Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA I Manizales
La última vez que el profesor Emilio Díaz caminó dos horas y media de ida desde el corregimiento de San Diego (Samaná) hasta la escuela de la vereda Alejandría sintió que las piernas se le doblaban. Eso nunca le había ocurrido en los cuatro años como docente en el caserío. “Es que no había vuelto por lo de la pandemia. Uno va perdiendo el ritmo y siente hasta calambres”.
Este docente de 55 años enseña en la sede educativa más apartada de las 97 que tiene Samaná, el municipio más grande de Caldas. Los domingos en la tarde o los lunes en la madrugada, en tiempos sin obstáculos como el virus, emprende su viaje a pie y en botas pantaneras hasta Alejandría, donde lo esperan 13 alumnos.
El mes pasado decidió volver con una misión: “Que los niños no se atrasen más en el estudio”. Salió, primero que el sol, con un morral cargado con fotocopias de guías y talleres de matemáticas, lenguaje, ciencias naturales. Además, de tapabocas y otros elementos de bioseguridad con el propósito de compartirlos con los estudiantes.
Como siempre pasó por las veredas El Rosario, La Primavera y El Tesoro. Sobrepasó las quebradas Los Cauces; Caño de la Laguna; San Pedro, además Las Delicias, que se crece en invierno y le impide seguir por no tener puente.
En su largo camino, que incluye el cañón del río Samaná Sur en el límite Caldas –Antioquia, reflexionó sobre las condiciones actuales de la educación en casa, ordenada por el Gobierno nacional ante el coronavirus. La realidad: solo cuatro de sus alumnos tienen celular, lo que obliga a utilizar material físico para sus clases.
En las zonas rurales de los 26 municipios de Caldas, diferentes de Manizales, estudian cerca de 30.000 niños y adolescentes en 886 sedes. “…la mayor parte de las familias no cuentan con acceso a internet, lo que lleva a los docentes a buscar otros medios para interactuar con estudiantes y padres”, indica la Gobernación, en un diagnóstico elaborado en el comienzo de la emergencia.
Entrega
El profesor estuvo 10 días en su escuela. “Cada día atendía varios niños, menos de 10 como lo ordenan las medidas. Les di clases de preescolar a cuarto, y les entregué material, que elaboramos en el colegio”.
Las estrategias de la Secretaría de Educación departamental incluyen distribución de guías de las asignaturas, adaptadas al contexto de cada sede. “Atienden a lo propuesto en las mallas curriculares, teniendo en cuenta la posibilidad de comprensión de los estudiantes y padres, desde sus hogares para adelantar procesos de estudios de y aprendizaje no dirigidos en forma presencial”.
En ese sentido el profe Jesús Emilio tiene claro un punto más exigente. “Es que en veredas como Alejandría hay padres que no saben leer y tampoco escribir. Entonces, el material que llevamos es muy didáctico para que lo entienda toda la familia”.
En Caldas, sin contar la capital, la tasa de analfabetismo es del 6,9%. En Colombia es del 5,18%. En otros departamentos la cosa está peor, Sucre (12,4%), Chocó (14,8), Córdoba (11,5) y Guajira (17%). Manizales está en 3,63%.
El secretario de Educación de Samaná, Edison Andrey Gómez, dice que los maestros han sido recursivos para atender a los 3.553 matriculados, al 31 de enero, en las zonas urbana y rural de Samaná, entre ellos los 635 del colegio Félix naranjo, al cual está adscrita la escuela de Alejandría.
Comenta: “Además de la utilización de plataformas para quienes tienen internet, se llevan cartillas físicas a lugares estratégicos donde son recogidos por los padres. Algunos docentes les dan clase a dos o tres alumnos, de manera presencial con la bioseguridad requerida”.
Jesús Emilio, ante el aumento de coronavirus en el país y las advertencias de colegas docentes, ha preferido por ahora esperar en San Diego a los padres para entregarles y recibirles las tareas de Maryeli Henao, César Galvis, Alejandra Galvis, Brayan Monsalve, Keimer Henao, Julián Tabares, Yeraldin Arcila, Felipe Galvis, Anderson Serna, Daniela López, Xiomara Galvis y Cristina Galvis.
Lo que pasa, añade, es que enseñar es una pasión. Eso lo sintió desde que asesoró a estudiantes de Riosucio para un grado en medioambiente con la Universidad de Caldas. Precisamente la naturaleza junto con la educación y caminar son las actividades preferidas de este licenciado en educación ambiental y especializado en docencia universitaria.
Desde hace 10 años es educador. Antes dictó clases en las veredas La Esmeralda, El Tesoro y Belén Bajo, también entre las más apartadas de Samaná. “Disfruto el paisaje y compartir con la comunidad. Concluye: “Me gustan los lugares lejanos, donde viven los niños más vulnerables y necesitan de un profesor”.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015