
JUAN CARLOS LAYTON
LA PATRIA | MANIZALES
Las empresas Asociación Victoriana de Cacaoteros (Asovica) y Dachi-Ambacheque, de Riosucio (Caldas) se convirtieron en ejemplo nacional.
Después de competir entre unas 170 iniciativas de negocios nacionales, estas dos empresas estuvieron entre los 15 proyectos que fueron seleccionados por la Incubadora Empresarial Gestando y la Unidad Especial de Organizaciones Solidarias de Colombia, antigua Dansocial.
El reconocimiento fue durante el pasado IV foro que se realizó en Bogotá, con el nombre de “empresas de economía solidaria, motor del emprendimiento”, después de realizar la convocatoria nacional Ideas de Negocio.
Al final fueron reconocidas las 15 ideas de negocios, entre ellas dos de Caldas, que recibirán el apoyo en la conformación de su empresa basada en modelos de economía solidaria.
Según Luis Eduardo Otero Coronado, Director nacional de Organizaciones Solidarias, la tarea es orientarlos en temas como producción, comercialización y distribución nacional e internacional.
Además se les brindará el acompañamiento en sus planes de negocio con gestores empresariales expertos administrativos, contables, operativos, financieros, marketing y legalidad.
En diálogo con LA PATRIA, las dos empresas contaron su experiencia y el plan de crecimiento que proyectaron en sus empresas.
El fin, mejorar la cacaocultura regional
Asovica es una organización conformada por discapacitados, desplazados, adultos mayores, familias guardabosques y liderada por mujeres cabeza de familia del municipio de Victoria (Caldas).
De acuerdo con Gloria Inés Cardona Montaña, representante de la empresa, la idea surgió debido a que algunos productores no saben cosechar, fermentar y secar bien el cacao, por lo que optaron por este proyecto para tener asesoría y tecnología para optimizar la calidad del producto.
Su trabajo comenzó hace cuatro años, con una báscula que les regalaron y un capital de apenas $600 mil para comprar cacao, trabajo de comercialización que iniciaron en octubre del 2009.
Según Gloria, un malestar era la alta intermediación que había para vender el producto, motivo por el cual quienes dominaban el mercado, lo compraban a cualquier precio.
"Cuando comenzamos había 13 intermediarios, y el precio lo ponían ellos a lo que quisieran, era una injusticia, por eso, al conformarnos, la principal tarea fue sustentar un precio y venderlo directamente, hecho que nos hizo tener una mejor participación y acceder a un mayor valor".
Asegura que ha sido tan positivo el proceso, que incluso pasaron de precios de $2 mil 800 el kilo, a un promedio de $5 mil, en su mejor momento, eliminando de paso los intermediarios.
Unido a ello, optaron por sumar más asociados con una inscripción de $30 mil, y una cuota única de $50 mil. Esto les permitió pasar de unas 46 personas a un promedio de 335 productores en la actualidad. Esto además de tener la opción de venta directa de unas 60 toneladas al año a entidades como Casa Lúker y la Nacional de Chocolates.
Valor agregado
Aunque Gloria reconoce que el proceso sigue siendo duro, y hay ocasiones que no tienen ni para comprar el cacao, la solidaridad y el amor que todos le ponen al proyecto, permite que sigan adelante, pues algunos incluso dejan el grano y después cobran. Esto además del apoyo de entidades como la Fundación Darío Maya.
También les falta construir su sede, pero con el proyecto que recién les aprobaron, esperan que esto también cambie. Además proyectan estrategias para exportar y definir opciones para procesar su materia prima y sacarlo como chocolate o chocolatinas.
Otro reto es adquirir nuevas certificaciones ambientales y de comercio justo, que le den un valor diferencial a las cerca de 800 hectáreas que hoy tienen por medio de esta asociación.
“Con esta iniciativa no sólo las personas de Victoria estaremos bien, sino que vamos a jalonar a los productores de otros municipios como Norcasia, Marquetalia y Samaná que no se han podido asociar. La idea es invitarlos a que se organicen y mejoren los procesos de cosecha y poscosecha".
También cree en la posibilidad de contemplar otros productos, o por lo menos buscar la forma de mejorar el comercio de alimentos perecederos como el aguacate y el plátano.
Para que conozcan nuestra etnia
, traduce “nuestra gente” en dialecto Embera Chamí. Este es un proyecto de turismo religioso y etnoturismo.
Ramón Libardo Pillimué, líder de la organización, destaca que en Riosucio el 90% de la población hace parte de comunidades indígenas, por lo que la meta es organizar eventos etnoturísticos, que incluyan foros, seminarios, coloquios y conferencias, además de recorridos turísticos para promover principalmente el resguardo indígena de San Lorenzo, a 12 kilómetros del municipio.
Por ahora la empresa es solo un proyecto que está en proceso de conformación, y al cual se le apuntó a raíz de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero. Sin embargo, los cerca de 200 asociados esperan que en unos dos o tres meses se conforme la empresa.
Resaltan que la ayuda de la Cámara de Comercio, la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Riosucio fue valiosa para promover planes de turismo, de tal forma que conozcan su cultura, su riqueza cultural y se promuevan las artesanías y productos.
"La iniciativa empieza con seis personas que trabajamos el turismo, en coordinación con la alcaldía municipal y el resguardo indígena, con miras a consolidar una sola organización que reúna transportadores, dueños de caballos de alquiler, propietarios de hoteles, restaurantes, atractivos y alojamiento en zona rural, con el propósito de lograr el desarrollo turístico para la región”, indicó.
Los productos
También destacan entre sus riquezas la calidad del medio ambiente, su calidad cultural, el turismo religioso, que fue la primera idea que se creó. Esto además de sus trabajos artesanales en guadua y la fortaleza cafetera, con cafés especiales en varios resguardados como Cañamomo.
Entre las asociaciones que hoy tienen y que esperan integrar en este proceso se cuentan la Asociación de Indígenas de paneleros de San Lorenzo (Ainpas), cuya representación incluye160 asociados productores de panela y derivados de la caña como blanqueados, colaciones, miel, panela pulverizada, y panela en bloque, entre otras.
Además de la Asociación de Pequeños Productores de Café (Asprocafé Ingrumá), con 1.500 asociados, pertenecientes a los departamentos de Caldas, Antioquia, Risaralda y Quindío.
Otra es la Asociación de Indígenas de Productores de Café (Asicafé), con 60 asociados que procesan el café especial y tiene comercio con Estados Unidos.
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