La pandemia del Covid 19 ha introducido importantes cambios a nivel social que se reflejan en todo tipo de sectores, también en el de la educación. Esto se puede comprobar, por ejemplo, en el interés creciente que se ha despertado por la formación virtual.
La educación online era ya una tendencia muy popular en la época preCovid, pero la pandemia y los distintos procesos de confinamiento y limitación a la movilidad que han experimentado muchos países ha reflotado el auge de esta variante educativa. Como todo aquello que se alimenta de las nuevas tecnologías, la educación virtual también es tendencia, hasta el punto de que todos los centros se están adaptando poco a poco a ello.
Para los estudiantes, sea cual sea el nivel de formación que desean adquirir, elegir la tipología de estudios es clave. Por ello, antes de dar el salto, de tomar la decisión, es habitual tomarse un tiempo para reflexionar y valorar factores como la situación personal, la compatibilidad de horarios, el centro formativo, las salidas laborales… y también la modalidad.
En este último punto es donde nos detenemos, ¿qué ventajas y desventajas ofrecen la formación presencial y la online? ¿Es posible combinar ambas? ¿Cómo son realmente estos sistemas?
Educación online, un importante impulso alimentado en las nuevas tecnologías
El Covid 19 solo ha acelerado un proceso que ya estaba asentado en el mercado, el de estudiar desde casa. Hoy en día, y gracias a las nuevas tecnologías, estudiar sin necesidad de acudir a un centro a recibir clases presenciales es posible.
Muchas personas que combinan trabajo y estudios optan por esta fórmula en gran medida porque han ido apareciendo plataformas de formación online y aulas virtuales que dan esa opción. Ese es el caso de las Maestrías virtuales de la Universidad Europea en Colombia. El centro ofrece hasta cuarenta másteres universitarios para estudiar desde casa, sin tener que ir presencialmente al centro de estudios.
A su vez, esta universidad, con sede en España, cuenta con su oferta formativa presencial, pues ese es el esquema que están siguiendo la mayoría de centros: optar por la formación virtual sirviéndose de las herramientas disponibles gracias a las nuevas tecnologías, pero sin abandonar los estudios presenciales.
En el caso de las Maestrías virtuales, la ventaja más reseñable es que el alumno goza de un mayor grado de flexibilidad, sin depender de horarios concretos de estudio. De este modo, puede adaptar el plan de estudios a su ritmo de vida y conciliar con otras actividades como, por ejemplo, ejercer ya como profesional activo.
A su vez, el material es muy accesible, pues solo se requiere de un ordenador y conexión a Internet. Las plataformas de enseñanza online, las llamadas aulas virtuales, son el foro en el que se reúnen alumnos y docentes para las sesiones formativas.
Y todo esto sin salir de casa, ahorrando tiempo y dinero en desplazamientos. Hoy en día, existen un sinfín de cursos y másteres, también grados universitarios, impartidos a través de esta modalidad.
¿Qué aspectos son mejorables en la educación online?
La formación virtual presenta también algunas desventajas o, al menos, aspectos que pueden ser mejorables. En primer lugar, no es el escenario adecuado para personas que no tengan capacidad de planificación ni alta dosis de disciplina.
Esa idea de la flexibilidad y la libertad horaria, también la conciliación, sólo tiene sentido si alumnos y profesores entienden que hay que buscar hueco para realizar las tareas comprometidas.
Por otra parte, aunque pueda parecer que somos muy dependientes de las nuevas tecnologías, algo que es cierto, la socialización que implica compartir clases con compañeros y hacer trabajos juntos de manera presencial es un aspecto que siempre hay que valorar.
¿Qué ocurre con la formación presencial?
Estas son las clases de toda la vida, los cursos, grados universitarios y másteres que se han impartido tradicionalmente y que continúan en la actualidad. En el caso de la Universidad Europea, la modalidad virtual que ofrece en Colombia se suma a sus Maestrías en España en los campus de Madrid, Valencia o Canarias.
El modelo de este centro está testado y comprobado de manera empírica, con aprendizajes basados en casos prácticos reales y la posibilidad de acudir a instalaciones innovadoras y de alta calidad. Aquí radica uno de los puntos fuertes de la educación presencial.
Muchas disciplinas no se pueden adaptar completamente al ámbito virtual porque requieren de instalaciones que son inviables mantenerlas en casa, véanse por ejemplo laboratorios. Además de esto, destaca sobremanera la posibilidad de crear lazos sociales y generar redes de contacto con otros compañeros y profesionales.
Finalmente, no se debe descartar la labor de un buen docente, aquel que motiva e inspira a los alumnos en las tareas durante el día a día.
La contrapartida es la imposibilidad de alternar trabajo y estudios, lo que lleva obligatoriamente en muchos casos a una dedicación total al apartado formativo.
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