LA PATRIA | Manizales
La sabiduría popular sugiere que las cosas buenas llegan a aquellos que saben esperar. Leandro Segura aplicó esa máxima y recibió el beneplácito que generan las buenas cosechas. Perseveró, buscó y alcanzó un cupo para torear en la temporada taurina de Manizales de enero del 2018.
El camino no fue fácil. “Llegué luego de torear en provincia este año. Tengo claro que quien más me ayudó a torear en Manizales fue Dios. Él fue mi apoderado y quien me puso allí. Hicimos llamadas, pedimos favores y fue un proceso de hablar con la empresa y al final nos dieron la posibilidad de torear”, narra Leandro.
La constancia de este torero cundinamarqués, su absoluta fe en Dios, además de su talento, lo llevaron a realizar el examen más sobresaliente de la feria taurina de Toros y Ciudad de hace un par de semanas y conseguir el pasaporte para torear en enero, rodeado de las figuras internacionales.
Su identificación oficial es Wilson Leandro Segura Cortés. En su mundo, el taurino, se presenta como Leandro de Andalucía. El cambio nace en respuesta al apoyo incondicional de su abuelo, don Luis Segura, ganadero de Villapinzón (Cundinamarca) y creador de la divisa Andalucía.
De lidiar algunos becerros, creció la pasión de Leandro por la tauromaquia para luego entrar de lleno en el difícil mundo que viven los toreros colombianos, ya sea por la falta de oportunidades o por los intentos políticos de prohibir la libertad. “Es un homenaje al campo bravo y a la ganadería de mi abuelo, la de Andalucía”, señala con visible orgullo.
Leandro Segura nació el 17 de diciembre de 1987 y, por eso, recibe la oportunidad de torear en Manizales como un excepcional presente para su cumpleaños 30. Leandro de Andalucía, el torero, tomó su alternativa en enero del 2013, por lo que está confiado en que su primer lustro como matador de toros será por todo lo alto en medio de la temporada grande colombiana; en Manizales.
Cambió los trastes de torear para convertirse en matador el 7 de enero del 2013 en la plaza de toros de Duitama (Boyacá), con padrino a Julián López Escobar El Juli y testigo a Sebastián Castella.
Esa tarde, dice Leandro, nunca la olvidará, porque al toro de su alternativa, de la ganadería de Las Ventas del Espíritu Santo, le cortó las dos orejas y salió a hombros junto a los europeos.
“Las cosas bonitas suceden al frente de la cara del toro, pero también muy complicadas, como no verse en los carteles. He pasado años como matador toreando tres corridas al año y los pocos triunfos, verlos no recompensados, no es fácil”, sostiene. Sobre el futuro tiene una filosofía definida. Manifiesta tener metas, pero buscar vivir más su presente. Sueña con hacer una temporada europea, pero sabe “que no lo van a regalar y hay que conseguirlo tarde a tarde”.
Agradece a los manizaleños, pues aquí está la primera plaza de primera categoría en la que hizo el paseíllo para una novillada sin caballos en el 2005. Su debut con picadores también fue en Manizales y ahora hará su debut en la temporada grande.
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