Tras un receso en el quehacer de llevar letras y números para el campo, y permanecer inmóvil “La Blanquita” (Así llamo a mi motocicleta en la que llevo los paquetes alimentarios y de guías a los estudiantes), por estos días de enero de 2021, me correspondió retomar la “Tarea” de educar en la adversidad. Sin embargo, las cifras de contagios y victimas a causa del covid – 19, la alerta creciente del colapso de las U.C.I y el desacato a las medidas de bioseguridad…hicieron me preguntara por un posible regreso a clases (alternancia), sin embargo recordé a Doña Marisleysis de la vereda la Trinidad “prefiero que mi hijo pierda el año, y no perder a mi hijo, un año se puede recuperar, un hijo muerto no”. La señora atinó proféticamente a lo que decidiría el Municipio de Risaralda en su Comité de Alternancia: durante el primer periodo no habrán clases presenciales.
En el entendido de reintegrarme, llamó mi atención la nota en la Patria La última estudiante de la escuela El Silencio (Lunes, Enero 18, 2021) en el reportaje, Laura Sánchez relata el drama de la estudiante Carol Vanesa Giraldo en Pensilvania Caldas, quien quedó sola en la sede el Silencio por falta de compañeros. Acto seguido con algo de turbación decidí indagar por mí grupo decimo 2021 en la I.E Francisco José de Caldas, descubrí lo siguiente:
Durante el año 2020 el grado noveno contaba con 18 estudiantes de los cuales, uno se retiró para ir al Ejercito Nacional, dos perdieron el año, dos se trasladaron a otra I.E, mientras que dos desertaron, uno de ellos no se vislumbra poder humano o amor materno que lleve a cambiar su decisión. Este estudiante reprobó y en consecuencia debe repetir, además el exestudiante se ocupó en la mina y “probó la plata”. El segundo desertor encontró más útil y grato transformar la tierra con su mano creadora y juntarse con su “Bonita”. Ambos desertores al igual que la Bonita son menores de edad, y quizá esperaron las tarjetas de datos que prometió el Gobierno el año pasado pero no fueron entregadas, la Bonita permanece en la I.E en grado decimo y muy probablemente será beneficiada con la SIM de datos para hacer las tareas (¿?)
El asombro no fue poco, sin embargo decidí en contra del deber de “hacer las mil tareas” del magisterio indagar por las cifras 2021 en cuanto a deserción, permanencia y matricula en el Municipio de Risaralda, hallé los siguientes pormenores: Durante el comienzo del año pasado la municipalidad entregó 1935 paquetes escolares, al finalizar 2020 se registraron en permanencia 1798, es decir se desvincularon 137 estudiantes, de los cuales 69 son desertores, esta cifra comparativamente con la matricula 2020 corresponde al 2% en esa estimación.. Es posible también señalar tomando como fuente la Secretaria de Educación Municipal (Corte al 19 de enero) que los 90 niños que venían en tránsito armónico en 2020, a la fecha solo se reportan 50, es decir de acuerdo con Ximena Ramírez (Secretaria de Educación) “[…] hay 40 niños que no sabemos pa donde se fueron”.
En la búsqueda de ilustración que permitiera afianzar mi óptica, encontré que en 2020 la matrícula en este municipio fueron 1798 estudiantes (reporte fin de año 2020) frente al avance de 1575 registrados a la fecha de corte. Es decir se esfumaron 223 estudiantes. Lo anterior lo encontré preocupante, por lo mismo busque visualizar en los municipios de la subregión bajo occidente caldense (Anserma, Belalcázar, Risaralda, San José y Viterbo) eventual respuesta a la fuga de los pupilos. En realidad en su celeridad, la Coordinadora vía WhatsApp, recién me envió la tarea 1001 y debería dedicarme a diligenciar los formatos y asombrarme con el paisaje cultural cafetero. No fue así, los docentes T.N.T (Tercos, Necios y Testarudos) difícilmente abandonamos la tarea iniciada y estas cavilaciones deben ser concluidas y plasmadas en texto.
De manera tal que terca, necia y testarudamente traté de encontrar posibles respuestas a la deserción escolar y la ¿migración? de los educandos, insistí en obtener información de la subregión, y lo observado es menos preocupante en el resto de municipios a excepción de Anserma en comparación con Risaralda. Por ejemplo Anserma supera a Risaralda y al resto de municipios, presenta 140 “posibles desertores”, que explica 4,1 % de “participación en la cifra departamental” de deserción. De otra parte, para el 2020 registró una matrícula de 5067 estudiantes, a fecha de corte presenta un avance de 4298 (el 84,8 %) para un faltante de 769 educandos.
En Belalcazar, los “posibles desertores” se estiman en 58, el 1,7 % de “participación en la cifra departamental”, la matricula en 2020 arrojó 1821, mientras el corte 2021 reporta 1563 estudiantes, un faltante de 258 aprendices, quienes de seguro no están en Risaralda o Anserma. En San José, los estimados señalan 40 “posibles desertores”, 1,2 % en la cifra departamental, mientras el avance de matrícula ofrece: 830 estudiantes en 2020 frente a 418 en la fecha de corte, es decir solo la mitad más un 0,3 % se encuentra en el sistema de matrículas. Este hecho atípico tiene consecuencias para la asignación de recursos y también para los docentes: a menor número de estudiantes, menor número de profesores.
Este municipio y bajo estas circunstancias puede replicar desastres semejantes a “La última estudiante de la escuela El Silencio”. Próximos todavía al valle del Risaralda, en Viterbo, las condiciones son un tanto más alentadoras en relación a San José, p. ej. la tasa de posible deserción es de 45 estudiantes, 1,2 % en la participación de la escala departamental. La matrícula y sus estimaciones en 2020 arrojaron 1994 estudiantes, frente a 1788 a la fecha de corte. Faltan 206 estudiantes que con certeza no migraron a las II.EE de los municipios anteriores.
“La tarea 1001” debe seguir esperando, mientras tanto, próximo a las conclusiones de este texto, la subregión a fecha de corte presenta 350 posibles desertores, 10,2% del estimado departamental, cifra además de alta, alarmante y conducente a las preguntas ¿por qué desertan los estudiantes, por qué la escuela no es atractiva, que le falta a la escuela para seducir a los jóvenes en especial aquellos del área rural, es posible que a los estudiantes la pandemia les abrió la posibilidad de reconocer situaciones de carencia a las cuales el Estado Social de Derecho no da respuesta…?. Sumado a ello, en el área el avance de matrícula arroja un faltante de 1868 estudiantes frente a 11510 matriculados en 2020.
De manera anexa a nivel departamento la matricula en 2020 registró 85672 estudiantes frente a un avance a fecha de corte de 69 974, es decir no solo a nivel subregional la matricula ha quedado corta, a nivel departamental las cifras arrojan como “perdidos” a 15 698 jóvenes a los cuales, la sociedad, la familia y el estado les deben devolver las esperanzas en una escuela de naturaleza compleja, mas ahora en tiempos de pandemia.
Por ultimo mientras la realidad ofrece cifras que permiten hacer un balance y entrar en acción, recuerdo que me reintegré a educar en la adversidad y con vuestro permiso, me esperan las una y mil tareas del Magisterio, y vaya coincidencia, ninguna de ellas apunta a resolver las realidades tercas, necias y testarudas que más arriba se describen como los retos de la educación en la adversidad
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