de vida artística.
Foto/Colprensa/Papel Salmón
Juancho Valencia.
¿Cómo fue la experiencia en la pasada edición del Festival Internacional de las Artes de Costa Rica?
La experiencia, desde que nos convocaron, fue de gran responsabilidad, porque Colombia fue el país invitado de honor y contó con una delegación de gran nivel en todas las artes, y que nos escogieran para imaginarnos cómo sería la bienvenida fue un reto grande.
Desde el principio se sabía que era una apuesta de gran nivel artístico, en donde se plantearían unas preguntas del momento en el cual estaban ambos países. Era una inauguración oficial de un evento binacional, pero donde se podía ser contestatario, porque el arte es el espacio para la expresión y poder transmitir mensajes que pueden llegar a ser políticamente incorrectos.
¿Todo esto junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica?
Estaba concentrado en lo que queríamos decir y no en la herramienta que usaríamos para ese fin, con un mensaje de juventud, de querer un cambio profundo de las dos sociedades, la mejor manera era transmitirlo junto a los jóvenes, ellos con un gran nivel.
Jóvenes universitarios y muchos de ellos que vienen de distintas regiones con muchas dificultades sociales que hacen parte de programas artísticos que buscan sacarlos de los conflictos. Fue un encuentro entre esta orquesta de jóvenes, los Crew Peligrosos y Puerto Candelaria.
Esto no se había visto en Costa Rica, en un escenario como el Teatro Nacional de San José, donde el rap, lo sinfónico y lo tropical se unen con coherencia y poner a bailar hasta al Presidente de la República.
¿Cómo fue la relación con esos jóvenes?
En la semana que trabajamos con esta orquesta empezamos a recibir las historias de vida, quienes no decían que habíamos cambiado su manera de ver la vida y de percibir el arte. Incluso un testimonio de un chico que debió salir de El Salvador por la violencia interna, y durante toda la semana nos vio y nos dice que él quiere hacer lo mismo que nosotros, volver a su país para construir.
La música es la herramienta, es un elemento hermoso, pero también es importante lo que se hace con ella, el mensaje y más en este momento que se necesita lo que transmitimos que, en nuestro caso, es un discurso de paz, de amor por lo nuestro y el medio ambiente.
¿Ese mensaje se entiende más afuera del país?
Creo que puedo decirlo con cierta autoridad, pues sólo el año pasado realizamos más de 60 conciertos en Europa y nos encontramos con un público que está más atento a lo que hay y están dispuestos a escuchar ese mensaje. Mientras en Colombia, las posibilidades de esos espacios para este tipo de mensajes se reducen y se amplían aquellos donde sólo se busca al artista para que entretenga, pero no a que cuestione las cosas, y esto hace que nuestra labor sea más difícil de realizar dentro del país.
Esa es la finalidad del arte, que lo presentes y el público se lleve todos esos pensamientos y que no los dejen dormir para poder generar una reflexión.
Ya 18 años con Puerto Candelaria...
Con Puerto Candelaria nos inventamos un mundo imaginario y a la vez, nos inventamos un público y las maneras para que los canales de difusión y que entendieran el lenguaje de Puerto Candelaria, desde nuestra propia empresa. Nos tocó hacer mucho en 18 años de labores y ahora nos damos cuenta que existen más posibilidades gracias a un colectivo de personas que nos tocó reinventarnos el mundo en que vivíamos.
Cuando dijimos: ‘vamos a hacer un grupo que se llame Puerto Candelaria y cuál era su fin, cambiar el mundo’, lo hemos logrado, a nuestra escala y nuestras posibilidades, desarrollando una construcción de público que es muy frágil.
¿Un largo camino con Puerto Candelaria?
Es un camino que empezamos a recorrer, pero no lo hicimos solos, ahí salieron Choquibtown, Curupira en Bogotá, Sidestepper que eran hermanitos mayores; además de La Mojarra Eléctrica. En realidad, Somos los hijos feos de Carlos Vives (risas).
De todo eso salen otras agrupaciones a lo largo de estos años, como La 33, Mosieur Perine, Bomba Estéreo, Systema Solar, Herencia de Timbiquí, y con ellos se llega a un nivel importante en el mundo alternativo de la música, por eso me refiero a los hijos feos de Carlos Vives.
Personajes claves de la música colombiana….
Para nosotros Sidestepper era nuestro hermano mayor, Carlos Vives, el Padre y Andrea Echeverri como la madre, nuestra cantadora. Ella dejó la semilla en nosotros y ahora ella es fanática de la música de sus hijos musicales.
Foto/Colprensa/Papel Salmón
Puerto Candelaria
¿Nueva música de Puerto Candelaria?
