GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El manizaleño Guillermo González Arenas, autor de El muerto vivo, sigue vivo gracias a esa composición. Esa canción que escribió en 1965 lo hizo inmortal.
La historia de esta canción es real, cuenta Juan Sebastián González Obando, el hijo menor del compositor, arreglista y director de orquesta, que falleció el pasado sábado a los 92 años, tras luchar durante ocho contra un cáncer de próstata.
Su padre se tomó un descanso, mientras realizaba un arreglo musical. Lo primero que vio a la mano fue una edición del periódico El Colombiano, al pasar las páginas se encontró con la historia de Marco Herrera, empleado de Cementos Argos, quien recibió su salario, además de la prima de Navidad y como dice la canción:
"Sin pensarlo dos veces salió para malgastarlo,
una semana de juerga y perdió el conocimiento,
como no volvía a su casa todos le daban por muerto"
La madre de Marco lo fue a buscar a la morgue de Medellín y encontró el cadáver de un hombre igualito a su hijo. Según Juan Sebastián, su padre leyó que el cuerpo que reposaba allí tenía la misma cicatriz de Marco en una rodilla, así que la madre del protagonista de El muerto vivo lo identificó.
"Pero al cabo de unos días de haber desaparecido
encontraron un muerto, un muerto muy parecido,
le montaron un velorio y le rezaron la novena,
le perdonaron sus deudas y lo enterraron con pena"
La canción la escribió para el Trío Venezuela que la grabó en 1966 en ritmo tropical, pero la popularizó el cantante cubano Rolando Laserie. Quien la convirtió en éxito fue Pedro Pubill Calaf, conocido como Peret, quien la incluyó en el disco La fiesta no es para feos, publicado en 1966. Con esa canción difundió el ritmo gitano en España y en especial en Cataluña, donde se adoptó como parte de su cultura. Peret le cambió el ritmo, mientras que Rolando Laserie modificó el nombre al protagonista de la historia, de Marco por Blanco:
"A mi amigo Blanco Herrera le pagaron su salario"
Después la hicieron parte de su repertorio los españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en su disco Dos pájaros de un tiro, publicado en el 2008. “Hace ocho años, cuando a mi papá le descubrieron el cáncer, en el Centro de Diagnóstico Urológico ubicado en el Centro Comercial Sancancio, yo me quedé afuera, porque él prefería entrar a las consultas con mi madre, salí a caminar y encontré en una tienda de discos el álbum de Serrat y Sabina donde está incluido El muerto vivo. Ahí decía… Autor: Guillermo González Arenas, lo compré, se lo entregué apenas salió del consultorio… Eso me pareció muy gratificante, me sentí muy orgulloso, porque Serrat escribe sus propias canciones, creo que la única que incluyó en uno de sus discos fue de un manizaleño”, comenta Juan Sebastián.
"Pero un día se apareció lleno de vida y contento,
diciéndole a todo el mundo eh! se equivocaron de muerto,
el lío que se formó eso sí que es puro cuento,
su mujer ya no lo quiere, no quiere dormir con muertos"
Es tan exitosa la canción, que Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, la utilizó en 1980 en la parodia Don Juan Tenorio, donde un actor constantemente canta:
“No estaba muerto andaba de parranda,
no estaba muerto andaba de parranda”.
Nora Obando Ramírez fue testigo del talento de Guillermo. Estuvo con él desde los 14 años, 51 años de matrimonio. “Fue un ser maravilloso. Dejó huella en todos con su música, que era hecha con el corazón”.
Ella fue su inspiración. En las bandas estudiantiles de música de Caldas reposan las partituras de la Fantasía Norhita, compuesta con pasillo, bambuco, vals y balada. Fue estrenada en 1992. Nora recuerda con gracia que al maestro los muchachos le preguntaban si la esposa era tan bella como la obra, él contestaba que los ojos le brillaban. “Yo le decía que no me fuera a llevar a esos concursos porque decepcionaba a los niños, los dejaba de trauma (risas)".
El manizaleño Jaime Monsalve, jefe musical de Radio Nacional de Colombia, indica que el maestro tuvo una carrera muy importante que tristemente se vio opacada porque la orquesta que él dirigía no mantuvo su nombre: Guillermo González y su Orquesta.
