LA PATRIA | Manizales
Pocos nervios tan fuertes había tenido Juan Sebastián Hernández en su vida como los que sufrió en la tarde del pasado domingo 14 de octubre. El presidente de la plaza de toros de Manizales, Luis Bernardo Gómez, terminada la corrida de cierre de la XIX Feria de Toros y Ciudad tomó el micrófono y anunció que el novillero Hernández, con su puerta grande el día anterior y su buen torear, merecía llegar a la temporada taurina de enero. Y así es.
Esa noticia ha cambiado sustancialmente el presente de este joven de 24 años, estudiante de Mercadeo en la Universidad de Manizales y oriundo de Sogamoso (Boyacá), donde comienza esta historia.
La tradición familiar fue el canal hereditario para que Juan Sebastián llegara al mundo del toro. De joven comenzó a notar fascinación en él y un misterio que lo sedujo hasta que se vistió con el traje de torear. “Siempre me causó una impresión ver a esos hombres vestidos de plata y de oro, con esa sencillez, vestidos como príncipes, después de haberse jugado la vida... Y yo decía: ¡Miércoles, esto me gusta!”. Su padre, Carlos, quien para la época trabajaba en la plaza de toros de Sogamoso, era el jefe de puyas en la plaza, por lo que Juan, de niño, saltaba al callejón a buscarlo.
Sin embargo, confesar a su familia sus anhelos toreros no fue tarea fácil. En una confrontación con su padre, le explicó sus intenciones de querer ser torero, pero que Carlos rechazó la idea por el peligro que representa ese mundo.
A los ocho años de edad comenzó a pedir pista o ruedo y, por eso, en su familia dejaron de llevarlo a corridas por casi cinco años. Se dedicó a ser delantero en partidos de fútbol hasta que tiempo después lo dejaron entrar al callejón como torilero. “Eso fue como encontrar el amor”, apunta.
Para medir el ímpetu y la seriedad de la vocación de Juan Sebastián, su padre le compró un pequeño novillo de una ganadería vecina. “Un diciembre hacen el almuerzo y por primera vez toreo. Nunca había cogido un capote o muleta y ese día le dije mi papá: si me va bien, ¿me compras los trastos?, y él le contestó: pero si te va mal, te retiras”. Carlos compró los trastos y el futuro se aclaró.
De una pequeña escuela en Sogamoso aprendió las bases del toreo, pero fueron limitadas. Luego viajaba a Bogotá, hasta que comenzó en la escuela taurina de Cali. En Duitama y Sogamoso (Boyacá) hizo su debut sin caballos, a pesar de carecer, en el papel, de la experiencia necesaria. Como dice Juan, “las cosas siguieron su curso”.
Llegaron las primeras actuaciones en Cali y Manizales en las ferias de novilleros. También los primeros viajes a México y España. Sin embargo, las expectativas no correspondieron con la realidad. Los festejos en los que estuvo no dieron el resultado esperado por él ni con lo que llamó “las ilusiones”. De allí, atravesó por un trayecto desmoralizado. En Manizales, hace un par de años, vio regresar vivos sus novillos a chiqueros, incluso.
La frustración tomó fuerza. Llegó un bache de varios meses. Incluso Juan Sebastián pensó en dejar atrás su sueño torero. No obstante las derrotas, sus amigos le animaron, su familia le habló y tomó fuerzas para insistir. Luego, en Manizales, hace menos de un mes, llegó su primera recompensa. Un novillo de buen recorrido le dio la puerta grande en Manizales con la que tanto soñaba, pero que esperaba ya con tanto sigilo. Logró su cupo a la feria de enero y con ello un nuevo respiro; un nuevo aire. Sus sueños y noches pasan imaginando ese momento.
Hace cuatro días se conoció que también hará parte de la novillada de este año de la feria taurina de Cali, en la que estará con Gitanillo de América y el mexicano Arturo Gilio ante un encierro de Achury Viejo. Dos noticias, en menos de un mes, que reconfortan y que son una recompensa a la perseverancia de un hombre que ha luchado por cada instante de gloria. Que venga la suerte, ahora sí porque la vida ya le ilustró que debe seguir.
El novillero manizaleño Antonio Hernández anunció esta semana en redes sociales que renuncia a su sueño torero. Le dijo a LA PATRIA que la decisión la había tomado de tiempo atrás, sobre todo, basada en las dificultades que hay en Colombia para ser torero. “Me voy con la satisfacción de haber hecho las cosas bien o, por lo menos, haberlo intentado. En cada tarde o noche que salí, salí a jugarme la vida”, escribió.
Como lo anticipó LA PATRIA el mes pasado, ya está prácticamente definida la nómina para los carteles de la 64 Temporada Taurina de Manizales que irá del 6 al 12 de enero. Antonio Ferrera y Álvaro Lorenzo se suman a Enrique Ponce, Julián López El Juli, Román y Luis Bolívar, entre los que retornan a Manizales. Emilio de Justo y Curro Díaz visitarán por primera vez la ciudad. Es una nómina heterogénea que puede brindar muchos matices taurinos a los espectadores. Manizales será la única parada de El Juli en Colombia.
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