Lanzamos una primera canción como adelanto de nuestro nuevo disco que saldrá en el segundo semestre, donde buscamos que Puerto Candelaria, sin recurrir necesariamente a elementos latinos o tropicales, por lo que buscamos en otras latitudes sonidos que tengan coherencia con nuestra propuesta, y el primer resultado es ‘Con un minuto’, que es una canción en ritmo de quizomba que se mezcla con elementos antillanos. Música que nos empezó a permear después de tres meses de gira por Europa y por eso nos atrevimos a hacer el coro en francés.
Ya Europa no es tan lejana y siempre buscamos otros lugares para llegar con la propuesta a otras partes del mundo y ahora miramos a África. Nos llenamos de orgullo cuando se habla que aquí somos África, pero nunca nos proponemos ir a esa música y este es un primer acercamiento.
¿Cómo se llamará el nuevo disco?
‘Cinema tropical’, porque es un acercamiento a la música, pero desde los conceptos fílmicos. Esta canción y el video es un homenaje a Amelie, buscando esa belleza, ternura y armonía que se plasma en esa película.
En pocos días, dentro de nuestro festival ‘Primavera Fest’, haremos el lanzamiento de una segunda canción ‘Humo’. Después de una canción linda, venimos con esta fuerte que habla de los problemas ambientales que ya estamos viviendo en ciudades como Medellín, con la Orquesta Filarmónica de Medellín y el Teatro Matacandelas y el Teatro Petra de Fabio Rubiano. Esta canción tiene una relación directa con el cine de Lars von Trier.
Todas las canciones están construidas no desde un compositor sino a través de las puestas en escena del cine, porque cada video queremos que sea un cortometraje en homenaje a ellos.
¿Nuevas giras?
Salimos de gira por Brasil para luego pasar tres meses por Europa. Llevamos diez años de giras por allí, pero cuatro años de manera ininterrumpida, que son giras de gran formato que no más de cuatro grupos colombianos alternativos logran esta hazaña.
En el 2014 fueron invitados especiales al mercado musical de Womex. ¿Qué tan importante fue esta participación para Puerto Candelaria?
Es el mercado cultural más grande del mundo, se reúnen más de tres mil artistas y tienes 15 minutos para mostrar lo que tienes. Allí, entras a competir con artistas de distintas partes del mundo, donde te permite, en el mercado del World Music, empezar a sentir cuál es tu mercado. Después de esa presentación, nosotros cerramos conciertos hasta el 2020.
Son varias las nominaciones a los Grammy que Juancho Valencia ha logrado. Todas en distintas categorías...
Creo que soy una de las pocas personas que ha logrado nominaciones en urbano, en salsa, en música tradicional y haberme ganado el Grammy en música clásica. Creo que esto habla de la capacidad musical y mi estilo de vida al entender que somos una mezcla, donde siempre busco unir géneros musicales.
El llegar hacer hip hop con una orquesta sinfónica y sonidos de la música colombiana, es demostrar que ponerle límites a la música nos vuelve el cerebro limitado.
¿Qué viene de Juancho Valencia como productor?
Hago varias producciones desde la composición, los arreglos y la producción como tal, como el trabajo que hicimos con Maite Hontelé, ‘Cuba linda’, que lo grabamos en La Habana con todos los maestros, tanto de la vieja escuela como la nueva escuela de la música cubana. Un homenaje y puntos de vista de cómo esa música nos ha influido en Colombia.
Trabajos compositivos con Monsieur Perine y el próximo disco de Vicente García. Estamos trabajando con el álbum completo de Crew Peligrosos sinfónico y el disco sinfónico de Puerto Candelaria que lanzaremos el próximo año produciendo gran parte del disco en homenaje a Noel Petro, el burro mocho, con varios artistas invitados.
¿Está trabajando en música para televisión?
Terminamos la música de la próxima serie de Caracol, que es una versión libre de la historia del ‘chucu-chucu en Medellín, donde entramos hacer un trabajo de investigación juicioso, pero también de creación, porque no quería solo hacer un trabajo de museología en la música, también de propuesta, con canciones dentro de la historia con referentes a Puerto Candelaria, como si la banda hubiera vivido esa época.
¿Un documental sobre su carrera?
Se inició un trabajo documental de todo lo que ha sido mi trabajo en la música sobre estas luchas, mostrando hasta dónde son luchas musicales y hasta dónde son luchas sociales. Hasta dónde este lenguaje de las músicas periféricas empieza a ser fundamentales que se publicará en año y medio.
Es una lucha donde aparece mi nombre, pero es una gran cantidad de personas que se resisten a entregar el país o a venderlo.
*Colprensa Sergio Villamizar ©
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