Hay grandes estructuras en el mundo que están pensadas para nunca terminarse. La catedral de la Sagrada Familia en Barcelona (España) es un clásico ejemplo de ello, pues ha tardado décadas su construcción y aún no culmina. De hecho, la Catedral de Manizales, cuando se ideó, se trató de tal manera que por dentro la terminara el hombre y por fuera la naturaleza. Finalmente se descartó esto, pues cayeron en la cuenta de que en una ciudad húmeda como la nuestra, las enredaderas podían deteriorar la edificación. Esos son proyectos pensados de esa manera. En las obras públicas se ha vuelto costumbre que lo que se deja pendiente para terminarlo luego difícilmente se haga.
Este es el temor de que se haya recortado el presupuesto y el total de las obras proyectadas en Expoferias, el Centro de exposiciones y ferias de Manizales. Esta antigua bodega de alimentos que luego fue fábrica de camisas se había convertido en una bodega subutilizada, cuando el entonces alcalde interino Carlos Parra Cifuentes negoció con Arrow y logró que Infimanizales adquiriera el bien para convertirlo en el lugar para los grandes eventos de la ciudad, y a fe que se ha logrado, a pesar de no ser precisamente un lugar construido para ello. Bastaron unas inversiones para irlo adecuando poco a poco, pero era evidente que se necesitaba un presupuesto grueso para llegar a lo que se pretendía.
Así fue como la Administración municipal liderada por Jorge Eduardo Rojas Giraldo, hoy ministro de Transporte, logró cofinanciación con Fontur para llevar a cabo estos trabajos para esa estructura que tanto bien le hace a la ciudad. Después de un largo proceso, que dilató el arranque de las obras por meses, mediante licitación pública, el Consorcio Constructores Manizales se quedó con la adjudicación. Ahora nos enteramos de que hubo lo que el constructor llama complementos, que no son otra cosa que cambios a los diseños. Esto implica no hacer buena parte de los trabajos para mejorar el acceso, para garantizar una mejor superficie para los parqueaderos y para modernizar el mall de comidas que tanta falta hace. Un recorte en el presupuesto de unos $550 millones a los $8 mil 300 millones aprobados.
Invitamos a la Administración municipal, a Infimanizales y a Fontur a buscar los recursos para hacer la obra tal y como se previó inicialmente. Si bien se ha considerado que es más importante lo funcional que lo estético, realmente un mejor acceso a Expoferias y un parqueadero en mejores condiciones, así como un sitio más apropiado para las comidas que sirva a todos los asistentes, son necesidades para cualquier centro de ferias en el mundo. Por eso en este caso, como en muchos otros ejemplos, a lo que los constructores y contratistas llaman estético no es menos importante que el pabellón central, en donde se centran los mayores cambios. Las obras están proyectadas para ser terminadas en septiembre, tiempo suficiente para buscar esos recursos y no dejar para una segunda fase lo demás, pues la experiencia nos indica que esas segundas fases tardan en llegar, cuando llegan, pues en muchas oportunidades se quedan apenas en una obra inacabada.
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