La educación se quedó sin vacuna

LAURA SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

Hace un año LA PATRIA contó el regreso a clases en una educación remota en colegios oficiales, después de decretada la cuarentena obligatoria en Caldas y en Manizales.

El 20 de abril Natalia Echeverri comenzaba sus clasesa distancia por medio de un computador con deficiencias en conectividad a internet para aprender y aprobar los contenidos de grado once en el colegio Instituto Manizales. A la vez lo compartía con su hermano Sergio, de 11 años.

Para este informe volvemos a buscarla para relatar lo que vivió en el 2020 y además como una forma de conocer el impacto de la pandemia en la educación. “El colegio nos solucionó esos conflictos de computador con mi hermano. Nos dio una tableta y todo fue más fácil durante todo el año. Tuvimos cobertura en internet (en el barrio La Avanzada)”.

Al mismo tiempo que terminaba su grado once, se preparaba para las pruebas Saber y cursó Universidad en tu colegio, con la Fundación Lúker y la Universidad de Caldas. “Me sentaba de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. para responder por las cosas del colegio y en la tarde con Universidad en tu colegio. Cuando mi hermano terminaba de estudiar me pasaba al computador. Terminaba a las 7:00 p.m.”, relata.

Natalia se graduó del colegio y recibió honores como Mejor Bachiller, pero también le quedaron estas reflexiones de la educación en pandemia: “Siento que fue un año muy regular porque los docentes se enfocaron en enviar trabajos y trabajos. La virtualidad no se compara con la presencialidad porque nos dictaban la clase y no a toda hora nos mandaban a actividades. Siempre era actividad sobre actividad”.

Una utopía

Al otro extremo de Caldas está el rector del colegio San Gerardo María Mayela, en Norcasia, Leonardo López, cuya experiencia se acerca a la de Natalia: “Creíamos que nuestros estudiantes eran expertos en redes sociales, y nos hemos dado cuenta de que en ese concepto de nativos digitales realmente estamos en pañales”.

Cuando hace un año se enteró de que debía cerrar el colegio, logró avisar a tiempo a sus estudiantes y maestros. “Hablé con el padre de la iglesia para que en la Santa Misa me dejara avisar sobre la situación. Luego ver las aulas vacías y los niños encerrados en sus casas fue muy duro, y empezar a escuchar cómo se afecta la salud mental de los estudiantes fue muy frustrante”.

El 2020 lo recuerda como un año perdido: “Esas competencias se han afectado de forma significativa y la única manera de recuperarlas es en el aula, en la que el estudiante aprende de sus compañeros. Estamos urgidos de que vuelvan al aula”.

La secretaria de Educación de Risaralda, Jimena Ruiz, define que la educación en pandemia fue una utopía, como en cualquier época en la que se demostró la incapacidad de los docentes por romper los métodos tradicionales de enseñanza.

Asegura: “Develó la fragilidad de nuestro sistema educativo, las brechas en conexión a internet y la tenencia de dispositivos electrónicos para hacerlo y la falta de capacidad de los padres de familia para acompañar procesos”.

Afectado lo superior

En la educación superior el impacto fue grande y hubo una adaptación en tiempo récord, como lo expresa el vicerrector de la Universidad Nacional sede Manizales, Camilo Younes. “La educación superior se ha concebido de manera muy importante en la presencialidad, pensando en los estudiantes porque su vida social es en la universidad. Las pensamos en la presencialidad y así deben ser”.

Da unos datos para pensar: cerca de 50 mil universitarios de Manizales no son de la ciudad y no tenerlos en la ciudad implica que se hayan afectado muchas dinámicas de la ciudad: “Somos generadores de unos 5 mil empleos directos. Los cálculos dicen que son cerca de $30 mil millones los que le ingresan por la presencia de los estudiantes”.

Laura Alzate, representante estudiantil de la Universidad de Caldas, plantea el impacto en estos términos: “Estábamos acostumbrados a un estilo de aprendizaje en relación estudiante-docente, con mayor interacción. En medio de la pandemia tuvimos una etapa de resignación y aceptación porque tuvimos que adaptarnos a dinámicas diferentes”.

Además, este año para la educación superior trajo otras luchas del movimiento universitario por la matrícula cero, el subsidio para pagos de matrículas a estudiantes de instituciones públicas. Laura sobre esto afirma: “La deserción no se puede negar por la matrícula y por falta de tecnologías y conectividad a internet. La U. de Caldas tiene 15 mil estudiantes y solo a cerca de 2 mil se les ha podido brindar herramientas de conectividad y 400 tuvieron equipos tecnológicos. Con la pandemia las brechas fueron más”.

Sin financiación

Luis Alfredo Gómez es el Secretario de Asuntos Pedagógicos del sindicato Educal, dice que la covid-19 expuso el poco crecimiento en presupuesto de la Nación para la educación en Caldas. “La educación ha venido en crisis porque el Gobierno no atendió los requerimientos de la financiación de la educación como debe ser”. Gómez expone estas cifras:

*En 1994 Caldas recibía $42 mil millones. En el 2001 $134 mil millones. En el 2012 fueron $179 millones y el año pasado $262 mil millones.

Estos datos los interpreta así: “En casi 20 años, la Nación solo aumentó $20 mil millones para Caldas. Es decir, que si se divide en 20 años, es decir que creció unos $4 mil millones anuales cuando se supone que la planta docente y la matrícula se sostiene, que la infraestructura se cae y que los recursos para alimentación y transporte escolar son menores”. Para Gómez, con este contexto, el impacto es negativo porque el servicio se ha ofrecido en la pandemia ha sido también con el aporte de los docentes.

“La pandemia nos enseñó la importancia de comprender el fenómeno vida, que como especie somos muy frágiles y que alrededor de la familia se teje el verdadero amor”. Jimena Ruiz, secretaria de Educación de Risaralda.