ANDRÉS RODELO
LA PATRIA | MANIZALES
“No hay nada qué hacer por ese muchacho”, es una frase que Vanessa Sánchez, docente investigadora de Psicología de la U. Católica Luis Amigó, y otros cuatro maestros del programa han escuchado frecuentemente durante sus carreras como educadores.
El desacuerdo que sienten por esta afirmación (entre otros conceptos) lo plasmaron en la cartilla Miradas Críticas y Constructivas para la Educación del Ser, un trabajo teórico y práctico de cómo educar a jóvenes problemáticos, entre ellos quienes cometen delitos y son recluidos en establecimientos correccionales. La investigación la presentaron el miércoles pasado en las instalaciones de la Luis Amigó.
En ella dejan claro cuál es el problema de esta sentencia: “Un ser humano, por extrema que sea la situación, tiene la posibilidad de transformarse. Si tú piensas que no hay nada qué hacer, tu trabajo es diferente a si te convences de que hay un gran potencial de cambio”, comenta Vanessa Sánchez.
La cartilla nació de la Diplomatura en Pedagogía Reeducativa que la Luis Amigó impartió en el 2014, en la que participaron formadores de la Ciudadela Los Zagales (correccional para jóvenes infractores de la ciudad), del colegio San Rafael y de la Alcaldía de Manizales.
Consulte aquí la cartilla
Cambio y estigma
“El trabajo se desarrolla en torno al concepto de sujeto inacabado en el alumno y el docente. El joven infractor no es un caso perdido, pues su visión evoluciona y la educación puede ser el motor del cambio. Por su parte, el educador debe comprender que, ante lo que parece un callejón sin salida, debe autoevaluarse y aplicar nuevas estrategias, comprender que no se las sabe todas, pues también es un individuo inacabado”, explica Luis Fernando Cuervo, co-autor del texto.
Otros desafíos son los estigmas con los que cargan estos estudiantes. Para Sánchez, el problema está en las ideas que surgen cuando se piensa en un estudiante de estas características: “La gente parece tener una idea de cómo son, de que no tienen disposición para aprender. La cartilla invita a poner entre paréntesis esos prejuicios, que son muy distintos a lo que ocurre en la realidad”.
La relación de docente y alumno debe ser horizontal en este caso, no vertical. No se trata de un educador que reparte sentencias y culpa al estudiante como el único responsable de la situación, dice la cartilla. “La relación horizontal es una implicación mutua, una atención de los problemas desde una construcción social en la que todos participamos para transformar la realidad”, agrega Sánchez.
Los investigadores aseguran que el trabajo es útil para abordar estos casos y que también los trasciende para aplicarlo en un aula de clases convencional, en aras de fortalecer los procesos de aprendizaje. El documento tiene ejercicios prácticos, como el que se explica en la infografía.
Retroalimentación
Nancy Cañas, coordinadora de Gestión Humana de la Ciudadela Los Zagales, establecimiento correccional de Manizales para jóvenes infractores, indicó que la cartilla les llegó la semana pasada. Resaltó la relevancia del documento: “Importante porque es una retroalimentación entre la academia y la experiencia que tenemos. Este mes la socializaremos para implementarla el próximo año”.
Autores
Cinco docentes del programa de Psicología, de la U. Católica Luis Amigó de Manizales, elaboraron la cartilla:
- Nathalia Aguirre Álvarez.
- John Harvy Arcia Grajales.
- Diana Esperanza Carmona González.
- Luis Fernando Cuervo Giraldo.
- Paula Vanessa Sánchez Agudelo.
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