LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Lo que pasa en El Desquite se teje alrededor de la escuela, de sus niños y de sus profesores. La integración de la comunidad se construye en un predio que tambalea por su titularidad.
La escuela El Porvenir es de la vereda El Desquite, en el corregimiento Río Blanco, a unos 3.600 m.s.n.m., en límites entre Manizales y Marulanda. Un alto, y no es del Alto de Letras (Tolima), podría detener la continuidad de estudiar en esta sede adscrita a la Institución Educativa Maltería con cerca de 50 estudiantes matriculados.
Cuando regresen de vacaciones sus aulas y pupitres cambiarán. Deberán desplazarse por unas dos horas para recibir clases en el colegio de Maltería, según la medida cautelar de una jueza que lleva el caso. Una orden que la Secretaría de Educación de Manizales debe cumplir lo más pronto posible, es decir a mitad de año.
Los herederos del predio realizan la sucesión. Algunos manifestaron renunciar a sus derechos y donarlo al Municipio de Manizales para que la escuela siga funcionando.
El secretario de Educación, Juan Carlos Gómez, afirma que tendrán las mismas dos rutas que existen para transportar a los niños. El asunto es que deberán hacer varios viajes y demorarían cerca de dos horas para recibir la primera clase del día.
Yeny Patricia García, mamá de dos estudiantes, espera en la cancha a que comience la reunión de padres. El asunto: frenar el traslado de los niños "Si cierran la escuela acaban con la comunidad. Esta zona tiene muchos niños, los pueden dejar sin estudiar o irse de aquí para otro lugar con mayores posibilidades para estudiar".
En algunos niños sus sonrisas caen cuando les mencionan estudiar en Maltería porque representa un cambio en sus identidades, estilos de vida y soportar por más horas los 5 grados centígrados de las madrugadas en el páramo.
Resuelven titularidad
La situación surge por un concepto emitido por la Unidad de Gestión del Riesgo de Manizales en el indica que la institución no tiene las condiciones de infraestructura óptimas para albergar niños.
Diana Marcela Bedoya, funcionaria de la Personería de Manizales, explicó que la comunidad inició una acción popular para que sea reparada y se le hagan las modificaciones que requiere.
La escuela espera reparaciones en cubiertas y cielorrasos.
Cuando la Alcaldía de Manizales verificó las condiciones para invertir en el predio se encontró que su dueño había muerto y no había sucesión para sus nueve herederos, además está entre Marulanda y Manizales.
La jueza que lleva el caso presentó una medida cautelar para trasladar a los estudiantes al colegio de Maltería, a unas dos horas de la vereda.
Diana Marcela Bedoya (izquierda), funcionaria de la Personería de Manizales, explica a Rubiela Castro cómo será la tutela en contra de la providencia judicial que podría detener el desplazamiento de los niños.
Duver Mora no quiere irse a Maltería. "Nos la pasaríamos de viaje en viaje y nada de clases. Tendría que madrugar más, llegaríamos a las 9:00 a.m., casi no estudiamos y en la tarde llegamos a las 4:00 p.m. y hay compañeros que están a dos horas de camino".
Los padres de familia la próxima semana presentarán una acción de tutela en contra de la providencia judicial para detener la medida cautelar, que tengan en cuenta el desplazamiento de los niños y el derecho a la educación y a la vida digna.
Los niños destacan que disfrutan vivir en la vereda y disfrutar de la cancha del colegio.
Jhon Faber Jaramillo, 10 años: Me gusta estudiar acá por la cancha y por mis compañeros de estudio. Agradecemos que tenemos un colegio en la vereda. Me parece bien ir a Maltería mientras arreglan la escuela, según dicen, porque está muy acabada.
Nicoll Dahiana Muñoz, 10 años: Me gustan los juegos y la cancha. Me gustaría estudiar en Maltería, tendría que madrugar más.
Nallely Zarasa, 9 años: En el colegio nos enseñan muchas cosas y jugamos en el parque. No quiero estudiar en Maltería, siempre madrugando y ese bus me marea.
Katherine Pinilla, 9 años: Me gusta estudiar aquí por las cartillas. No quiero porque tendría que madrugar mucho porque vivo lejos, madrugaría a las 4:00 a.m.
Sofía Forero. 8 años: Me gustan los juegos y la forma en la que enseñan. No quiero estudiar en Maltería porque quiero estudiar el año acá como mis hermanos.
Carolina Pineda, madre: No estoy de acuerdo con el traslado porque mi niña está muy pequeñita y se marea en el bus. Nadie le va a poner cuidado. Me gusta esa escuela porque nadie matonea a nadie.
Diana Aguilar, madre: No estoy de acuerdo porque tengo una niña de seis años y se puede marear en el bus. Hay que luchar para que no pase. Si dejamos bajar a los niños, cierran la escuela y nosotros nos iríamos. Estamos aquí es por la escuela.
Roberto Buitrago, padre: No estamos de acuerdo. Mis hijos ahora se levantan a las 4:00 a.m. y se van, para Maltería tendrían que hacerlo a las 3:00 p.m. Tengo que sacarlos a caballo. No es justo para ellos.
Juan Carlos Rincón, padre: Vivimos muy lejos. Se demoran más de una hora y los debo bajar en bestia (a caballo). Si se van para Maltería llegarían en la noche a la casa. Si acaban la escuela nos vamos de por aquí.
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