El Pregonero | Manizales
Conocer bien la televisión y la materia que se va a tratar. Esa es la tarea principal del narrador y periodista taurino español Germán Estela, quien hace parte del canal Toros de Movistar en España y quien viaja por las principales ferias europeas narrando lo que sucede en el ruedo a través de la pantalla chica. Entre los principales retos del narrador está reconocer que el lenguaje cambia y que no se puede caer en contar en vivo lo que los ojos entienden.
“El público al que me dirijo es más amplio que un lector que busca una crónica taurino. Quiero hacerlo muy entendible y que tenga un espíritu didáctico, que lo que se cuente, se entienda”.
LA PATRIA dialogó con el comunicador, que lleva más de 25 años de trayectoria en televisión taurina de España, en su visita a Manizales este año para la temporada.
¿Primera vez en Manizales y qué le ha gustado?
Sí. Me gusta la respuesta del público y el Tendido Joven, más la fidelidad que muestran. Generaciones enteras llenando los tendidos.
De todas las plazas que visita, ¿cuáles son las diferencias más evidente?
En España hay plazas que llamamos, las toristas y las toreristas. Manizales es una mezcla perfecta en exigencia, pero también en arropar a los toreros. Es una plaza muy equilibrada, no son aficionados fáciles, pero son buenos aficionados.
¿Qué talento tiene usted para hablarles a sus espectadores de toros?
Hay que conocer muy bien al medio y la materia que se va a tratar. Esto vive de la emoción y lo que hay que intentar contagiar esa emoción; ese es el reto más importante. Darle ritmo cuando las cosas fallan, porque no siempre pasan cosas grandes y tener los ojos bien abiertos.
¿El reto puede ser narrar sin redundar en la imagen?
En televisión manda la imagen y a partir de ahí hay que acompañar lo que se ve, no como en radio o la prensa que todo es muy subjetivo. Hay que acompañar sin ser obvio.
¿Cómo tratar el lenguaje taurino sin que sea excluyente y más gente llegue a la fiesta?
En la tauromaquia se puede explicar la vida entera concentrado en dos horas y media. El lenguaje taurino es muy rico, pero a veces es tan rico y exclusivo, que muchos críticos que lo encierran a un lenguaje propio. El público al que me dirijo es más amplio por lo que busco el entendimiento.
¿Cuál es el criterio para ser más didácticos en situaciones muy técnicas?
La temporalidad permite entrar de lleno, volver a salir, y volver a entrar. Hay que tener cuidado con los términos que son clave para no cambiar las bases del toreo. Eso se puede hacer saliendo del lenguaje taurino por unos instantes y volver a entrar.
¿Qué le ha enseñado la televisión?
Uno aprende cuando hace televisión en directo. He aprendido a saber aprovechar los silencios, porque la tauromaquia permite estar callado y dejar que las cosas sucedan. Esos silencios permiten saborear un instante.
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