MIGUEL ORLANDO ALGUERO
El viernes por la noche funcionarios de la Alcaldía de Manizales y miembros de la Policía, según vendedores ambulantes, organizaron vallas por la carrera 23. Al amanecer del sábado, los informales se encontraron con que solo podían ingresar quienes tuvieran permiso.
Las fotos en redes sociales el sábado por la tarde mostraron los controles en esta popular carrera que volvió a ser peatonal, como en repetidas ocasiones, pero también evidenciaron el desborde de personas que se volcaron a la 23 por esta época decembrina.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente, la razón de la peatonalización entre Frisby y El Parque Caldas, o entre las calles 23 y 30, más las restricciones para el acceso de informales, es evitar aglomeraciones en el sector.
Estas medidas generaron inconformismos entre quienes no pudieron ingresar, y percepción de seguridad y control para quienes venden sus productos en la zona delimitada por vallas. Así lo manifestaron en un recorrido que hizo ayer LA PATRIA para la carrera 23.
Adentro
José Orlando Alzate es comerciante de medias y tiene su punto en este lugar. Comentó que sus ventas han mejorado en estas dos semanas de diciembre y con el cerramiento de la carrera mejoró la seguridad para las personas que llegan a comprar.
“Gracias a los agentes de la Policía y funcionarios de la oficina de Espacio Público se ha logrado mantener en orden el flujo de personas, incluso para poder ingresar les piden tener tapabocas. Para nosotros es una buena estrategia”, dijo Alzate, quien está registrado en la Alcaldía y lleva por lo menos 20 años trabajando en el comercio formal e informal.
Afuera
Gerardo Díaz está entre quienes se quedaron por fuera. Denunció que hay una persona manejando a los informales y, según él, lo convirtió en un negocio. “Está dando un carné a quienes están afiliados al sindicato de informales, con eso pueden entrar. Estamos pidiendo igualdad. Tengo el estudio del 443 (decreto) y con eso prácticamente tengo mi permiso”.
Indicó que no les avisaron de los cierres ni de las restricciones para vender. “Estamos fregados. Cuando llegamos el sábado ya estaba todo tapado. Necesitamos vender para conseguir la comida de diciembre. No es justo”.
El 443
Adentro o afuera, informales se aferran a cualquier identificación que les dé el aval para vender en esta zona. Algunos acuden al Decreto 443 de 1999, que regula el espacio público de la ciudad y estipula dónde, cuándo y cómo se puede ejercer la actividad comercial informal.
Según registros de la Secretaría de Medio Ambiente, en Manizales tienen permiso 630 personas, conforme al decreto, para usar el espacio público con ventas informales. En la 23, desde el sábado, lo pueden hacer 84, de los cuales 20 trabajan en módulos metálicos y 55 en ventas estacionales y el resto en puntos fijos.
35 uniformados de la Policía controlan el acceso a la carrera 23 en dos turnos que van desde las 6:30 a.m. hasta las 9:00 p.m. Sus funciones: exigir el uso correcto del tapabocas y controlar el acceso de informales.
Efecto rebote
Gabriel Moreno Tamayo, líder de los vendedores informales del centro, señaló que la situación de la 23 tuvo un reflejo o efecto rebote, ya que la Alcaldía pretendía que la 23 no tuviera aglomeraciones de vendedores y ciudadanos, pero, al contrario, los filtros y las vallas generaron más concentración.
“Nos dijeron que iban a intervenir la 23 para buscar el distanciamiento entre los vendedores, pero no especificaron, y con gran sorpresa vi el sábado acordonada la carrera”, señaló.
Agregó que es más la población sin permiso que con permiso. “Están hablando de 85 vendedores, pero con cifras de la Secretaría hay un promedio de 380 informales, que se incrementan a 470 por las tardes, incluidos los que tienen permiso”.
Alcaldía
Juan Camilo Arroyave, secretario de Medio Ambiente, sostuvo que se reunió con comerciantes informales para socializar la medida. “La intervención se realizó después de conocer diferentes denuncias hechas por ciudadanos y comerciantes formales, quienes expresaron su preocupación por las aglomeraciones en medio de la pandemia que se presentan en el centro de la ciudad en esta época navideña”.
Puntualizó que los controles se basan en una evaluación de las condiciones de aglomeración de algunos sectores, que hicieron las secretarías de Salud, Gobierno y Medio Ambiente, y la Policía. “Tenemos dos objetivos: controlar las aglomeraciones y reducir el flujo de vendedores informales que no tienen ninguna autorización para estar en la 23”.
Explicó que arrancaron el sábado y tienen pensado ir hasta la primera semana de enero. Aclaró que la Alcaldía no está entregando permisos, porque está en el proceso de construcción y búsqueda de insumos para la política pública de vendedores informales.
“Como secretario y Administración nos encontramos en un paragón por hacer o no hacer, esto es un ejercicio de control territorial para evitar concentraciones de personas y tomar medidas que cuiden la salud de los manizaleños. La invitación es a que ni informales ni ciudadanos desborden la 23”.
Intentos
¿Se podría peatonalizar la carrera 23, por lo menos por horas? La propuesta que se ha planteado en la ciudad desde hace 35 años, tomó fuerza durante la administración de Luis José Restrepo (marzo 25 de 1981- agosto 30 de 1982), cuando la semipeatonalizó.
Aunque en administraciones como la de Néstor Eugenio Ramírez se planteó esta posibilidad, posteriormente el tema quedó en el olvido ante el crecimiento de la ciudad y la congestión vial. En el 2017, la Alcaldía de Octavio Cardona, con el apoyo de la Asociación Cívica Centro Histórico, propuso un primer ensayo de peatonalizarla cada viernes.
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