“Si hubiera mantenido su nombre sería un Lucho Bermúdez o Pacho Galán, además que llevara el mismo nombre del compositor del Pasodoble Feria de Manizales se prestó para muchas confusiones”.
La razón por la que cambió el nombre de la agrupación se debe a que en una gira por el Valle del Cauca los músicos, que eran todos italianos y llegaron a trabajar al salón del Hotel Nutibara de Medellín en el gobierno de Rojas Pinilla, vieron afiches que anunciaban la presentación de la Orquesta Italian Jazz. Ilusionados creyeron que se iban a encontrar con compatriotas, pero la verdad era que un empresario palmireño rebautizó así la orquesta para generar expectativa entre el público y lograr que acudiera más gente al espectáculo.
“Un tipo que pone a 15 italianos a interpretar cumbias, porros y gaitas es un monstruo. Es triste que hoy mucha gente no conozca que fue él quien hizo el arreglo del bolero Únicamente tú, una cosa fantástica, que determinó el arranque de la carrera solista del venezolano Felipe Pirela. Además hay que agradecerle lo que hizo por las bandas sinfónicas, gracias a su labor como arreglista le dio un relieve a la música colombiana”, concluyó Monsalve.
En eso coincide Carlos Arturo Marín, director de la banda municipal de Manizales. “Él fue el pionero en Colombia de una nueva forma de escribirles a las bandas sinfónicas, existieron otros maestros como el pastuso Tomás Burbano que era copista en la Banda Sinfónica de Antioquia, pero el maestro Guillermo empieza a imprimirle un sello nuevo, sobre todo en las décadas del 80 y 90. Sus composiciones traspasaron al plano internacional. En el 2004 y el 2005, la obra Fantasía Cumanday fue pieza obligatoria en un concurso de bandas sinfónicas internacionales en Toronto (Canadá)”.
Marín lo recordó como un hombre cálido, sincero, querendón, bonachón, pero sobre todo noble. Nunca perdió su humildad a pesar de trabajar al lado de Libertad Lamarque, Garzón y Collazos, Los Visconti, Celia Cruz, Rocío Durcal, Vicente Fernández, José Luis Perales, Toña la Negra, María Luisa Landín y Daniel Santos.
De su nobleza se aprovecharon. Juan Sebastián recuerda esa etapa amarga: "Alguien necesitaba un himno para un movimiento político por la paz, una persona recomendo a mi papá, en la casa estuvo Ernesto Báez, no sabíamos quién era, eso fue en el 2000. Me acuerdo que mi papá les entregó la letra, pero en la última copla le cambiaron la palabra almas por armas y quedó como el himno de las autodefensas. Ahí empezamos a recibir amenazas de las Farc. Nos hicieron un atentado con fusil y pistola. En mayo del 2001, otro, pero con pentonita, nos volaron la fachada de la casa que teníamos en el barrio Boston. Nos fuimos como andariegos, un tiempo en Filadelfia, otro en Pereira, hasta que logramos ubicarnos en Quinchía. Allí mi papá recibió protección de las autoridades y fue profesor de música en la Casa de la Cultura".
Al final queda el sinsabor de que el maestro Guillermo González Arenas obtuvo un menor reconocimiento del que mereció. Así como terminó siendo desplazado por la guerrilla y luchó por volver a Medellín donde logró el éxito, también debió probar ante la Sociedad General de Autores de España que era el autor de El muerto vivo. Así mismo insistió en conocer a los cantantes que interpretaron su canción, como Peret y Serrat, pero con ninguno tuvo suerte, solo lo logró con Roberto Gómez Bolaños, con quien se vio en Manizales en el 2009.
"Yo espero que se haga justicia con el maestro, sobre todo en la parte moral", asegura Monsalve, mientras que Juan Sebastián añade: Mi papá logró algo muy bonito: perpetuarse en el tiempo con su música".
Guillermo González Arenas era hijo de Francisco Pacho González. Dejo 11 nietos y cinco hijos.
* El Ministerio de Cultura y la Banda Municipal de Manizales, le rindieron homenaje especial el 20 de julio del 2009.
* La Banda Municipal de Manizales le rindió homenajes el 7 de octubre del 2007 y el 19 de julio del 2009.
* El 22 de septiembre del 2013 realizó una retreta especial con motivo de sus 90 años y el 14 de junio del 2015, momento en el que el maestro dirigió su porro Juan Onofre, otro clásico de la música.
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