JULIANA LÓPEZ
LA PATRIA | MANIZALES
A Santiago Osorio Soto se le ve en las mañanas paseando perros, en cada mano abrazando los collares de al menos dos caninos. En las noches toma sus cuadernos para recibir clases en el ciclo V en la Institución Educativa León de Greiff, en la nocturna.
Lleva un año y dos meses en este oficio y su rutina empieza a las 6:00 a.m. en el barrio Palermo. Primero recoge a Luna, a la que siempre acaricia. Luego 13 perros más lo esperan.
Comenta que algunos caninos presienten su llegada; algunos ladran, otros se posan en ventanas y otros se paran en las puertas de las viviendas. Este trabajo es su pasión, desea dedicarse a esto el resto de su vida, ser un educador de perros.
"Cada animal es muy diferente, tiene caprichos, rebeldías a la hora de pasear. No es solo salir a pasearlos, es retroalimentar sus experiencias. Sus amos saben que ellos se encuentran en buenas manos, ellos lo manifiestan", relata Santiago.
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