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¿Hay igualdad para ellas y ellos en el trabajo? La respuesta contundente de María Alejandra Jiménez Ospina, especialista en estudios de mujer y género, es no.
En su concepto, aunque hoy en día en Colombia hay mayor inserción de la mujer en el mercado laboral, y algunos sectores respetan la Ley de cuotas, que indican que ellas deben ocupar al menos el 30% de los cargos directivos en el sector público, para esta experta, aún persisten estereotipos y una discriminación hacia la mujer, que mantienen al país en una condición de desigualdad social.
Los recientes indicadores de ocupación por género, entregados por el DANE en su estudio sobre mercado laboral, destacan que en el primer trimestre del 2016, la tasa de participación de las mujeres fue del 54,0%, la más alta de los últimos 16 años. Pese a ello, en el caso de los hombres fue del 74,6%.
Mientras tanto, la tasa de desempleo en los hombres bordeó el 8%, contra casi el doble en las mujeres, el 14,2%.
De acuerdo con Jiménez Ospina el problema es que aún falta conciencia empresarial, tanto en el sector público como privado, para entender su importancia en el contexto social, político y económico.
Durante la conferencia que dictó la experta el pasado jueves en Manizales, invitada por Coomeva, habló sobre varios fenómenos que plantean algunos expertos como el llamado "techo de cristal”, "el techo de cemento", y el "suelo pegajoso", entre otros problemas que muestran los obstáculos que enfrentan las mujeres para lograr una equidad de género y ascender en posiciones directivas.
Estereotipos
– ¿Cuáles son los estereotipos que aumentan la discriminación en el mercado laboral?
Existe una teoría llamada el "techo de cristal", que nació en los años 80 y evidencia esos obstáculos para que la mujer ascienda, sobre todo en posiciones directivas, por tres razones principales. Primero, por la concepción de que la mujer es quien genera la vida, y que se genera una baja para las empresas al momento de enfrentar un embarazo. También se considera que la mujer, por ser sentimental y tener ciclos hormonales diferentes a los del hombre, tiene poco criterio para discernir, por ello se cree que son emocionales a la hora de tomar decisiones y no racionales. También hay discriminación con respecto a la toma de decisiones. Estos se suman a otros fenómenos que alejan a la mujer del mercado laboral.
– ¿Qué otros, por ejemplo?
Hay uno que se llama el techo de cemento y es cuando las mujeres no tienen unos referentes para seguir. Sin embargo, en el caso de Colombia este fenómeno es de los que menos efecto tiene, pues hay mujeres líderes por todo el país. Lo que sí se presenta es el llamado suelo pegajoso en el que las madres y esposas cumplen esa doble jornada de mujeres que laboran y después llegan a la casa a ejecutar las tareas de ser mamás. También se genera el llamado techo de diamante, en especial en población joven, a veces con baja autoestima, que busca ser apreciada a través de cirugías plásticas, y una estética atractiva, para sentirse como las "mujeres llavero", que hacen compañía, pero hablan poco. Eso sucede cuando el hombre es considerado objeto de aprecio, y ellas objeto de deseo.
– Pero en algunos casos, más que discriminación, a veces se generan estos fenómenos por a problemas educativos, vacíos, o decisiones personales...
Eso es cierto, por esto creo que es desde lo educativo que se deben reducir estos fenómenos. La meta es evitar, por ejemplo, la deserción escolar, porque generalmente hay mayor deserción de las mujeres, ante todo en la formación profesional. Eso también influye en sus aspiraciones. Hay un estudio que indica que del 80% de las mujeres que se educan, el 20% solamente pasan a ocupar cargos directivos, y del 20% de los hombres que se educan, el 80% pasa a ocupar cargos directivos.
Machismo
– ¿Las parejas influyen en estos indicadores?
Por su puesto, porque llegan a casa y en ocasiones se preguntan quién va a cuidar los niños, si su esposo también trabaja. Por ello, un aspecto que se plantean hoy en día es ¿qué pasaría si la mujer es la que trabaja y el hombre se queda en casa?. Eso se vuelve complejo, porque la sociedad también cuestiona al hombre si es suficientemente varón, como para permitir que la mujer labore, mientras él cambia pañales en casa. Hay una población joven que le está apostando a este cambio, acabando con estos estigmas, y permitiendo que si la mujer tiene más opciones de avanzar, que lo haga.
– ¿Persiste el machismo?
