Un paso hacia la transparencia

El alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, y la directora de la Agencia Nacional de Contratación, María Margarita Zuleta, presentaron el pasado miércoles el proyecto Urna de Cristal, con el que se busca darle total transparencia a la evaluación de proponentes y a la adjudicación de contratos de toda índole en la administración municipal. Así cumple el mandatario uno de sus compromisos de campaña, del cual se espera que funcione a la perfección y sirva para evitar los malos manejos del erario que se han dado con frecuencia en el pasado.

Es evidente que la corrupción, en la que Colombia ocupa desde hace años un deshonroso lugar (y Caldas no se queda atrás), tiene en la contratación un terreno fértil, por lo que se requiere la aplicación de todo tipo de estrategias para tener controlado el fenómeno y lograr que lo público sea manejado en forma responsable, al punto que los organismos de control puedan trabajar más en los terrenos de la prevención, para que de verdad los recursos del Estado rindan y generen mayores beneficios a los ciudadanos. Tener una sola matriz para la presentación de los pliegos de condiciones y vigilar cómo se evalúan es un paso fundamental en esta dirección.

Es muy significativo el acompañamiento que hace la Presidencia de la República a este proceso, con el fin de garantizar que no se quede solo en una loable idea, y que termine inactiva e ineficaz. Los contratistas deben ser los primeros interesados en que se cumpla con todo lo establecido en el programa y que la información de los contratos, en todos los momentos y etapas, esté disponible de manera transparente, sin permitir que la escogencia se haga a dedo o con desventajas para algún participante.

Los ciudadanos debemos estar vigilantes de que ningún contrato se entregue en forma amañada, que las reglas de juego se respeten y que todo se ejecute como debe ser. No se trata solo de que la administración fije unos protocolos, que quienes califican las propuestas las sigan y que los contratistas asuman sus tareas, sino que todos los manizaleños podamos saber con precisión cómo se invierte el dinero que se recoge por impuestos y que la calidad de las obras o de los servicios que se presten con tales recursos corresponda a las necesidades de desarrollo.

Debe buscarse la manera para que la Urna de Cristal tenga un ensamblaje perfecto con la plataforma electrónica en la que funciona el sistema de contratación pública Secop, al que deben ir todos los contratos, con el objetivo de que no haya lugar a engaños, pues sabemos de la insana creatividad de los corruptos para saltarse las reglas y jugar con los recursos oficiales. Exaltamos el compromiso del mandatario local para cumplir con su promesa de campaña, y esperamos que la iniciativa se ejecute con rigor, y siempre con el espíritu de transparencia y publicidad previa a las contrataciones.

Ahora bien, además de la limpieza en el proceso contractual se necesita que los funcionarios públicos se enfoquen en lo que realmente es prioritario, y que los proyectos sean planeados con precisión y cuidado, para que finalmente la ejecución no se convierta en una cadena de aplazamientos y adiciones presupuestales, que terminan siendo el mecanismo a través del cual se despilfarra el dinero. Los ciudadanos también debemos estar muy atentos a estos detalles y ser exigentes con quienes ejercen las labores de administración.

Si esta idea funciona bien en Manizales, sería una interesante oportunidad para el resto del país y el gobierno central para hacer más diáfano todo el sistema de inversión de los dineros públicos. No son pocos los escándalos de corrupción que hemos vivido durante los años recientes en diferentes sectores, comprometiendo cuantías multimillonarias, por lo que sería muy útil que todo el país se comprometiera en que no haya grietas favorables a los ladrones de cuello blanco.