Es demasiado, pero no solo en hombres, sino en mujeres. Faltan herramientas para empoderar a hombres y mujeres y lograr que sean distintos. Colombia es en general un país machista, pero también hay que tener en cuenta que machismo tampoco se puede utilizar como un término peyorativo, pues también se ha relacionado con el patriarcado.
– ¿Hay discriminación salarial?
Ya no es tan agudo en Colombia. En sectores como la docencia, que conozco bien, esa valoración está basada en su conocimiento y experiencia, y no en su género. Sin embargo, en el sector empresarial, aunque puede que no haya diferencia por ser mujer o hombre, sí se evidencian distinciones en la asignación de cargos, ante todo en los medios y en los altos. También les recargan más trabajo a ellas generalmente.
– ¿La ley de cuotas es buena, o también se vuelve discriminatoria?
Es bueno que haya unos indicadores, pero sería importante que no fuera por obligación o por cumplir la Ley, sino por respetar esa equidad de género. Debería ser 50%-50%
Los cambios
– ¿Cómo está Colombia frente a otros países?
Los indicadores son malos. Colombia ni siquiera hace parte del estudio de política de equidad de género del Observatorio de Género de la Comunidad Europea. En Latinoamérica están Guatemala, Honduras, México y Argentina, pero si ni siquiera estamos en los estudios y en las empresas no se está midiendo, no podemos decir hasta qué punto los fenómenos son responsabilidad de las empresas, de las mujeres, del sistema educativo o de lo público.
– ¿Además de poner en evidencia todos estos problemas, qué se esta haciendo para mejorar la equidad laboral?
Se necesita una política de equidad de género. La Cámara de Comercio de Medellín publicó un manual de cómo las empresas pueden ganar un sello de responsabilidad de equidad de género, así como los sellos de responsabilidad social empresarial y demás certificaciones. También hay dos ONG que hacen un informe de la situación de violencia de niñas y mujeres en Medellín, en escenarios como medios de comunicación, empresas, escuelas y universidades, sector laboral, y en la industria del entretenimiento y el espectáculo.
– ¿Hay empresas que ya son ejemplo en equidad de género?
Es una tarea que aún comienza, pero ya las hay, aunque hay algunas compañías son temerosas en el asunto, pues se puede interpretar como que ahora todo se hará a favor de las mujeres. Eso genera cierta contrariedad. Sin embargo, ya se piensa en aspectos como una jornada laboral distinta para que las familias puedan ver a sus hijos y coincidan con los horarios escolares, o en guarderías en las empresas. Esto se volvió una tendencia en todo el mundo.
¿Y en su casa cómo están en condiciones de equidad o quién manda?
El amor, mi pareja y yo somos un equipo y por esta razón los dos estamos al frente tanto en el aspecto laboral como en los oficios y tareas que hay que hacer en casa.
* "Más que el debate de las cuotas de ley, se debe atacar más el fenómeno social, desde el núcleo familiar, y pensar en cómo se están formando y educando las hijas e hijos".
* "No se trata de hablar de feminismo de equidad ni la igualdad, sino de la diferencia, partiendo de que cada uno de los géneros ocupe su lugar, respetando el lugar del otro".
* "Comenzamos con mujeres que ocupan un mercado laboral muy operativo, como secretarias, y asistentes, pero en lo gerencial falta mucho", destacó.
Mercado laboral
* De acuerdo con el estudio reciente del DANE sobre mercado laboral, la tasa de ocupación de las mujeres en el primer trimestre del 2016 fue del 46,4%, la más alta en los últimos 16 años. En el mismo periodo del año anterior fue de 46,3%.
* La posición ocupacional que más ocuparon las mujeres fue como trabajadora por cuenta propia, con el 40,3%, seguido de obrero, empleado particular (incluyendo jornalero y peón) con el 39%.
* El estudio también revela su menor participación en altos cargos. Como patrón o empleador, la tasa fue del 2,4%.
* Por rama de actividad, la mayor proporción de mujeres se ocupó en comercio, hoteles y restaurantes con 36,0%, seguido de servicios comunales, sociales y personales, con 31,3%.
* La actividad que menos ocuparon las mujeres fue construcción con el 0,6%.
Hoja de vida
María Alejandra Jiménez Ospina es comunicadora corporativa, magíster en comunicación estratégica y especialista en estudios de mujer y género. Realizó estudios de mujer y género en Raritan Valley Community College, USA y es docente catedrática de pregrado y posgrado en la Universidad Eafit, U Autónoma de Latinoamérica y Fundación Universitaria Luis Amigó.
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